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¿La ‘entrada gratis’ siempre tiene un costo? sigue la polémica sobre la discriminación de género en Trinidad y Tobago

Categorías: Caribe, Trinidad y Tobago, Derechos humanos, Economía y negocios, Juventud, LGBTQI+, Medios ciudadanos, Mujer y género, Protesta
The female and male symbols; photo by Thomas Rousing, used under a CC BY 2.0 license. [1]

Los símbolos masculino y femenino. Imagen de Thomas Rousing, usada bajo una licencia CC BY 2.0.

El 18 de diciembre, en la puerta de un club de Puerto España, capital de Trinidad y Tobago, tuvo lugar una protesta para denunciar el control de la apariencia exterior y la discriminación sexual, luego de que el personal negara la entrada a una mujer por parecerles demasiado masculina sin respetar la promoción de «entrada gratuita para las mujeres».

Pero la decisión de prohibir la entrada a Shannon Gomes al salón de baile Aria Lounge el 11 de diciembre, y las consiguientes protestas organizadas por el colectivo feminista Womantra [2] han generado otras preguntas.

¿No es la política de entrada gratuita para las mujeres intrínsecamente discriminatoria contra los hombres? ¿No refuerza los estereotipos negativos de género? ¿No es la forma en que Gomes fue juzgada a la puerta de un popular local nocturno lo que debería importar porque simboliza la discriminación sexual que hay en general en la isla?

Mr. Live Wire de la satírica web Wired 8698 dio de lleno [5] en el tema:

On December 11, Shannon Gomes turned up at the Aria with her lady friend to “turn up”, only to be told at the door that she would have to pay $120 for the pleasure. Or, to put it another way, she was charged the “men’s price.”

Gomes is, biologically and legally, not a man. But her pleas for a freebie fell on deaf ears. And she was asked to pay [6] to enter Aria, just like the hundreds of men who also went to the club that night.

Sexual discrimination? Damn straight!

Why do the men have to pay when the women don’t?! […]

Womantra has vowed to fight for Ms Gomes’ right to not be treated in the same discriminatory manner as male patrons. A feminist group insisting that a woman not be treated as equal to men? Irony? What irony?

El 11 de diciembre, Shannon Gomes apareció en el club Aria junto a una amiga y a continuación le exigieron el pago de 120 dólares trinitenses por solo el placer de entrar; en otras palabras, le cobraron el precio de la entrada que pagan los hombres.

Gomes no es un hombre, ni legal ni biológicamente, pero su ruego de pase gratuito cayó en oídos sordos y le exigieron pagar [6] si quería entrar al Aria, igual que lo hicieron los cientos de hombres que fueron al club aquella noche.

¿Discriminación sexual? ¡Directamente!

¿Por qué los hombres tienen que pagar y la mujeres no?

Womantra ha prometido luchar por los derechos de la Sra. Gomez para que no la traten de la misma manera discriminatoria que a sus compañeros masculinos. ¿Un grupo feminista insiste en que no traten a una mujer de la misma manera que a los hombres? ¡Menuda ironía!

Wired868 aclaró después que la política de «entrada gratis» representa los estereotipos para ambos géneros: las mujeres no disponen de medios económicos o necesitan limosnas y los hombres son solo unos idiotas lujuriosos con billeteras llenas de dinero.

El blog de Womantra intentó aclarar la situación con una publicación [7] para explicar de qué se trataba la polémica. La organización reclamaba que no se trataba de los derechos de los homosexuales y lesbianas o de pagar para entrar en un club, sino que en realidad, la negativa a permitirle entrar sin pagar, había que verla como un ejemplo de violencia de género:

It is no one's right or business to make suppositions about a person’s sexual orientation and gender identity. […]

To be chastised in any way for not conforming to an ideal of gender is violent behaviour; this includes the imposition of strict dress codes for women and prohibition from public spaces. The effects of punishment here are perhaps less tangible or visible, but harmful stereotypes are perpetuated and real harm inflicted on those who do not conform.

When it comes to gender expectations, we can all empathise. Think of any time you were pressured into being a version of your gender that you did not identify with. How did that make you feel? Inadequate? No one should be made to feel less than how they choose to present themselves to the world.

No es asunto de nadie hacer hacer suposiciones sobre la orientación sexual, el género o la identidad de una persona […]

Cualquier forma de castigar a alguien porque no se ajusta al ideal de «prototipo sexual» es una conducta violenta, incluida la imposición de un estricto código de vestimenta para las mujeres en lugares públicos. Los efectos del castigo en estos casos puede que sean menos tangibles o visibles, pero lo que hacen es perpetuar estos estereotipos dañinos e infligir un auténtico daño a quienes no se ajustan a los mismos.

Todos sentimos cierta empatía, cuando hablamos de lo que esperamos en relación al género sexual. Piensen cuando en alguna ocasión se vieron presionados a ser una versión de un prototipo sexual con el cual no se identificaban. ¿Cómo se sintieron? ¿Inadecuados? Nadie debería sentirse de menos, por presentarse frente al resto del mundo como quiere.

