La firma del acuerdo de paz en Colombia está cada vez más cerca

El proceso de paz fue uno de los temas tratados por el Presidente Juan Manuel Santos en la reunión que sostuvo este martes con oficiales y suboficiales de la Primera División del Ejército con sede en Santa Marta. Foto: Presidencia de Colombia.

El proceso de paz fue uno de los temas tratados por el Presidente Juan Manuel Santos en la reunión que sostuvo este martes con oficiales y suboficiales de la Primera División del Ejército con sede en Santa Marta. Foto: Presidencia de Colombia.

El gobierno de Colombia espera que el próximo mes de marzo pueda firmarse el acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la guerrilla más antigua de América Latina, para poner fin al conflicto armado que ha desangrado al país por más de medio siglo.

Al menos 220.000 personas han sido asesinadas, 25.000 desaparecidas y 4.744.046 desplazadas en el periodo comprendido entre 1958 y 2012, según el informe presentado por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) y publicado por el diario El País.

Fue precisamente en 2012 cuando iniciaron los diálogos de paz, que se han desarrollado en La Habana, Cuba, entre representantes del gobierno neogranadino y miembros del grupo guerrillero.

El escenario posconflicto sumó un nuevo aliado recientemente, luego de que Santos se reuniera con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en Washington, para conmemorar los 15 años de cooperación bilateral a través del controvertido Plan Colombia y poner en marcha una segunda fase de ayuda denominada Paz Colombia.

La Casa Blanca publicó en su página de Internet el documento en español: “HOJA INFORMATIVA: Paz Colombia: Una Nueva Era de Asociación entre Estados Unidos y Colombia” en el que detalla los alcances de la cooperación.

(…) esta iniciativa de varios años aumentaría el apoyo catalítico de EE. UU. para ayudar a Colombia a “lograr la paz”. Paz Colombia centrará la futura asistencia de EE. UU. en tres pilares: 1) consolidación y expansión del progreso alcanzado en seguridad y operaciones antidroga y al mismo tiempo, reintegración de la FARC a la sociedad; 2) expansión de la presencia del estado y las instituciones para fortalecer el estado de derecho y las economías rurales, especialmente en previas zonas de conflicto; y 3) promoción de la justicia y otros servicios esenciales para las víctimas del conflicto. Como parte de ese marco y para apoyar la implementación del acuerdo de paz, el Presidente solicitará más de $390 millones para el año fiscal 2017 de asistencia extranjera bilateral. La Administración también solicitará fondos para el año fiscal 2017 para otros programas en curso que contribuirían con los objetivos de Paz Colombia tales como asistencia humanitaria para las poblaciones vulnerables y programas para operaciones antidroga del Departamento de Defensa que, de ser aprobados por el Congreso, aumentarían nuestro nivel de esfuerzo total a más de $450 millones.

El gobierno colombiano se hizo eco del anuncio través de Twitter:

 

Mientras que Olmedo Ramírez manifestó su escepticismo frente al rol de Estados Unidos en un escrito para el portal Ciudadano en la Red:

‘Mucho ruido y pocas nueces’ es la percepción de muchos colombianos frente al proyectado fondo de USA por un valor de US$450 millones ¿por año? para financiar la paz, más allá del conflicto -que todavía está en veremos- y como sustituto del ‘Plan Colombia’ por un valor cercano a los US$5000 millones, de tan profundo impacto en la modernización de nuestras fuerzas militares y el progreso de nuestra ya larga batalla contra la subversión y el narcotráfico que también le compete a los consumidores por aquello de “es la demanda la que crea la oferta”, apenas morigerado por el gran significado político que este hecho reviste, de la mano del involucramiento unánime del Consejo de Seguridad de la ONU en la vigilancia del desarme de la guerrilla en el posconflicto.

La paz implica para muchos una reforma a la Constitución nacional. Así lo expresó el portal Pacifista:

Sectores dispares parecen ahora encontrarse en la necesidad de que, ya sea para la etapa de refrendación o de implementación de los acuerdos con las Farc, se convoque a una asamblea nacional constituyente que tenga a su cargo moldear una constitución acorde con el escenario que se abriría con la terminación del conflicto.

A pesar de las diferencias, el fin del conflicto armado es un anhelo de los colombianos, como bien escribe en el portal Kien Y ke, Alfonso Ojeda Awad:

Para alegría de todos los colombianos, amantes de la Paz y la Reconciliación, en el año de 2016 se firmará por fin, el esperado documento que ponga fin a la guerra fratricida que por más de cincuenta años ha ensangrentado todo el territorio nacional. Los significativos esfuerzos realizados por las delegaciones oficiales, tanto del gobierno nacional como de las Farc, indican que van llegando a conclusiones posibles y factibles que permitirán darle un ejemplo al mundo de cómo se solucionan contradicciones que en determinados momentos y circunstancias se consideraron insuperables y solo se veía la guerra como el único camino existente.

Si se cumple el calendario y la firma se da en marzo, «los colombianos serán convocados a las urnas durante el primer semestre del 2016 para que refrenden o rechacen los acuerdos de paz que se logren con las Farc», de acuerdo con el diario El Tiempo.

En Twitter, Jeisson Zubieta Díaz expresó su apoyo al plebiscito y se mostró en contra de una constituyente:

Luis Fernández hizo votos a favor de la paz:

Mientras que Nerita Versicolor recordó a quienes trabajan por la paz:

Luis Alberto pidió no olvidar un elemento clave para alcanzar y mantener la paz:

La fase final y ojalá la definitiva del proceso de paz está en marcha, luego de que haber alcanzado acuerdos en los puntos relativos al «desarrollo agrario integral, participación política de la guerrilla una vez se desmovilice, la solución al problema de las drogas ilegales y el de víctimas y justicia». Precisamente este último es el más delicado para las FARC.

Según el sitio Público, el sistema de justicia establece cuatro salas: de reconocimiento de la verdad y responsabilidad y determinación de hechos y conductas, de amnistía o indulto, de “definición de situaciones jurídicas” y de investigación y acusación”. Lo que significa que además de la guerrilla, deben pasar todos aquellos que hayan apoyado y financiado los grupos paramilitares que todavía operan en el país y que siguen siendo una amenaza para los guerrilleros.

También queda pendiente qué hacer frente a otros grupos irregulares como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Ejército de Liberación Popular (EPL) que no están en las negociaciones.

A pesar de esto, el gobierno y otras instituciones ya avanzan en el escenario posconflicto, a través de alianzas y asociaciones en pro de la paz, a la vez que se ha establecido un plan de sensibilización en centros educativos, eventos y lugares públicos, entre otros.

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