El 2015 fue un boom para la corrupción en el Caribe, pero ¿puede durar?

Image edited by Kevin Rothrock.

Imagen editada por Kevin Rothrock.

Si el Indice de Percepción de la Corrupción 2014 de Transparencia Internacional (CPI) es un indicativo, entonces el Caribe se está convirtiendo en una región más corrupta. El año pasado, Barbados fue el país mejor calificado de la región (por ser el menos corrupto), puesto 17 en una lista de 174 países; Jamaica compartió el lugar 85 junto a Trinidad y Tobago; Guyana en el puesto 124; y Haití fue percibido como el país más corrupto de la región en el puesto 161. A juzgar por las historias de un mal gobierno y presunta corrupción que dominan los titulares en el 2015, sin embargo el CPI de este año puede que no mejore para el Caribe.

Una lección de compromiso cívico

Trinidad y Tobago tuvo el deshonroso privilegio de liderar la región en cuanto a historias de corrupción en este año y esta realidad no surgió de repente. Para el 2015, al menos para una cibernauta esto ya había sido suficiente y empezó a tomar el camino hacia una educación cívica y auto-emancipación porque ella entendió que «el problema con nuestros políticos radica en […] el tipo de ciudadanos y votantes que hemos producido».

La comprensión llegó justo a tiempo. Historias sobre irregularidades en cargos públicos bajo el gobierno de la coalición «People's Partnership» empezaron a aumentar: la fiscal general fue acusada de manipulación de testigos y la primera ministra de alguna forma culpó al denunciante; el proceso de nombramiento para la Comisión de Integridad del país, un órgano constitucional anti corrupción que irónicamente mostró falta de integridad, y una nueva entidad política que supuestamente daría a los votantes una opción fuera de los 2 partidos del sistema resultó ser más un hasmerreir que un serio oponente.

Fiebre electoral

En la antesala a las elecciones generales del país, las cosas se tornaron más extrañas. Ante el bloqueo de rutas por todo el país en la mañana del 23 de marzo, muchos ciudadanos tuvieron la sensación de que sus libertades civiles estaban siendo secuestradas por la policía en un intento de doblegar al gobierno en las negociaciones salariales.

Unos meses después, hubo muchos arrestos de gran repercusión relacionados con el asesinato de la consejera principal Dana Seetahal, lo cual muchos internautas veían como una mera maniobra electoral. Curiosamente, una dramática fuga de reos en una cárcel de Puerto España sucedió días después al hecho, un video mostraría luego que los reclusos se enfrentaron a una poca o nula oposición en la búsqueda de su libertad (al menos de los guardias de la prisión). Un fugitivo fue baleado por la policía poco después de la fuga de la cárcel. Otros dos quedaron en libertad, hasta que uno se entregó cuando el otro fue encontrado muerto — y no por la policía, al parecer. Después, las teorías de conspiración crecieron de forma desenfrenada.

Efectos de la presunta corrupción

Una vez que el nuevo gobierno fuera elegido el 7 de setiembre, el alcance de la presunta corrupción gubernamental empezó a surgir: el nuevo ministro de economía reveló que los gastos de la administración anterior habían dejado un déficit de 1.3 billones de dolares. Tres meses después, el director del Banco Central de Trinidad y Tobago anunció que el país estaba en una recesión económica.

Protestas en Haití

La gente en Haití, el territorio caribeño peor calificado en el CPI del año pasado, mostró su descontento por la falta de transparencia en el reciente proceso electoral. Los ciudadanos participaron en protestas masivas, lo cual incitó al Consejo Provisional Electoral del país a declarar los resultados nulos, con la esperanza de conducir a Haití hacia una mejor autonomía en sus propios asuntos. En los casos de Trinidad y Tobago y Haití, lo positivo es que los ciudadanos empiezan a sacar partido de su propio poder, exigiendo una mayor transparencia y buen gobierno a aquellos elegidos para cargos públicos.

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