El usuario de Facebook, Nigel Thompson, todavía no podía creer [8] que estuviera teniendo lugar una protesta formal:

Now hearing a women's group going to protest outside Aria. Not sure if that's true but if it is, Allyuh eh have nothing to do? Yuh know what, I'm going to hire a man and a woman to paint my house, I'll be paying the woman less. Come and picket my house, bring a power washer. Allyuh may as well help me out for Christmas.

Ahora que escucho que un grupo de mujeres van a ir a protestar fuera del Aria, no estoy seguro si es verdad, pero de serlo, ¡eh! ¿Todos ustedes no tienen nada que hacer? Saben qué, voy a contratar a un hombre y una mujer para pintar mi casa, le voy a pagar menos a la mujer. Vengan, hagan un piquete en casa, traigan una lavadora a presión. Todos ustedes también ayúdenme estas Navidades.

En una conversación telefónica con Global Voices, Thompson insistió en la ausencia de protestas por las violaciones continuas de los derechos de las mujeres en el sistema sanitario, donde madres e hijos mueren a menudo como consecuencia de negligencia médica o de falta de atención sanitaria adecuada.

«Las prioridades de la gente están seriamente distorsionadas en este país», añadió.

Grupos en Facebook como Trinispace.com compartían también sentimientos parecidos [9]:

allyuh good

Hay confusión de prioridades ¿no te parece? Recesión, caída del precio del petróleo, mujeres y niños desaparecidos, recorte de miles de empleos, asesinatos…todos tranquilos.

A una chica, vestida como muchacho, le negaron la entrada libre al club nocturno Aria, y ves a los trinitenses preparados para el combate, debates en línea, ¡quieren comenzar a protestar y cosas así!

Otros usuarios de Facebook  defendieron que al centrarse solo en la discrepancia entre permitir la entrada gratuita de las mujeres y la obligación de los hombres de tener que pagar, se estaba perdiendo de vista lo principal.

En una conversación sobre el tema, Georgia Popplewell compartió su opinión [10] respecto al problema:

An incident occurred that, to me, was plainly discriminatory: a woman was told that she didn't qualify as a woman on account of what she was wearing.

I'm not at all surprised at the the trajectory of the discussion that's followed—the questioning of the woman's motives, etc, the ‘Je Suis Shannon’, etc—because that is how it goes.

But I do find the attempt to hijack the discussion of an important topic that's rarely addressed in this country—gender expression—and turn it into a discussion about the dismantling of a time-honoured club and fête policy about which nobody has been particularly vocal till now, totally disingenuous.

Not all discrimination is created equal, and not all unequal treatment is necessarily discriminatory.

Sucedió un incidente que, para mí, es evidentemente discriminatorio: a una mujer le dijeron que no se la podía considerar mujer debido a lo que llevaba puesto.

No me sorprende para nada la dirección que después tomó la discusión, cuestionar los motivos de la mujer, el «Yo soy Shannon», etc., porque así es como funciona.

Pero me parece absolutamente poco honesto el intento de apropiarse de un asunto muy importante que raramente se aborda en este país, la expresión sexual, y convertirlo en una discusión sobre el desmantelamiento de un honrado club y «la política de fiesta» sobre la que nadie había sido particularmente elocuente hasta ahora.

No toda discriminación se genera del mismo modo, ni todo trato desigual es necesariamente discriminatorio.

El blog feminista Code Red hizo un comentario [11] muy perspicaz sobre las políticas sexuales de entrada «gratuita»‘:

Nightclubs that advertise ‘ladies free’ are actually using women as part of the experience they are selling to (heterosexual) men whom they perceive as their legitimate customers. This is the reason men are expected to pay and ‘ladies’ are admitted ‘free’. It is neither an act of feminist benevolence nor discrimination against men that club owners have such policies. Such policies aid in heterosexualizing public spaces and reinforcing the notion that ALL women should be sexually available to men. These clubs with their dress codes, including the requirement that women wear heels, seek to reinforce a heterosexualised femininity, regulating gender and sexuality and often discriminating based on class, colour and size. Women can collectively challenge this hetero/sexism and classism by refusing to patronize such clubs and organising our own forms of entertainment and community building.

Las discos que hacen propaganda de «entrada gratuita», en realidad están utilizando a las mujeres como parte de la experiencia que venden a los hombres (heterosexuales), a los que perciben como sus legítimos clientes. Esta es la razón por la que se espera que los hombres paguen y las mujeres entren gratis. No se trata de un acto de feminismo benevolente, ni de una discriminación contra los hombres de parte los propietarios de los clubes que aplican estas políticas. Estos locales con sus códigos de vestimenta, incluido el requisito de que las mujeres lleven tacones, buscar reforzar un tipo de femineidad, regulando el género y la sexualidad, y a menudo discriminan en función de clase, color y tamaño. Las mujeres podemos desafiar este heterosexismo y clasismo no siendo clientes de este tipo de clubes y organizando nuestras propias formas de entretenimiento y de construcción de comunidad.