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Tras la crisis de los rehenes, Mali celebra a sus héroes y vuelve a trabajar

Categorías: África Subsahariana, Francia, Mali, Desastres, Guerra y conflicto, Medios ciudadanos, Relaciones internacionales, Últimas noticias
Touriste protégé par les forces maliennes par Pablo Esquer CC BY 40 [1]

Turista protegido por fuerzas malienses. Imagen de Pablo Esquer (CC BY 4.0).

Hombres armados atacaron un hotel en Bamako y tomaron a 170 personas como rehenes [2] el viernes 20 de noviembre. Según los últimos conteos, al menos 21 [3] huéspedes y trabajadores murieron, igual que por lo menos tres atacantes. Según informes, los disparos empezaron alrededor de las 7 a.m. en el hotel Radisson Blu, donde los atacantes burlaron el sistema de seguridad de las instalaciones. Al poco rato, soldados malienses, asistidos por fuerzas Minusma (Naciones Unidas) y fuerzas francesas GIGN (Grupo de Intervención de la Gendarmería Nacional), irrumpieron en el edificio [4] para liberar a los rehenes y mataron a todos los atacantes. Ahora está en curso una investigación para identificar a los atacantes.

Mali ha declarado el estado de emergencia, en tanto que el grupo Al-Mourabitoun [5]—aliado de Al-Qaeda— ha reivindicado responsabilidad por el ataque. El ataque en Mali sucedió una semana después de los mortales ataques en París por parte de ISIS (o Daesh, como se llama en árabe), que dejó más de 130 personas muertas y más de 350 heridos.

Rehenes conmocionados

Un soldat malien porte un otage lors des attaques à Bamako via Mohamed Mamouny on Facebook with permission [6]

Soldado maliense carga un rehén en su espalda durante los ataques en Bamako. Foto de Mohamed Mamouny/Facebook. Usada con su autorización.

La situación de los rehenes en Mali terminó tarde ese día, luego de un sitio que duró varias horas.

Ali Yazbeck, chef pastelero en el hotel, fue herido por dos balas —una en el cuello y otra en la espalda. En una cama de hospital, luego de ser rescatado, describió [7] cómo fue ser rehén: después de que un atacante con un turbante le disparara, se cubrió en una oficina, donde se encontró con dos camareras:

Il nous a retrouvés et a tiré sur Awa, qui a été tuée, et sur Sarah, qui a été blessée. Il n’a rien dit, mais après il est reparti dans la cuisine, où il a pris un morceau de viande, qu’il s’est fait griller avant d’ouvrir le gaz dans toute la cuisine

Él nos encontró y le disparó a Awa, que murió, y Sarah, que quedó herida. No dijo nada, pero después regresó a la cocina, donde tomó un trozo de carne, que asó a la parrilla antes de encender todas las llaves de gas de la cocina.

Baïda y Penda Cissé tenían un puesto de cigarrillos en la esquina de la calle perpendicular a la entrada del Radisson. Baida brinda su relato [7] de los acontecimientos:

Un homme, teint noir, en tenue militaire, tire sur les gardes de l’hôtel. Quand j’ai vu un premier garde, puis un second à terre, je suis parti me mettre à l’abri.

Un hombre de piel oscura y uniforme militar estaba disparando a los guardias del hotel. Cuando vi un primer guardia, luego un segundo en el suelo, fui a cubrirme.

Otros relatos en el siguiente video dan cuenta de cadáveres esparcidos por el suelo del hotel:

Actos de valor

En una situación extremadamente tensa, varios actos de valor y sangre fría ayudaron a evitar mayores pérdidas de vidas, como se observa del calmado liderazgo del jefe de camareros del hotel, Tamba Diarra [8].

Tamba Diarra Maitre d'hotel du Radisson Hotel à Bamako. [8]

Tamba Diarra, jefe de camareros del Hotel Radisson en Bamako. Captura de pantalla de un video de su relato de testigo. YouTube.

Tamba Diarra describió su experiencia durante los ataques [8], explicando lo que hizo para proteger la vida de los rehenes:

J'ai rencontré un des jihadistes, raconte le maître d'hôtel d'une voix posée, mais hésitante. Il avait un képi, une chemise à manches longues bleue, un pantalon bleu. Il a posé son képi sur le bar, puis il m'a poussé en tirant partout. Pour intervenir efficacement dans le bâtiment, les forces d'intervention ont besoin de connaître la configuration des lieux. Je les guide  porte par porte, couloir par couloir, étage par étage, afin qu'on puisse libérer tout le monde. Quand un client appelait de sa chambre, on lui donnait le mot de passe «Tamba». Quand on avait un appel, je disais aux militaires : «Allez à tel étage, dites au client «Tamba», et là le client sort.

Me encontré con uno de los yihadistas, cuenta el jefe de camareros del hotel con voz calmada, pero vacilante. Usaba un kepí, una camisa azul de manga larga, un pantalón azul. Puso su kepí en la barra, y me empujó disparando por todos lados. Para intervenir eficazmente en el edificio, las fuerzas de intervención debían conocer la disposición de las instalaciones. Yo los guie, puerta por puerta, corredor por corredor, piso por piso, para que todos pudieran ser liberados. Cuando un huésped llamaba desde su habitación, se le daba la contraseña “Tamba”. Cuando había una llamada, les decía a los militares: “Vayan a tal piso, digan al huésped ‘Tamba’ y entonces el huésped saldrá».

Las fuerzas especiales malienses también respondieron con eficiencia encomiable, demostrando gran profesionalismo y logrando salvar a la amplia mayoría de los rehenes. En internet, la fotografía de un soldado maliense cargando a un rehén en su espalda hacia un lugar seguro [6] se ha vuelto una sensación viral. En Facebook, Boukary Konaté en Bamako escribió sobre su admiración [9] ante tal heroísmo:

Soldat Malien portant otage sur son dos - via Mohamed Mamouny avec son autorisation [10]

Soldado maliense carga un rehén en su espalda. Foto de Mohamed Mamouny/Facebook. Usada con su autorización.

Que le monsieur au dos m'excuse, mais je veux juste exprimer ici, mon admiration pour ce militaire malien qui fait non seulement la tache pour laquelle il s'est engagé dans l'armée, mais aussi un acte d'humanisme, de solidarité…. Les mots me manquent

Que el señor que está en la espalda me perdone, pero solamente quiero expresar acá mi admiración por ese soldado maliense que hace no solamente la labor por la que se unió al ejército, sino también un acto de humanidad y solidaridad… Me faltan las palabras.

La mayoría de personas en Mali ya han regresado a sus actividades económicas cotidianas, sin prestar atención al riesgo de más ataques extremistas y al estado nacional de emergencia (que sigue vigente). En el siguiente video, la señora Djero, vendedora de pescado, explica por qué los ataques no van a afectar su rutina diaria:

Le Mali est un pays pauvre. Si on s’arrête de travailler, même un seul jour, on ne peut pas vivre. L'attaque nous a choqué au plus haut point mais il faut continuer à vivre.

Mali es un país pobre. Si dejamos de trabajar, aunque sea un solo día, no podremos vivir. El ataque nos ha conmocionado en lo más alto, pero debemos seguir viviendo.