Este artículo en The World de Carol Hills apareció en PRI.org por primera vez en el 13 de febrero del 2016, y se republica aquí como parte de un acuerdo para compartir contenidos.
La población aborigen de Australia no suele aparecer en la televisión, pero un programa de parodias ha atrapado el interés de la audiencia en general de manera casi inmediata.
«Cuando hicimos la primera temporada no estábamos muy seguros en qué consistía el espectáculo», afirma Nakkiah Lui que protagoniza y escribe Black Comedy, una producción de la Corporación de Radiodifusión Australiana. «Coincidimos literalmente con un anuncio publicitario que decía, ‘si eres un chico negro y te consideras simpático, solicita el puesto’. Todos los chicos negros en Australia se creen divertidisimos, así que fue una especie de en ‘el país de los ciegos, el tuerto es el rey'».
Black Comedy es el primer programa de parodias de humor de la televisión australiana en treinta años. En 1973, el intento de Basically Black nunca pasó del programa piloto, pero Black Comedy se ha convertido un éxito repentino desde el inicio de la segunda temporada.
Lui dice que en el programa hay algo para todos y que agita también el sentimiento de culpabilidad de esa especie de pecado original en Australia: la colonización de la población indígena.
«Existe una sátira mordaz que se salva con incomodidad entre la gente no aborigen y con muchas risas entre los que son» añade Lui.
Un ejemplo es el anuncio satírico que la propia Lui escribió y protagonizó para la linea cosmética Pretty for an Aboriginal. Lui es alta y delgada, pero su madre es de la tribu Gamilaroin, en el interior de Australia, y su padre un isleño de Torres Strait, ambos aborígenes con los rasgos étnicos que caracterizan a la población de Papúa, en Nueva Guinea.
«Mientras crecía siempre me dijeron que era muy bonita para ser una aborigen o que tenía suerte de no parecerme a una aborigen», nos cuenta Lui. «Al compartirlo con mi madre y hermanas, supe que ellas habían vivido lo mismo. Y también la mitad de mis tías y primas, así como gran parte de mis amigas aborígenes. Parecíamos distintas, con características y colores diferentes, lo que era era muy triste, pero al mismo tiempo muy divertido porque eramos todas preciosas».
Black Force es otra parodia sobre un aborigen que forma parte del cuerpo especial de policía SWAT (armas y tácticas especiales) que arresta a los aborígenes negros que no se comportan cómo tales. Lui dice que es una respuesta satírica y directa a los directivos de las pantallas de televisión australianas por la falta de diversidad.
«Black Force lleva nuestra cultura a la pantalla por medio de la comedia. La recepción fue muy buena por parte de la población no aborigen porque piensan que pillan las bromas y las alusiones sobre clase».
Lui añade, «Black Force es una idea divertida sobre qué significa ser aborigen y las bromas entre ellos».
«En el primer episodio dicen, ‘se acabó la fiesta, vuelve a poner las mantas en el salón.’ Una broma muy habitual entre los chicos negros, porque a cualquier casa de aborígenes australianos que vayas, incluso en verano, encontrarás una manta en el salón para tumbarte para ver la televisión cómodamente mientras conversas».
Hay también escenas recurrentes de dos extravagantes personajes homosexuales que se llaman Tidders, el término aborigen que equivale a «hermanas», sacado de The Real Housewives, que proviene a su vez de una una diminuta ciudad australiana del interior llamada The Housewives of Narramine.
Lui es también una escritora de teatro de éxito y la mayor parte de su trabajo se percibe como algo diferente en Australia.
«He tenido que marcar la misma casilla durante toda mi vida», afirma. «Lo mismo sucededió con mi madre o mis abuelos que tuvieron que vivir en misiones (similares a las reservas de los estadounidenses) administradas por gente blanca. Lo que marca ya una distinción sobre quien eres, independientemente de que sea positivo o negativo. Llega a ser agotador, porque nunca te ven como un ser humano o un artista sencillamente, eres siempre la aborigen».
Entonces, ¿por qué la comedia? «Mi abuela solía decirme, ¿qué puedes hacer si eres incapaz de reírte? Algo que mantuvo hasta el día que falleció», nos cuenta Lui.
Lui cree que el poder de la comedia es muy grande, incluso a veces con una repercusión mayor que el drama.
«Lo que pasa con el drama es que la gente puede elegir desde el principio», añade. «Es una especie de paseo al que te invitan y desde el principio sabes si irás o no. Mientras que en la comedia puedes llevar a alguien a tomar un paseo, sin que esa persona realmente sepa que está paseando. Por eso me encanta la comedia, creo que es increíblemente subversiva».