A lo largo de 2015, cantidades nunca antes vistas de refugiados han entrado a Europa. Contando con canales informales y pura suerte, quienes huyen de la guerra y la persecución están encontrando manos solidarias y cálidas bienvenidas o alambrados de púas e insuperables obstáculos burocráticos a su llegada.
La Unión Europea ha mostrado que no está preparada adecuadamente para lidiar con la afuencia, y las soluciones propuestas se han encontrado con líderes que prefieren no hacer nada o fomentar miedo y xenofobia en sus propios países para ganar ventaja política. Hungría ha sido particularmente franca sobre su posición contra los refugiados, confundiendo al público con una consulta nacional [1] que equiparaba migración con terrorismo y una campaña de carteles [2] que sembraba miedo a nivel nacional.
Pero las autoridades húngaras no han terminado. El gobierno del primer ministro Viktor Orban y su partido Fidesz han anunciado planes para su próxima campaña de carteles, esta vez específicamente contra el plan propuesto por la Unión Europea de reubicar a los refugiados en los llamados países de primera línea, como Italia y Grecia en todo el continente. Los primeros carteles de la campaña, que costará cerca de 380 millones de forintos (cerca de 1.2 millones de euros) de dinero de los contribuyentes ya están listos, y avisos a toda página [3] promoviendo los argumentos del gobierno ya aparecen en grandes diarios nacionales.
El 3 de diciembre de 2015, Hungría lanzó también un desafío legal [4] al plan de reubicación de refugiados de la Unión Europea. En noviembre, empezó también con una petición agresiva contra las medidas propuestas por la Unión Europea. En las calles han aparecido quioscos, dirigidos por activistas mal preparados que promueven números inventados y opiniones racistas (video en húngaro [5]). Según fuentes oficiales, ya se han recogido entre 900,000 a un millón de firmas.
La petición también se puede firmar en línea a través de un sitio web oficial del gobierno [6] lleno de datos inexactos. Acá una selección de las afirmaciones con aclaraciones y correcciones.
En realidad, según el plan de reubicación de la Unión Europea, a Hungría se le asignan 1,294 [7] refugiados, no 160,000 como afirma el gobierno. Ni con las reunificaciones familiares se espera que este número pase de unos cuantos miles.
La idea de zonas de riesgo es un mito desacreditado [8] que se cita a menudo en círculos de derecha y contrarios a la inmigración, y no queda claro de dónde salió el número 900.
El plan de reubicación de la Unión Europea define que los estados miembros beneficiarios recibirán 6,000 euros por refugiado. Esta ha sido la política de reubicación de la Unión Europea de 2008 [9]. En los meses de verano boreal, el gobierno húngaro pidió apoyo financiero a la Unión Europea y le prometieron un fondo de emergencia de 4 millones de euros para ayudar al país a enfrentar la afluencia de refugiados. Supuestamente, el monto no fue asignado, porque el influjo de refugiados cesó y el país cerró sus fronteras.El extracto no menciona que más de 60 millones de euros [10] le fueron asignados al país según el Fondo de Asilo, Migración e Integración de la Unión Europea y el Fondo de Seguridad Interna para el periodo 2014-2020. Huelga decir que la iniciativa de reubicación no funciona como una elección para los diversos estados miembros.
Y finalmente, no hay evidencia de que los refugiados como un todo, como afirma el gobierno, «no respeten nuestra leyes y no quieran compartir nuestros valores culturales comunes».
Dadas las afirmaciones dudosas y el lenguaje alarmista, el Comité Húngaro de Helsinki señaló en un artículo reciente [11] que el gobierno de Fidesz debe considerar idiotas a los húngaros.
El plan de ‘cuotas’ de refugiados de la Unión Europea
Para muchos refugiados que llegan en bote a Grecia, Hungría era una escala en su travesía a países más «amigables», como Alemania o Suecia. A comienzos de setiembre, el gobierno húngaro impidió que los refugiados llegaran en tren a Alemania, obligándolos a hacer el viaje de 170 kilómetros a pie a la frontera con Austria [12]. Grupos de derechos humanos condenaron el manejo de la situación cada vez más tensa y que no se cumplía con las obligaciones internacionales [13] del país.
Esto culminó en el cierre total de las fronteras de Hungría [14] a mediados de octubre. Aunque el flujo de refugiados en el país disminuyó como consecuencia, el gobierno se puso en contra del plan de reubicación de emergencia de la Unión Europa para distribuir 120,000 refugiados de estados miembros en las primeras líneas de la crisis entre todos los países de la Unión Europea.
Inicialmente, el objetivo del plan era reubicar a 15,600 refugiados de Italia, 50,400 de Grecia y 54,000 de Hungría. Pero Hungría «no desea ser incluido como beneficiario del plan de reubicación de emergencia”, que hubiera significado que Hungría recibiera 500 euros por cada refugiado reubicado, expresa el comunicado de prensa de la Comisión Europea [7]. El primer ministro Orban objetó [15] el principio del plan y también discrepó con que Hungría fuera catalogado como país de primera línea, y mantuvo que la mayoría de los refugiados que recibó entraron a través de Grecia primero. La República Checa, Rumania y Eslovaquia también se opusieron al plan.
Recientemente, se informó que los ministros de la Unión Europea empezaron a discutir la suspensión de la zona Schengen [16] –un acuerdo que permite movimiento sin pasaporte entre los países miembros– por un periodo de dos años. Esto afectaría principalmente a Grecia, pero documentos filtrados sugieren que la medida se extendería a otros estados miembros, incluido Hungría. El gobierno húngaro está consternado, y hasta ha ayudado a fundar una iniciativa «Amigos de Schengen [17]» con otros países de Europa Oriental. Sin embargo, es poco probable que esas presiones afecten la retórica contra los refugiados y contra la Unión Europea del gobierno.