Este reportaje fue realizado por Carmen Aristegui, Daniel Lizárraga, Rafael Cabrera, Irving Huerta y Sebastián Barragán para Aristegui Noticias (México) y es republicado en CONNECTAS gracias a un acuerdo para difusión de contenidos
Vista desde la televisión, la boda religiosa del hoy presidente de México, Enrique Peña Nieto, y la popular actriz Angélica Rivera parecía formar parte de un cuento de hadas. Sin embargo, su realización se hizo posible a partir de un proceso plagado de irregularidades, falsedades y simulación al interior de la Arquidiócesis Primada de ese país.
Para poder realizar ese matrimonio se montó una maquinación que le arrebató las potestades de su ministerio sacerdotal al presbítero José Luis Salinas Aranda, quien desempeñaba actividades pastorales en Televisa, para que fuera declarado nulo e inválido el enlace religioso entre Angélica Rivera y su anterior marido, el productor de televisión José Alberto Castro. Así lo revela el portal periodístico Aristegui Noticias y la revista Proceso, de ese país.
El escándalo se destapó a pocos días de la primera visita del Papa Francisco a México, donde hoy fue recibido por millones de creyentes y por el presidente Enrique Peña Nieto, quien trató de esconder este secreto según las revelaciones periodísticas publicadas en la plataforma de periodismo latinoamericano CONNECTAS.
En su momento, las revistas de sociales dieron una cobertura pormenorizada de la boda, celebrada el 27 de noviembre de 2010, en la catedral de Toluca. El matrimonio sellaba la inocultable construcción de una candidatura presidencial impulsada desde la televisión, pero la ceremonia fue antecedida por lo que el Tribunal de la Rota Romana, de El Vaticano, calificó como un “craso simulacro de justicia”.
Jerarcas de la Iglesia, autoridades de la Santa Sede y el propio Enrique Peña Nieto, cuando era gobernador del Estado de México, tuvieron conocimiento del proceso irregular para anular el primer matrimonio religioso de Angélica Rivera. Todos los trámites que dieron vía libre a las nupcias del hoy primer mandatario de México dejó además en el camino la carrera del padre Salinas Aranda, quién falleció el pasado mes de octubre, sin que nadie atendiera sus súplicas para que le quitaran la sanción, irregular según los mismos documentos del clero, y que limitó el desarrollo normal de su vida como religioso.
En la última comunicación que el padre Salinas envió al Papa Francisco rogó así por su auxilio:
Lo hago con el corazón en la mano y movido por la enorme confianza en la misericordia que le distingue. Pongo confiadamente en su corazón de padre y pastor esta situación que me agobia”.
En la misma el sacerdote argumentó:
Esta misiva tiene varias intenciones. La fundamental es hacer aclaraciones necesarias para resarcir mi persona en el ejercicio del ministerio sacerdotal, frente a infundios y calumnias por las que me he visto sometido a la sanción canónica y en las que se encuentran involucradas personas que pertenecen a la jerarquía de la Iglesia, así como otras pertenecientes en activo a instancias políticas”.
Según sus cartas, el padre Salinas estaba convencido de que por presiones de “alguien” se le dio a Angélica Rivera la anulación de su matrimonio con José Alberto Castro para que fuera libre de casarse con Enrique Peña Nieto, el hoy presidente de México.
Angélica Rivera y José Alberto Castro vivieron en unión libre desde inicios de la década de los noventa. De su relación nacieron tres hijas: Sofía (1996), Fernanda (1999) y Regina (2005).
En 2008, Rivera y Castro firmaron el divorcio por la vía civil. En marzo de 2009 la actriz habría solicitado la nulidad de su matrimonio. El 19 de mayo de ese año, el Tribunal de la Arquidiócesis publicó un decreto que anuló el matrimonio de Rivera y Castro, alegando un defecto de forma canónica, incluida la ceremonia de la playa.
En una entrevista, Rivera comentó:
Después de mi divorcio civil, pedí la anulación de mi matrimonio por la Iglesia y hasta entonces me enteré de que la Iglesia no puede hacer válido el supuesto matrimonio de la iglesia de Fátima porque no se corrieron amonestaciones, en la ceremonia del 2 de diciembre no hubo anillo, no hubo lazo y, por si fuera poco, el padre de la iglesia de Fátima que firmó el acta no tenía permiso para celebrar el sacramento.
Al mismo tiempo que ocurría el trámite de anulación, la Arquidiócesis también llevó a cabo un proceso en contra del padre Salinas a quien castigó severamente por oficiar una misa de acción de gracias, pero nunca procedió en contra del padre Ramón García López, quien sí casó a Rivera y Castro en la iglesia de Fátima, y de hecho continúa ejerciendo el ministerio.
Consulte acá para comprender cómo se dio la primer boda de Angélica Rivera y el intrincado proceso que permitió su anulación para dar paso a la ceremonia religiosa con Enrique Peña Nieto.
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