- Global Voices en Español - https://es.globalvoices.org -

El lado menos cordial de la lucha contra el terrorismo en las fronteras de Francia

Categorías: África Subsahariana, Guinea, Senegal, Etnicidad y raza, Gobernabilidad, Medios ciudadanos
Patrouille de policiers - CC BY-SA 2.0 [1]

Patrullaje policial en París. Foto: Rama. CC 2.0.

Una vez acontecidos los ataques terroristas en noviembre del año pasado y que se declarara estado de emergencia, las fronteras de Francia se han visto altamente resguardadas; lo que aumenta las posibilidades de abuso de poder policial con la excusa de proteger la nación.

A finales de 2015, Dieretou Diallo, una estudiante y bloguera guineana que vive en Niza, Francia tuvo que pasar por una humillante y dura experiencia cuando viajaba de París a Dakar para participar en el lanzamiento de Africtivistes, una liga panafricana a favor de la democracia. Ella narró su historia en su blog «From You to Me» (De ti para mí):

Embarquement pour Dakar, catastrophe. Je tombe sur un douanier plein d’aigreur et raciste. Je ne pense pas ressembler à quelque extrémiste dans mon jean, mon débardeur et mes escarpins. Pourtant je fais l’objet d’une fouille mesquine, désagréable, et plus loin d’abus de pouvoir avec cette phrase lancée avec dédain face à mon impatience : «Je prends autant de temps que je veux, je peux décider que l’on descende vos bagages de la soute pour les fouiller sans explications, je le fais si j’en ai envie et vous raterez votre avion puis c’est tout». Il me balance les yeux méchants : «Vous parlez français ou pas ?» Ce à quoi je rétorque du tac au tac «: Je ne sais pas, essayez pour voir.»

Dieretou Diallo, blogueuse Guinéenne. Avec sa permission

La couleur de notre entretien est donnée. Questions poussées: objet de mon voyage, durée de mon voyage, raison de ma présence en France, date d’arrivée en France et j’en passe. Mon bagage de cabine est minutieusement retourné, mon passeport est ausculté sous toutes ses facettes, mes chaussures sont renversées, histoire de voir si quelque chose y est caché, ma trousse de maquillage est passée au peigne fin.

Exaspérée, j’avance cinglante : «Vous voulez pas que je me foute à poil non plus ? Est-ce que j’ai l’air d’une terroriste?» . Je ne me laisse pas faire et cela le met de mauvaise humeur car annihilant la piteuse autorité qu’il veut imposer, il s’acharne, je m’énerve : «J’ai hâte de finir mes études et de me barrer d’ici». Il répond : «Oui c’est ça, partez tous !». Sourire ironique, je lui réponds que je resterai, rien que pour le plaisir de faire chier des gens comme lui. Je bous de colère, d’impuissance.  Plus de quarante cinq minutes d’élucubrations, de va-et-vient au bout desquelles je suis au bord des larmes, je n’ai pas d’énergie pour lutter en ce moment. Je trouve tout de même l’ultime force de lancer  : « Si l’avion part, et que vous ne trouvez rien dans mes bagages en soute par la suite, je ne répondrai plus de moi. Je ferai un scandale, je m’en fiche d’aller au commissariat. Je viens de perdre mon père et la dernière chose dont j’ai besoin, c’est qu’on me traite comme une moins que rien.»

Mi salida a Dakar fue un desastre. Una experiencia amarga y racista iniciada por un oficial de aduanas. No creo parecer una extremista con mis jeans, camiseta y sandalias. Sin embargo, me sometieron a un registro mezquino, desagradable y por sobre todo, a un abuso de poder, mi impaciencia empeoraba con una respuesta desdeñosa de «tardaré cuanto quiera. Puedo registrar tu valija sin razón. Lo haré si así lo quiero, si es necesario, perderás tu vuelo, punto». Él clavó sus ojos en mí y preguntó «¿Hablas francés?» A lo que contesté, con enojo, «No sé, ¡inténtalo!».

Dieretou Diallo, bloguera guineana. Usada con su autorización.

Ese fue el tono de nuestra conversación. Me interrogaron por sobre el propósito de mi viaje, la duración, el motivo de mi residencia en Francia, la fecha de llegada al país, por nombrar algunas de las preguntas. Revisaron minuciosamente mi maleta de mano, lo mismo con cada una de las hojas de mi pasaporte, mis zapatos para ver si llevaba algo al interior. Mi bolso de maquillajes también, fue revisado a más no poder.

Exasperada, estaba ya irritada. «¿Quieres que me desvista?, ¿parezco una terrorista? Pero no perdí los estribos, lo que pareció molestarle, ya que no le daba en el gusto de que estuviera por sobre mí. Me harté y dije «No puedo esperar a terminar mis estudios y largarme de este lugar». A lo que respondió «¡Sí, lárgate!». Sonriendo con ironía, le contesté que me quedaría, solo para molestar a gente como él. No podía más de rabia e impotencia. Después de 45 minutos de una discusión sin sentido que me dejó al borde de las lágrimas, no tenía la fuerza para seguir. Pero tuve la fortaleza de decir «Si pierdo mi vuelo y no encuentran nada en mis pertenencias, no solo sabrás de mí. Haré un escándalo, no me importa si debo ir a la policía. Acabo de perder a mi padre, lo último que necesito es que me traten como basura».