Sin la presencia de Cristina Fernández de Kirchner, asume el nuevo presidente de Argentina

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Mauricio Macri, nuevo presidente de Argentina y su familia saludan al público luego de la toma de posesión. Foto: Secretaria de Comunicaciones.

Tras ocho años de gestión de Cristina Fernández de Kirchner, Mauricio Macri asumió el 10 de diciembre la presidencia. Luego de que las elecciones celebradas el 25 de octubre no diera a ninguno de los contendientes la mayoría exigida por la Constitucion Argentina, los dos candidatos más votados, Daniel Scioli por el oficialismo y el ahora presidente por el partido Cambiemos PRO, fueron el 22 de noviembre a una segunda vuelta electoral.

La toma de posesión tuvo su dosis de controversia por el protocolo del cambio de mando, que -según la Constitución Argentina- establece que el juramento del nuevo presidente sea realizado ante la Asamblea Legislativa. Según la tradición, luego del juramento en el Congreso le sucede la entrega de los atributos presidenciales los cuales son recibidos por el nuevo mandatario en la Casa Rosada, sede del ejecutivo.

Los únicos presidentes que no siguieron con la tradición fueron Néstor Kirchner y Cristina Fernandez de Kirchner. Sin embargo, el nuevo presidente quiso retomar la tradición y recibir la banda presidencial y el bastón de mando en la Casa Rosada.

A falta de acuerdo de cómo y dónde sería entregado, el bastón presidencial se convirtió rápidamente en las redes sociales en tendencia entre los argentinos, quienes daban su opinión sobre que debían hacer con el mismo:

Según el blog de Matias Reggiardo, la controversia va más alla de dónde se entrega el bastón, y se trata en todo caso de la resignación por parte del kirchnerismo:

El problema de fondo obviamente no es un aspecto tan menor como el lugar físico, sino que la gran expectativa esta dada por lo que al kirchnerismo siempre le ha costado resignar, la calle. La idea de CFK es despedirse de la militancia, pero no organizó un acto masivo a tales efectos, ni un último discurso en el patio de las palmeras el día 9, no, nada de eso, ella pretende que no haya una fiesta de bienvenida al nuevo presidente, sino una fiesta de despedida para ella, y eso incluye, todos los lugares de las gradas en el congreso para la Asamblea Legislativa y también las calles adyacentes al palacio del Congreso.

Durante el fin de semana del 5 de diciembre, la ahora expresidenta escribió sobre una llamada que recibió del presidente electo y en la que éste le informa -según CFK a gritos-, donde debe ser la entrega de los atributos presidenciales:

En cuanto a imagen de autoridad acuérdense de Nestor Kirchner que asumió con el 22% de los votos, que le decían que iba a ser el chirolita del anterior presidente o que la que mandaba iba a ser yo… ¿Dónde tendría que haber jurado para generar “imagen de autoridad?”. ¿Parado arriba de la mesa del Salón Blanco? La autoridad, no la imagen, no se logra en una ceremonia de trasmisión de mando y mucho menos gritándole a una mujer por teléfono…

y prosigue:

Una mujer que además de estar sola quiere entregar el mando a quien ha tenido el honor de ser elegido presidente de todos los argentinos y hacerlo en el marco constitucional que significa la Asamblea Legislativa, que sintetiza la soberanía popular y la representación federal de un estado democrático.

Finalmente, Cristina Fernandez de Kirchner decidió no asistir al juramento en el congreso a raíz de una medida cautelar presentada por el partido CAMBIEMOS (PRO), convirtiéndose así en la primer presidenta argentina que no asiste al juramento de un mandatario elegido democráticamente. Durante el 9 de diciembre, la expresidenta dio su discurso final ante millones de ciudadanos que no quisieron perder ese momento:

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner se despidió de la ciudadanía con un discurso ante una multitud que se congregó en la Plaza de Mayo, y pidió “a Dios que quienes nos sucedan por imperio de la voluntad popular” puedan “dentro de cuatro años, ante una Plaza colmada como esta, decirle a todos los argentinos que también pueden mirarlos a los ojos”.
Señaló que aspira a que “cada uno de los 42 millones de argentinos tenga un dirigente adentro y que cuando sienta que aquellos en los que confió y depositó su voto lo traicionaron, tomen su bandera y sean constructores del empoderamiento popular y ciudadano de las libertades y los derechos conseguidos”.

El nuevo presidente (hasta el 2019) dio su juramento ante la Asamblea Legislativa y luego se trasladó a la Casa Rosada para recibir los atributos presidenciales de manos del presidente provisional del Senado, Federico Pinedo.

Desde muy temprano en la mañana se convirtió en tendencia la etiqueta #Empezamos

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