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Latente desconfianza de los hongkoneses en el gobierno estalló en la «Revuelta de las Bolas de Pescado»

Categorías: Asia Oriental, China, Hong Kong (China), Gobernabilidad, Medios ciudadanos, Política, Protesta
After clashing with the police, protesters turned violent and fought back. Image from inmediahk.net's facebook page. [1]

Después de enfrentarse con la policía, los manifestantes se volvieron violentos y contraatacaron. Imagen de la página de Facebook de inmediahk.net.

Durante el primer día del año del mono, el 8 de febrero, se produjo un violento enfrentamiento entre la policía y unos manifestantes en el barrio Mong Kok de Hong Kong. El enfrentamiento comenzó cuando la policía intentó dispersar a la multitud que se había reunido para evitar que las autoridades desalojaran a los vendedores de comida sin licencia en el mercado de noche.

En el pasado reciente, las autoridades habrían hecho la vista gorda mientras estos comerciantes venden comida durante el Año Nuevo Lunar ya que muchas tiendas están cerradas por vacaciones, es decir, sus puestos sin licencia no obstruirían el negocio. Sin embargo, el Departamento de Higiene Alimentaria y Medioambiental (FEHD) con la ayuda de la policía decidió tomar medidas durante el festival.

Muchos ven la desaparición de los vendedores ambulantes como resultado de las políticas injustas que sirven a los ricos y marginan a los pobres. Los medios de comunicación han denominado las protestas como la Revolución o Revuelta de las Bolas de Pescado, ya que las bolas de pescado son una de las comidas que más se venden en las calles en Hong Kong.

Mientras los manifestantes defendían a los vendedores ambulantes, la policía seguía patrullando por Mong Kok después que los agentes del FEHD se hubieran ido antes de la medianoche. Entonces, escaramuzas menores estallaron en varios lugares y la tensión aumentó cuando la policía antidisturbios apareció. Al final, una multitud intensa estalló, la policía empezó a lanzar spray pimienta contra los manifestantes y los manifestantes se defendieron arrojando botellas y ladrillos.

Sobre las 2 de la madrugada, un grupo de policías, que se había quedado sin refuerzos, fue rodeado por los manifestantes, que supuestamente les atacaron en venganza por haber sido golpeados por la policía durante uno de los enfrentamientos. Un agente realizó dos disparos de advertencia para que los manifestantes dejaran de atacarles después de que uno de sus compañeros tropezara con algunos objetos arrojados a la calle y se cayera. Los dos disparos aumentaron aún más la tensión.

A continuación se muestra un vídeo subido por el periódico Epoch Times a YouTube:

‘¡Tenemos que contraatacar!’

¿Por qué decidieron los manifestantes coger ladrillos y enfrentarse a la policía? Un participante contó [2] a Initium, una web de periodismo de investigación, que sus acciones las provocaron los disparos al aire:

「凌晨2時,我從新聞上得知警員向天開槍,位置就在我家樓下,我再也忍不住了,馬上跑到街上。[…] 突然間,我整個臉、眼睛、手臂都有火灼的感覺,我中了胡椒噴霧。我慌忙向後逃,這時警員向前推進,警棍一下一下地打在我的背部,我現在還是隱隱作痛。」
被噴胡椒噴霧後,黃賢偉身邊的示威者替他洗眼,逐漸回復視力後,他再度走上最前線。「當時我很憤怒,整個身體都在震[…]」

A las 2 de la madrugada, me enteré por las noticias de que un policía había disparado al aire cerca de donde vivo. No pude evitar salir corriendo a la calle […] Se me quemaron la cara, los ojos y los brazos por el spray de pimienta. Tenía miedo y empecé a escapar. Pero la policía siguió atacando y me golpearon la espalda con las porras. Todavía puedo sentir el dolor. […] Estaba muy enfadado y temblaba […]

Afirmó que su rabia iba más allá de los disparos de advertencia, que provenía de su frustración por la injusticia social en Hong Kong:

