¿‘Asa Ayo'? No, gracias. La oposición armenia se puso creativa antes de decisivo referéndum

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Imagen ampliamente difundida de ovejas apiñadas cerca de un afiche para la ‘Campaña del SÍ’ antes del referéndum del 6 de diciembre en Armenia.

El objetivo del referéndum de Armenia del 6 de diciembre era determinar si el país cambia o no su forma de gobierno de un sistema semipresidencial a uno parlamentario. Pero en un año particularmente turbulento para la política armenia, la mayoría de la gente considera que es mucho más que eso.

Los cambios a la Constitución fueron enviados primero al Parlamento en agosto por los miembros del gobernante Partido Republicano. Los defensores del sistema propuesto dicen que promoverá la estabilidad. Pero sus críticos sostienen que debilitará las instituciones democráticas y socavará las protecciones constitucionales de derechos sociales y económicos, y fortalecerá a la élite política que rodea el actual presidente Serzh Sargsyan, cuyo segundo y último mandato termina en 2018.

Específicamente, los cambios significarían un presidente debilitado elegido por el Parlamento cada siete años y no uno elegido por el pueblo cada cinco. Por su parte, el primer ministro se haría más poderoso.

Con menos elecciones, el sistema que defiende la campaña del ‘Sí’ parece diseñada para limitar la participación democrática en el país del sur del Cáucaso. Sin embargo, paradójicamente dio impulso a una creciente oposición cívica de las bases que se movilizó en torno a la campaña del ‘No’.

El movimiento del ‘No’ emergió de un conglomerado de activistas cívicos en colaboración libre con partidos políticos de oposición, como el Congreso Nacional Armenio, una facción del Parlamento armenio.

Impulsada mayormente por los medios sociales, la contracampaña es emblemática de la creciente frustración pública con un régimen abrumadoramente percibido por el público como corrupto, interesado y desfasado.

En este sentido, la contracampaña recogió las protestas de Ereván Eléctrico en el punto en que se quedaron en junio último. Las protestas –incentivadas por una inminente alza en el precio de las tarifas de electricidad– generó debate en torno a problemas sociales, económicos y políticos en Armenia de una manera que no lo han logrado la política formal y organizaciones tradicionales desde el extranjero.

Los enfrentó la violencia policial ampliamente condenada por monitores de derechos. No obstante, pusieron al gobierno contra las cuerdas de una manera sin precedentes, con el aumento exigido por la empresa rusa de energía que controla la red eléctrica de Armenia, ahora subsidiado por el gobierno en vez de estar financiado directamente por los ciudadanos.

Imagi-Nación

Como Ereván Eléctrico, la iniciativa por el ‘No’ se convirtió en un vehículo para las dudas y ansiedades del público armenio ante la élite gobernante. Pero –salvo una manifestación pacífica previa al referéndum en la plaza de la libertad de la capital el 1 de diciembre– en gran parte se ha llevado a cabo en televisión y en línea, y en particular en Facebook.

Una de las páginas de Facebook de la iniciativa destaca información de la campaña y material promocional que exhortan a un voto por el ‘No’.

Entre los materiales hay una serie de videos positivos y alegres que representan un cambio hacia tácticas de campaña política más sofisticadas, que recuerdan a las que aparecen en la película ‘No‘, sobre el referéndum de 1988 en Chile.

Otra página grupal presenta fotos de personas que portan pequeños carteles que dicen ‘No’, en tanto que actualmente los partidarios están cambiando las fotos de sus perfiles y cubierta en Facebook para mostrarse haciendo lo mismo.

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La campaña del ‘No’ también ha captado los temores del público de que el voto sea objeto de violaciones.

Una caricatura creada por el medio de comunicación armenio MediaLab que muestra un cadáver en un ataúd emitiendo una cédula para el ‘sí’ con un texto que dice: “Estamos realizando el último deseo del difunto” fue difundida ampliamente por usuarios de Facebook en la fase previa a las elecciones.

La caricatura ganó aun más terreno luego del posterior descubrimiento de un hombre en una lista de electores de un barrio de Ereván que nació en 1895, y que hubiera tenido 120 años el momento del referéndum.

Una encuesta de reciente publicación y que encontró inexactitudes en listas de electores antes del referéndum parece confirmar las dudas iniciales sobre la probabilidad de fraude electoral.

Burlas al mensaje del gobierno

Además de estas tácticas, quienes apoyan la campaña del ‘No’ han modificado mensajes contidianos autorizados por el régimen en una muestra humorística de desacuerdo. En su mayoría, esto ha incluido alteración digital de imágenes del lema Asa Ayo (‘Di Sí’) del gobierno, jugando con la palabra ayo (sí).

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El 6 de diciembre dice: ‘¡Hola! Eres tú, hola. Eres tú, cuánto te he extrañado’.

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El 6 de diciembre, dice ‘¡Abo! Ven y juguemos una partida de backgammon’.

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Ahora di ‘Eyjafjallajökull.’ Entonces aceptarán una Constitución como la de Islandia.

Rabia y frustración también han reconfigurado el espacio público fuera de línea. El grafiti político armenio ha sido un rasgo del desacuerdo público desde al menos 2010, así que no es de sorprender que nuevos ejemplos de arte callejero dedicados al referéndum hayan estado apareciendo por la ciudad.

En una convergencia de dos medios de protesta, los usuarios de medios sociales armenios los han fotografiado y publicado.

Páginas de Facebook contra la máquina

A pesar de las señales de creciente fortalecimiento cívico en Armenia, los detractores del referéndum aún enfrentan una lucha altamente desigual.

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A la m**da los cambios. Grafiti en Ereván.

El aparente bloqueo del gobierno a un reunión de campaña del ‘No’ en el Hotel Double Tree de Ereván el 27 de noviembre, por ejemplo, es un ejemplo del poder coercitivo ejercido por el régimen de Sargsyan, y del temor profundamente enraizado de una movilización potencialmente más fuerte.

La élite política de Armenia y su ciudadanía, cuyas realidades están hace mucho tiempo desconectadas una de la otra, parece distanciarse aun más si se aprueban las reformas.

El menor número de elecciones propuestas por el sector del ‘Sí’ significará menos oportunidades para que el público exprese su voluntad a través de procesos políticos formales, cambiando el énfasis hacia la desobediencia cívica como medio para expresar descontento.

Dada la explosión social que se desencadenó durante Ereván Eléctrico, era probable que un voto para el Sí el 6 de diciembre preparara el camino para más protestas.

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