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Cuando los ciudadanos de la ‘región más verde de Europa’ se enfrentan a un gigante italiano de la energía

Categorías: Europa Occidental, Italia, Derecho, Derechos humanos, Desarrollo, Economía y negocios, Medios ciudadanos, Protesta, The Bridge
Image from the No Elettrodotto 380 kV Villanova-Gissi Facebook page.

«Basta de grandes obras, inútiles y dañinas», dice el cartel que llevan manifestantes de No Elettrodotto. Imagen de la página de Facebook de No Elettrodotto 380 kV Villanova-Gissi.

Por Andrea Cangialosi

Silvia Ferrante lleva una vida tranquila. Hace cinco años, se mudó de Roma de vuelta a la casa de su padre en el campo. Ahí, con su pareja, soñaron con criar a su hijo, Libero (libre en italiano), en contacto cercano con la naturaleza.

Pero el 29 de noviembre de 2015, esta madre italiana de 37 años se convirtió en la protagonista de una batalla legal de pesadilla al estilo de David contra Goliat, cuando la empresa italiana de energía Terna SpA [1], parte del grupo Enel, la golpeó con una demanda de 16 millones de euros.

Silvia estaba entre los 50 propietarios de terrenos y activistas de “No Elettrodotto 380kV Villanova-Gissi [2]”, contra quienes Terna SpA emitió citaciones civiles y presentó acusaciones penales. El grupo activista se creó en 2010 para dar a conocer y organizar la oposición a un proyecto bastante reservado emprendido por Terna, el mayor operador de redes eléctricas de Europa y sexto en el mundo en términos de tamaño de red eléctrica. La empresa acusó a Silvia de retrasar los planes para implementar una línea de transmisión, supuestamente de manera violenta y oponiéndose a confiscaciones de tierras en 24 oportunidades diferentes. Silvia recibió 24 solicitiudes separadas de indemnización de Terna por supuestamente interrumpir operaciones de servicios públicos.

Activist Silvia Ferrante at a press conference regarding the Terna lawsuit. Screenshot from a video by Telemax. [3]

Activista Silvia Ferrante, acusada en la acción legal de 16 millones interpuesta por Terna SpA, en una conferencia de prensa. Captura de pantalla de un video de Telemax.

El impugnado megaproyecto de línea de transmisión atraviesa las provincias de Chieti y Pescara en Abruzzo, la región central italiana conocida como la “más verde de Europa”. Un tercio del territorio de Abruzzo se compone de parques nacionales y reservas naturales protegidas.

En una conferencia de prensa el 2 de diciembre, las acciones de Terna fueron descritas por los alcaldes de las municipalidades de Lanciano, Castel Frentano y Paglieta como “una acción arrogante e intimidatoria para asustar a los ciudadanos que se opusieron a un proyecto discutido”, según el medio de comunicación italiano ANSA. Los tres alcaldes presentaron apelaciones, en espera de que el tribunal administrativo regional se pronuncie contra la autorización del proyecto.

El mismo día, Terna declaró en una nota oficial que sus acciones legales constituían “debido proceso” [4], y sostuvo que su proyecto “fundamental” no podía ser retrasado y que no solamente la empresa sino “todos” se veían perjudicados en el proceso, pues Abruzzo sufre de un “déficit de energía del 32%”.

«Intimidación contra desacuerdo»

Pero Silvia no es una saboteadora. En solidaridad con los propietarios de tierra de la zona, Silvia Ferrante, desde el comienzo, estuvo tratando de informar al público sobre las expropiaciones que Terna inició en 2014.

«El impugnado megaproyecto de línea de transmisión atraviesa las provincias de Chieti y Pescara en Abruzzo, la región central italiana conocida como la “más verde de Europa”. Un tercio del territorio de Abruzzo se compone de parques nacionales y reservas naturales protegidas».

“Mi mera presencia como testigo: ¿es eso violencia?”, dijo en una entrevista telefónica, “Como ciudadana preocupada, esto sabe a intimidación contra desacuerdo”.

En la entrevista, Silvia tuvo cuidado de no usar retórica primitivista, y a la vez criticó lo que llama “consumismo insensato”. “Siempre deberíamos preguntar cómo se produce, distribuye y maneja la energía”, agregó, “y cómo minimizar impacto y desperdicio”.

Italia es el lugar de la primera estación de energía geotérmica, que se construyó en Toscana en 1911. Sin embargo, en 2014, las fuentes de energía renovable como eólica (5.4%) y solar (8%) siguen sin desarrollarse. Italia es un importador neto de electricidad, sobre todo de Suiza y Francia, y sus principales fuentes de energía son gas natural e hidroelectricidad.

Luego de una serie de apagones en 2003, los más serios en 70 años, las medidas tomadas para combatir el déficit de producción fueron promover la importación de energía y crear “interconectores” para permitir que la energía fluya entre redes, específicamente conexiones internacionales entre redes de electricidad y gas natural.

Abruzzo es el destino de un proyecto interconector emprendido por Terna Plus, la filial internacional de negocios de Terna. El proyecto incluye un cable eléctrico submarino de mil millones de euros que conecta la línea costera balcánica con una nueva «carretera eléctrica» de 70 km de 380kv, que cruza 16 de las municipalidades de Abruzzo y se distribuye a lo largo de 19 cables apoyados en pilones de hasta 80 metros, o más altos que la famosa torre de Pisa. Conocidos como “gigantes con pies de arcilla”, se ha proyectado que un tercio de los pilones esté situado en zonas de alto riesgo sísmico e hidrogeológico.