沒有想過事情會發展成這樣,也沒有想過會有人當面攻擊警察,襲警要坐牢的!但我一直很討厭香港政府。我在香港大學畢業,一直任低薪工作,買不起樓,只能在旺角租住劏房。去年,我開始轉職地盤工人,工作辛苦危險,但每個月可以賺到3萬,這是我比我之前的薪金多一半。但要買房子,我仍然付不起100萬首期,我32歲了,人生已經沒有希望。

Nunca imaginé que la gente atacaría a los policías así. Los que atacan a la policía serán encarcelados. Sin embargo, odio realmente al gobierno de Hong Kong. Me licencié en la Universidad de Hong Kong, pero mi salario era muy bajo y no pude permitirme comprar un apartamento. Por eso he terminado viviendo en una habitación compartida en Mong Kok. El año pasado, decidí aceptar un trabajo de construcción. Es un trabajo duro y peligroso. Sin embargo, conseguí ganar 30.000 dólares de Hong Kong al mes [unos 3.800 dólares estadounidenses], el doble de mi anterior salario. Sin embargo, todavía no he podido permitirme el millón que necesito para dar el pago inicial de un apartamento. Ahora tengo 32 años, no hay ninguna esperanza en mi vida.

Relató que decidió contraatacar con botellas de cristal y ladrillos cuando se topó con un grupo de policías aislados:

[…] 我知道不用怕,只要有一兩個人反擊,就可以帶動整個反擊力量。[…]我把幾個盾牌都扔破了 […] We need to fight back(我們需要還擊)!我們要明確表示We can fight back and we will fight back(我們可以還擊,而且我們會還擊),而不是像傻瓜一樣的等被拘捕的『和平佔中』。

[…] Sabía que no tenía que tener miedo. Una o dos personas lanzaron el ataque y otros se unirían para contraatacar. […] Logré aplastar algunos escudos […] ¡Necesitamos contraatacar! Tenemos que decirle al mundo que sabemos defendernos y que nos vamos a  defender. No actuaremos como los tontos de la protesta Occupy Central, sentados y esperando a que la policía los arrestara.

Occupy Central, también denominada Revolución de los Paraguas, fue un movimiento que acampó en el centro de Hong Kong durante tres meses en 2014 para exigir el derecho de las personas a elegir a sus candidatos para el puesto de máximo líder de la ciudad.

‘Una respuesta desesperada a las políticas de mano dura’

Joshua Wong, el líder del grupo activista estudiantil Escolarismo (Scholarism), fue testigo de los disparos al aire de la policía. Cree [3] que la tensión que se ha ido acumulando entre la policía y los manifestantes desde la Revolución de los Paraguas llevó a un estallido violento:

昨晚,我在旺角目擊警察向天開槍。由鳴槍一刻開始,警力隨之升級,群眾武力不斷上升,縱火和擲磚也是由此而起。示威者選擇使用超出公眾預算的武力攻擊警方,當然不只為了表達針對特定議題的訴求,亦不是純粹因為不滿小販政策走上街頭,而是面對著威權政府的強硬管制,目睹著警方作為國家機器的維穩技倆,不少年輕人已經絕望地走頭無路。
過去2年積存不滿政府縱容警民不信任白熱化,從暗角7警(7名警員將一名示威者抬到陰暗角落拳打腳踢近4分鐘)、警察以警棍毆打路人、警察控告女示威者以胸襲警,甚至是近期的銅鑼灣書店老闆「被消失」事件,均積存了社會受壓迫青年的怒吼,結果在既有體制走進死胡同後,就選擇使用武力表達不滿,捍衛他們心裡相信的社會價值。

Anoche vi a la policía disparando al aire. Tras los disparos, la violencia por parte de la policía y de la multitud se intensificó. Fue el punto de inflexión para la gente, que empezó a lanzar ladrillos y a provocar incendios. Los manifestantes que optaron por atacar a la policía no tenían ningún plan establecido; la rabia no es solo por la política de los vendedores ambulantes. Es una respuesta desesperada a las políticas de mano dura y a las tácticas de mantenimiento de la estabilidad del aparato estatal.

