El pasado martes, las autoridades europeas y turcas, reunidas en Bruselas, llegaron a un principio de acuerdo, por el que la Unión Europea (UE) podrá devolver a Turquía a todos los nuevos solicitantes de asilo que lleguen a las islas griegas. En el mismo acuerdo, Europa se compromete a realojar en la UE a un refugiado sirio de los campamentos turcos por cada demandante de asilo expulsado a Turquía. Los refugiados de países como Irak o Afganistán que lleguen a Europa por esa vía quedan fuera del acuerdo y no podrán pedir asilo en la UE.
De esta forma, Europa cierra las puertas a cualquier refugiado que no sea sirio, e incluso estos serán admitidos con cuentagotas. Esto significa que la UE pondrá en práctica las «devoluciones en caliente», es decir, la expulsión de potenciales refugiados sin darles siquiera la oportunidad de pedir asilo.
Las autoridades europeas pretenden así aliviar la situación de Grecia, país desbordado por la afluencia de refugiados procedentes de las costas turcas. ACNUR describe así el campo de Idomeni, donde el frío y la lluvia multiplican el sufrimiento de miles de personas:
Las condiciones de hacinamiento están generando escasez de alimentos, refugio, agua e instalaciones de saneamiento. La tensión ha ido en aumento, avivando la violencia y jugando en favor de los traficantes de personas.
A cambio de las devoluciones, la UE se compromete a hacer una donación aún indeterminada a Turquía, destinada a atender a los 2,7 millones de refugiados que alberga en su territorio. Asimismo, la UE dejará de exigir visado a los ciudadanos turcos a partir de junio de 2016 y abrirá «nuevos capítulos» en las negociaciones de adhesión de Turquía a la UE.
Numerosas organizaciones de derechos humanos han expresado sus dudas en cuanto a la legalidad del acuerdo. La entidades de acción social de la Iglesia católica en España emitieron un comunicado en el que denuncian que «la imagen de una Europa de los mercaderes vuelve a emerger como escandaloso colofón a la larga serie de acciones caóticas, confusas y represivas que en los últimos meses vienen adoptándose contra los refugiados en la Frontera Este»:
El acuerdo adoptado con Turquía viola los convenios internacionales y europeos ratificados por los Estados miembros que prohíben expresamente la devolución de personas que son objeto de persecución o víctimas de guerra. (…) Además, supondrá un incremento mayor si cabe del inmenso saldo de sufrimiento, dolor y muerte por parte de quienes siguen arriesgando cada día sus vidas mientras buscan bienestar, seguridad y protección a las puertas de Europa.
Vincent Cochetel, director para Europa del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), dijo en una entrevista:
La expulsión colectiva está prohibida por la Convención Europea de Derechos Humanos, y un acuerdo que parece que establece la expulsión directa de extranjeros hacia un país tercero no es compatible con la legislación
Save the Children mostró su preocupación por la deriva que están tomando los países europeos:
Europe’s concern goes no further than guarding its external borders and containing people within Turkey – depriving vulnerable people and children fleeing war and persecution from seeking asylum in Europe, which is a violation of both international and refugee law.
La preocupación de Europa se limita a controlar sus fronteras exteriores y a contener a la gente en Turquía, privando a niños y personas vulnerables que huyen de la guerra y la persecución de buscar asilo en Europa, lo que viola tanto la legislación internacional como las leyes sobre refugiados.
Iverna McGowan, directora de la oficina de Amnistía Internacional ante las Instituciones Europeas advierte que según los líderes europeos, la devolución de refugiados «sería viable ante las leyes de la UE en cuanto Turquía sea designado «país seguro»», y expresa dudas sobre la seguridad que ofrece dicho país a los refugiados:
Turquía ha devuelto a refugiados a Siria y muchos refugiados viven en el país en una situación grave, sin alojamiento adecuado. Cientos de miles de niños refugiados no pueden ser escolarizados. Por mucho que uno se esfuerce, resulta inconcebible imaginar que Turquía sea considerado un ‘tercer país seguro’ al que la UE pueda traspasar cómodamente sus obligaciones.
También los internautas han criticado con dureza la decisión del Consejo de Europa. Así escribe el periodista Íñigo Sáenz de Ugarte en su artículo «El hundimiento de Europa»:
Es el triunfo de las posiciones xenófobas y racistas de varios gobiernos de Europa del Este, aunque estos no hayan conseguido todo lo que pretendían.
(…) la UE ha optado por convertir a Grecia en un inmenso campo de internamiento y poner en marcha un proceso por el que los que no tengan el derecho a ser acogidos sean devueltos a Turquía. Y para ello, ha firmado un pacto con el diablo al hacer varios regalos al Gobierno turco, embarcado en una deriva autoritaria y represiva del mismo tipo que los países europeos denuncian en otras zonas del mundo.
El periodista y corresponsal de guerra Ramón Lobo expresa opiniones similares en su columna de InfoLibre:
Ganan Marine Le Pen, Vickor Orban y Pergida; gana la Europa xenófoba. (…) Hay un tufo antidemocrático, y por qué no decirlo, fascistoide, en muchas de las cosas que se dicen y hacen, en las justificaciones para expulsar refugiados como si fueran ellos los que violan la ley cuando la ley la violamos nosotros al impedir el refugio a los perseguidos por la guerra.
En twitter, muchos internautas expresaron también su indignación:
Lo que acaba con los valores de Europa no son unos miles de refugiados, sino la crueldad con la que los tratamos pic.twitter.com/ovRIM7umy6
— Eterno Primavera (@SiPeroNo1) March 7, 2016
Seguro. La hostia que nos dará la Historia no tendrá atenuantes. Idomeni. #refugiados pic.twitter.com/8gK6ECbCKf
— Miguel A. Rodríguez (@Marodriguez1971) March 6, 2016
Europa es una asociación de empresas que no tiene por qué preocuparse de los refugiados y esas tonterías que no afectan a las bolsas.
— gerardo tecé (@gerardotc) March 7, 2016
Las negociaciones continúan y queda por ver si los políticos europeos cederán a las presiones y modificarán las propuestas presuntamente ilegales del acuerdo, que se cerrará definitivamente el 18 de marzo.
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