The No Elettrodotto group's Twitter avatar compares the height of Terna's proposed transmission towers with the famous tower of Pisa.

El avatar del grupo No Elettrodotto se compara con la altura de los pilones de transmisión propuestos por Terna con la famosa Torre de Pisa.

Una lucha mayor por la defensa de bien común y territorios

El comité de “No Elettrodotto [2]” recopiló datos y testimonios, y junto con otros grupos elaboró tres expedientes sobre el asunto. Sus quejas tienen relación con problemas de energía e infraestructura, procedimientos legales y técnicos, impacto en el medioambiente y la salud. Haciendo referencia a la misma estadística de Terna, pero en un lapso mayor, los activistas sostienen que el consumo de energía en Abruzzo está disminuyendo debido a la crisis económica, ahorro de energía y normas de eficiencia, y que las plantas de energía en la región deberían poder producir y distribuir suficiente energía.

Critican a Terna también por invertir solamente 1% para mantenimiento de la infraestructura existente, comparado con los mil millones destinados a construcción de nuevas transmisiones, la máxima tensión de 380kv. En los últimos accidentes en la nieve, muchas líneas de media y baja tensión fueron derribadas.

Los activistas señalan que 55 de los 151 sitios de pilones están proyectados para terrenos que son hidrogeológicamente inestables, y donde en algunos casos, hay deslizamientos activos. Advierten sobre el almacenamiento de metano de Poggiofiorito, 157 millones de cbm de capacidad, a apenas 200 metros, ignorado por la evaluación administrativa ambiental [5]. Hacen notar las irregularidades burocráticas y legales relacionadas con la falta de documentación y discrepancias entre lo que se planeó y lo que se construyó al final. Por ejemplo, pilones de un solo eje se alzan en zonas donde los planos mostraban la versión enrejada. Y expresan descontento porque Terna no comprometió la participación de los ciudadanos y por acuerdos injustos de reembolsos.

Muchos también han expresado preocupaciones de salud con respecto al “electroesmog” y el riesgo de leucemia infantil, sobre todo los propietarios a los que se les prohibió oficialmente estar debajo de las líneas durante más de cuatro horas al día.

El litigio aparentemente molesto de Terna contra la familia de Silvia Ferrante en verdad puede ser una amenaza que lleve a un conflicto mayor. El 4 de diciembre, organizaciones medioambientales como Legambiente y el Fondo Mundial de la Fauna Silvestre pidieron a Terna “resueltamente que retrocediera” y que dejara que la “política interviniera y demostrara de una vez por todas que Abruzzo no es tierra de nadie”. “No Elettrodotto” se convirtió en un movimiento a nivel nacional que reúne a personas que están en desacuerdo de Toscana, Marche, Veneto, Sicilia y Cerdeña. Ciudadanos y autoridades gubernamentales y ambientales por igual han protestado, apelado y elevado solicitudes cada vez más en los últimos años.

En todo Italia, han surgido muchos movimientos y comités para coordinar, informar y participar en la defensa del bien común y los territorios. Durante las Conferencias de Cambio Climático (COP21), muchos criticaron la propuesta del gobierno italiano “Sblocca Italia” (Destrancar Italia), y la apodaron “Destrancar Hidrocarbonos”, pues sus disposiciones allanarían el camino para perforadoras e incineradores.

En el 2013, 40,000 personas marcharon en Pescara contra la “deriva del petróleo” de la política energética, y en el 2014 aumentaron a 60,000 personas en Lanciano.

Aunque se sienten amenazados, la familia de Silvia no se quiere ir. Prefieren quedarse y luchar para proteger su territorio, recursos y gente contra proyectos ilegítimos o perjudiciales. “Están deteriorando Abruzzo —los “pulmones de Europa”— y lo están reduciendo a un distrito minero”, dijo Silvia. “Italia se está convirtiendo en el corredor de Europa, un centro de transporte de energía del sur al norte y [de este] a oeste”.

Photo from the No Elettrodotto 380 kV Villanova-Gissi Facebook page. [6]

“Están deteriorando Abruzzo, los “pulmones de Europa”. Foto de la página de Facebook de No Elettrodotto 380 kV Villanova-Gissi.

Terna tenía planes en marcha para activar la línea de transmisión para el 30 de diciembre de 2015, contra procedimientos legales desfavorables como en otros lugares de Italia, pero se informó después que activaría la línea progresivamente, y que la conclusión estaba programada para fines de enero. Dos proyectos de líneas de transmisión han sido bloqueados por el Consejo del Estado: Udine Ovest–Redipuglia en 2015 y Dolo–Camin en 2013. ¿Será 2016 el año del triunfo de los negocios sobre el desacuerdo socio-medioambiental? ¿O será un punto de quiebre en el movimiento de protección del bien común?

“Ya no es solamente una preocupación ambientalista”, dijo Silvia, “pues involucra cómo invertimos y cuidamos lo que nos permite vivir, pensando en qué sistemas económicos pueden valorar esos recursos sin agotarlos”.

Historias como las de Silvia son cada vez más comunes, y le hablan críticamente a modelos globales de desarrollo. Lo que une a esas luchas es el llamado a una participación profunda y a atentas evaluaciones de impacto humano y medioambiental de decisiones económicas y políticas, o a la falta de esas evaluaciones. No es energético, es más bien un déficit de adecuada gobernabilidad.

Andrea Cangialosi tiene capacitación en tecnologías de la información, filosofía y sociología, e interés en las luchas por emancipación y condiciones planetarias. Lo han publicado ​​Jungle​ ​World (alemán), ​​RioOnWatch.org (inglés y portugués). Tuitea en @AndreaCangialos [7].