Durante dos años, la desconfianza de los ciudadanos hacia el gobierno y la policía se ha intensificado. Manifestantes fueron golpeados por siete policías en una esquina oscura [durante las protestas Occupy Central]. La paliza de un transeúnte en la calle. La condena de una manifestante por el «ataque de los pechos» [4]. La «desaparición» de editores y libreros [5]. Todo esto es acumulativo y se transformó en rabia por parte de la juventud. No hay otra opción dentro del sistema político preexistente para resolver estas tensiones. Esta es la razón por la que están usando la violencia para defender sus valores.

Trey Menefee, un académico de Hong Kong, también vio los disturbios. Aplicó [6] la teoría de «regímenes y repertorios» del politólogo Charles Tilly para explicar por qué algunos manifestantes de Hong Kong eligieron abandonar los paraguas (usados durante el Ocuppy Central como defensa no violenta contra la policía que usaba gases lacrimógenos) y coger ladrillos:

[…] the Fishball Riot highlighted […] two important contexts. First, over the past year, we witnessed the Hong Kong police force transform into a tool of political repression. The police were not in Mong Kok because of hawkers and fishballs. […] They showed up because ‘localist’ groups, like Hong Kong Indigenous, were there to protest. Had there been anti-localist protesters there that night, we would probably have seen another new habit: police turning a blind eye to their violence, if not outright protecting them. Protests involving Localists groups are becoming ‘forbidden performances.’ […]

[…] Los Disturbios de las Bolas de Pescado destacaron […] dos contextos importantes. Primero, durante el año pasado, fuimos testigos de la transformación de las fuerzas de policía de Hong Kong en una herramienta de represión política. La policía no estaba en Mong Kok debido a los vendedores y las bolas de pescado. […] Aparecieron porque grupos ‘localistas’, como los Indígenas de Hong Kong, estaban allí para protestar. Si hubiera habido manifestantes anti-localistas allí esa noche, probablemente habríamos visto otra nueva costumbre: la policía haciendo la vista gorda a su violencia, o directamente protegiéndolos. Las protestas que involucran a grupos localistas se están convirtiendo en «actuaciones prohibidas». […]

Los localistas defienden la protección de la cultura y la identidad local frente a la creciente influencia de la China continental. Hong Kong es una región administrativa especial de China, pero se supone que disfruta de una alto grado de autonomía.

Menefee continuó:

The failure of the Umbrella Movement was nearly total. The regime didn’t even offer token concessions. The aftermath of the Umbrella Movement saw major infighting within the dissident camp with ‘left plastics’ on one side wanting to continue with social movement repertoire on one side, and ‘yungmo’ [meaning militant] Localists on the other arguing that that only a more aggressive repertoire was was worth the effort.

El fracaso del Movimiento de los Paraguas fue casi total. El régimen ni siquiera ofreció concesiones simbólicas. Lo que siguió al Movimiento de los Paraguas fue una gran lucha interna dentro del campo disidente entre, por un lado, los denominados ‘plásticos de izquierda’ que querían continuar con un repertorio de movimiento social y, por otro lado, los «yungmo», localistas combatientes que defendían que solo merecía el esfuerzo un repertorio más agresivo.

Según la teoría de Charles Tilly, los disturbios son entonces una respuesta a la transformación de Hong Kong, de un régimen pseudo-democrático pero liberal a uno represivo. Esta podría ser la razón por la que grupos estudiantiles de la universidad local siguen apoyando [7] a los manifestantes violentos y condenando las acciones de la policía.

Además, los últimos comentarios del Ministerio chino continental de Asuntos Exteriores sobre los disturbios respaldan la afirmación de Trey Menefee. El portavoz concluyó que los disturbios fueron planeados por una «organización separatista radical local» y alabó a la policía por tomar «medidas efectivas».

Hasta el momento, un total de 36 personas han sido acusadas de disturbios, un delito grave con una pena máxima de 10 años de prisión. El cargo puede basarse en la presencia de una persona en una revuelta, aunque no haya llevado a cabo ninguna acción agresiva.