
Una niña en el vertedero de basura de La Chureca en Managua, Nicaragua, busca juguetes y otros objetos de interés. Los trabajadores de vertederos llevan una vida difícil en el basurero a cielo abierto más grande de América Central. Fotografía tomada por Misha Tulek. Copyright © Demotix. 13/10/2009
En su Monólogo de la juventud nicaragüense en el siglo XXI, Heydi Hortega abre las puertas del 2015 con reflexiones que bien se sostienen al cierre del año. En su texto, publicado en el espacio dedicado a blogueros jóvenes del sitio Conexiones, Heydi hace una suerte de carta abierta en le que explica algunas de las características propias de su generación y de cómo busca apropiarse de elementos locales y foráneos, así como hacer parte de los movimientos sociales que tienen lugar en la calle, pero que dejan rastro en las redes de internet.
Nuestros abuelos y nuestros padres incansablemente nos repiten “en mis tiempos” aquí, “en mis tiempos” allá todo es relacionado a sus tiempos, aunque eso moleste a la actual juventud. Hasta cierto punto tienen razón. En sus tiempos los jóvenes eran más dedicados a los estudios, no obstante a los impedimentos de una educación pública en los 50´s y 60´s y enfocados en los aspectos socio-políticos de la nación y la cultura.
Hay que recordar que los tiempos de los cuales hablan estuvieron marcados por dictaduras, guerras e intervenciones, por ello, el orgullo patriótico y la efervescencia de la juventud los encaminaron a buscar una solución al caos que vivía el país. Músicos, revolucionarios, poetas, artistas, maestros, periodistas y un sin número de hombres y mujeres determinadas/os fueron el resultado de las luchas y son quienes ahora nos dicen que mal gastamos nuestras energías en cosas insignificantes.
Heydi subraya las diferencias generacionales y cómo las consecuencias de la historia nicaragüense marca hoy a su juventud, que se ve rodeada de duros retos económicos y sociales. Con ello, la bloguera explica cómo su generación busca participar en una sociedad global conectada con otros movimientos sociales y al mismo tiempo mantenerse en conexión con la realidad nacional:
Sí. Nos creemos socialmente proactivos porque hemos decidido escuchar las canciones de los Mejía Godoy para entender la historia de las cuales nos hablan, los textos de historia nos parecen aburridos –la música es una salida fácil–, hemos decidido hablar de Rubén Darío [el poeta más reconocido del país] porque en Nicaragua, prácticamente lo veneran y no queremos parecer ignorantes aunque no conozcamos más de cinco de sus escritos. Por supuesto no podemos dejar de odiar a la dictadura Somocista [de Anastasio Somoza, presidente de Nicaragua en los años 50] aunque ni siquiera conozcamos el orden de gobierno de los Somozas.
Obviar el contexto mundial sería un desastre, por eso somos fieles fanáticos de los Beatles, los Rollings Stones, Guns´s and Roses, Nirvana, Pin Floyd, Fito Páez, Mercedes Sosa, Bob Marley, por supuesto Silvio Rodríguez y el Che, sosteniendo fielmente que [el Che] es cubano. Los grandes representantes de la literatura no pueden quedar fuera. Amamos los escritos de Gabriel García Márquez y Mario Benedetti, aunque no distingamos quién es quién. Sí, los amamos, son lo más “in”.
El texto es una mezcla de defensa y de autocrítica. Un esfuerzo por explicar a la juventud que se desinteresa, y de poner la luz sobre la parte que despierta:
Hacemos revolución, poesía y música desde los monitores de nuestras computadoras, en las pistas de las discotecas y expresamos lo que sentimos en las “selfies”. Ignoramos la realidad y por ello le echamos la culpa a todos, al gobierno por ejemplo, menos a nosotros mismos.
La reflexión, que fue seguida y discutida en la plataforma Disqus apuntó a muchos puntos que comparten un tronco común con las juventudes del resto de la región. El uso de internet como modo de participar y construir identidad, la responsabilidad en el uso de la información y en el consumo de medios (y de los valores que promueven) resonó en el debate y dejó reflexiones que bien pueden adaptarse a numerosas realidades en el resto del continente, e incluso, de muchas otras sociedades fuera de las Américas. De acuerdo con Israel Hernández, quien participó en el debate:
Solo pensar en con la juventud de ahora es muy «revolucionaria» sin siquiera saber el significado de la palabra y sus orígenes, muchos jóvenes de ahora han vivido alrededor de una sociedad opresora (sin necesidad de armas), la cual con estereotipos e información innecesaria (libros, películas, la [telenovela] de las 6 y así hasta las 10 que termina la tanda, series televisivas la cual promueve la promiscuidad y sobre todo la presión social de «estar a la moda») ha generado un simulacro de la «realidad» que no se vive. […]
Mucho se ha perdido, pero aún así ha quedado un remanente de jóvenes y personas interesadas por la cultura… y aunque pocos son los que saben que realmente el che es argentino y que Somoza ayudo al país en grandes cosas, el correr la voz a través de los medios y luchar por ser libres del «simulacro social» es muy necesario para que nuestra nación cambie.