La activista de los pueblos tribales de la India, Soni Sori, sufrió un ataque

Tribal teacher and political leader Soni Sori speaking in an interview. Screenshot from Youtube

Maestra de pueblos tribales y líder político, Soni Sori, habla en una entrevista. Captura de pantalla proveniente de YouTube.

Soni Sori, líder político indígena y defensora de derechos humanos, quien ha hablado en contra de la brutalidad hacia los pueblos tribales a manos de las fuerzas de seguridad del distrito de Bastar, en el estado de Chattisgarh, India central, fue atacada por hombres no identificados el 20 de febrero. Los agresores echaron pintura de aceite, mezclada posiblemente con químicos, sobre su cara, provocándole ennegrecimiento de la tez y una sensación de ardor; los reportes preliminares indicaron que ella había sido víctima de un ataque con ácido.

Ella había recibido amenazas de muerte previo al ataque. A medida que se esparcía la noticia del mismo, muchos condenaron el acto a través de los medios sociales, expresando su apoyo a Sori.

Rama Lakshmi, editora de medios sociales de India para el periódico The Washington Post, tuiteó lo siguiente:

Atacan con ácido a Soni Sori — para callar a una mujer importuna que dice las verdades incómodas acerca de la increíble India.

El activista y columnista Sudheendra Kulkarni impulsó a las autoridades a tomar acción al respecto:

Condeno fuertemente el ataque a la activista de pueblos tribales y líder del partido Aam Admi, Soni Sori. El gobierno de Chattisgarh debe atrapar y castigar a los culpables.

Ashutosh, un portavoz del partido político Aam Aadmi del que es miembro Sori, escribió lo siguiente:

El ataque a Soni Sori es otro intento de silenciar a la voz del disentimiento. Uno puede estar en desacuerdo con las opiniones de los demás, pero así no es la forma de lidiar con ello.

Una ‘prisionera de conciencia’

India, la democracia más grande en el mundo, tiene dentro de sí misma espacios que no son democráticos ni libres. Bastar es uno de esos lugares. En un esfuerzo por aplacar a la insurgencia maoísta, la administración del estado Chattisgarh hizo un despliegue de oficiales especiales de la policía en 2005, con el apoyo del Ministerio del Interior. Antes de ser declarado ilegal por el Tribunal Supremo de India en el año 2011, estos oficiales especiales, conformados mayormente de jóvenes iletrados, perpetraron actos violentos en contra de los pueblos tribales de la región debido a la sospecha que pudieran tener vínculos con militantes maoístas.

Los pueblos tribales soportaron violaciones de derechos humanos como arrestos ilegales, violencia, violación e incluso, fallecieron en manos de los oficiales especiales de la policía y después por otras autoridades en Bastar.

En un artículo de blog publicado en el año 2009, antes que el Tribunal Supremo dictaminara a estos oficiales como ilegales, Umar Khalid explicó:

Hundreds of villages have been evacuated in Chattisgarh alone and the mainstream media [barring a few exceptions] never found time to document it. Women of Chattisgarh are alleging rape by Salwa Judum [special police officers] men, but the courts in India refuse to listen. […] And precisely when the people retaliate on these forces, these mercenaries become national heroes overnight for the government.

Cientos de aldeas han sido evacuadas solo en Chattisgarh y los medios de comunicación convencionales [a excepción de unos cuantos] nunca tuvieron el tiempo para documentarlo. Las mujeres de Chattisgarh afirman que fueron violadas por los hombres del Salwa Judum [oficiales especiales de la policía], sin embargo, los juzgados en India se rehusan a escuchar. […] Y precisamente cuando las personas tomaron represalias en contra de esos oficiales, esos mercenarios se convierten de la noche a la mañana en héroes nacionales para el gobierno.

Soni Sori ha sido una activista franca que lucha en contra de las atrocidades en la región. En el año 2011 fue aprehendida por acusaciones de ayudar a los maoístas que operaban en el área. Permaneció encarcelada por más de dos años antes de ser liberada bajo fianza en 2014; seis de los ochos casos en su contra fueron desistidos, sin embargo, se desconoce qué fue de los otros dos.

Mientras estuvo en la cárcel central de Raipur, ella indicó que fue violada y abusada sexualmente y por medio de cartas reveló que introdujeron a la fuerza piedras en sus genitales y la sometieron a choques eléctricos frecuentes.

Poster of Amnesty International

Afiche de Amnistía Internacional. Dice: Los defensores de los Derechos Humanos en Chattisgarh están bajo ataque. Solicítenle al gobierno que garantice a los activistas, los periodistas y a los abogados, que exponen las violaciones a los derechos humanos, sean capaces de realizar su trabajo de forma segura.

Amnistía Internacional la describió como una «prisionera de conciencia», afirmando que los cargos imputados en contra de Sori y de su sobrino, Lingaram Kodopi, fueron presentados como represalia por la valentía exhibida al hablar en contra de las violaciones de derechos humanos que afrontan regularmente los pueblos tribales que viven en áreas consideradas por el estado de Chattisgarh y las fuerzas especiales como bases maoístas. El esposo de Sori, Anil Futane, fue el primero de los tres en ser arrestado, pues le imputaron cargos por dirigir un ataque al líder local del partido político Congreso Nacional Indio; él pasó aproximadamente tres años en prisión antes de ser absuelto de todos los cargos. Falleció poco tiempo después de su liberación.

‘La ira me impulsa a seguir luchando’

La historia de Sori ha sido ampliamente ignorada por los medios de comunicación convencionales tanto a nivel nacional como internacional, a los que no tiene acceso la clase rural de escasos recursos de India.

Rahul Sen, un usuario de Facebook, reflexionó sobre la posibilidad que el ataque a Sori nunca llegara a los titulares nacionales, a diferencia del arresto reciente del líder sindical de los estudiantes de la Universidad Jawaharlal Nehru, Kanhaiya Kumar, por cargos de sedición presuntamente por gritar lemas en contra del país en una concentración en el campus. Él escribió en Facebook lo siguiente (republicado con autorización):

Soni Sori was also an anti-national in the eyes of the state, seditious beyond the limits of common sense. And, hence, the inflicted tortures – the stone chips and pebbles that tore into her vagina and anal space – were beyond the purview of the sensible. Yet, she would not occupy all of the front-page of ‘The Telegraph’ or let's say, even deserve a mention in most of our newsfeeds and Facebook posts. Except when we are ‘speaking for’ the oppressed; or theorizing on the state's duplicity; or even better, critiquing the critics for not taking her seriously, as I am doing through this post. She lives in this absence, through each passing reference; a very deliberate absenting of a life whose survival in itself is political. Not all lives are grievable, not all anti-nationals affect us universally.

Soni Sori era también una antinacionalista para el Estado, una incitadora que sobrepasa los límites del sentido común. Y, por esa razón, las torturas infligidas – los fragmentos de piedras y las piedras pequeñas que rasgaron su vagina y orificio anal – fueron más allá del límite de lo sensible. Aún así, ella no ocuparía todas las primeras planas de The Telegraph, tampoco es digna de una mención en la mayoría de las fuentes noticiosas y publicaciones en Facebook. A excepción, cuando estamos ‘hablando por’ el oprimido; o teorizamos sobre la duplicidad del Estado o inclusive, criticamos a los críticos por no tomarla en serio, como lo estoy haciendo ahora a través de esta publicación. Ella vive en esta ausencia con cada referencia que pasa; una ausencia tan deliberada de una vida cuya supervivencia en sí es política. No todas las vidas son lamentables, no todos los antinacionalistas nos afectan de manera universal.

A pesar que el ataque de Sori no se ha convertido en una tendencia en Facebook ni en Twitter, las personas que conocen sobre su lucha se han unido para apoyarla, por el hecho de la violencia. India Resists, una plataforma de medios ciudadanos, inició una petición en la que condenan el ataque y exigen tomar acción inmediata en contra de los culpables.

Sori ha sido, desde el incidente, trasladada de Chattisgarh a Delhi por tratamiento. En una entrevista concedida unos meses antes del ataque, Sori habló sobre su lucha prolongada en contra de la violencia y la injusticia.

I have gone through a lot. I was tortured, electrocuted. My body has gone through lots of suffering. I lost my husband to the hands of injustice. When I think of those days, I do get angry. And this anger consumes all the fear I have ever had. This anger gives me courage to fight on. I see myself getting involved in other people’s struggle. I do not know if I can get them justice, but I will make sure their stories of suffering will be heard outside. Their stories will be spread. And that is my aim.

He pasado por muchas cosas. Fui torturada, electrocutada. Mi cuerpo ha sufrido daño considerable. Perdí a mi esposo a causa de la injusticia. Cuando pienso en esos días, me enfurezco. Y ese sentimiento consume todo el miedo que haya sentido alguna vez en la vida. Esta ira me impulsa a seguir luchando. Me veo involucrándome en la lucha de otras personas. No sé si puedo obtenerles justicia, pero me aseguraré que sus historias de sufrimiento sean escuchadas en el exterior. Estos relatos serán diseminados. Y ese es mi objetivo.

El ataque reciente a Sori habla del hecho que está pagando un alto precio por una lucha que es más universal de lo que aparenta ser a primera vista: la lucha por la liberación de la violencia patrocinada por el gobierno.

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