Violencia de género, un problema endémico que no es normal

La violencia contra mujeres en México representa una afrenta que exhibe la realidad de un país con prácticas vetustas y a un gobierno que responde con candidez o acaso insuficiencia para resolver el problema. Dicha violencia es palpable en todo el territorio nacional, donde el abuso sexual no es la peor de las preocupaciones, pues en muchas localidades las mujeres pierden la vida cotidianamente con impunidad para sus victimarios. La Organización de las Naciones Unidas incluso lo ha apuntado como uno de los 25 países más peligrosos para la mujer.

En los últimos días hemos publicado una serie de artículos relacionados a la crisis por la violencia de género que se vive en México. Hemos abordado, entre otras cosas, la respuesta gubernamental al problema y la reacción de mujeres víctimas de acoso que compartieron sus experiencias en línea – esto último no solo desde México, sino de varios países de Latinoamérica.

Para continuar con estos trabajos, conversamos con la abogada Fabiola Higareda (FH), quien desde hace varios años se ha dedicado a tratar con la violencia de género desde el servicio público.

Foto aportada por Fabiola Higareda, abogada experta en violencia contra las mujeres.

Foto aportada por Fabiola Higareda, abogada experta en violencia contra las mujeres.

GV: En tu opinión ¿es justificada la cobertura en medios tradicionales y ciudadanos de México a los temas de violencia contra las mujeres en las últimas semanas o se ha «inflado» la situación?

FH: En la actualidad, los medios de comunicación constituyen una herramienta fundamental para evidenciar lo que se ha normalizado por años. Los altos niveles de violencia de género contra las mujeres siempre han estado presentes, sin embargo, justo por esta normalización, existe una cifra negra (no denunciada), y es justo ahí, donde los medios de comunicación resultan un elemento útil y necesario para poder concientizar y visibilizar que las mujeres seguimos siendo violentadas en múltiples formas.

GV: Dos preguntas en una ¿consideras que es acertada la estrategia del gobierno mexicano de crear organismos como CONAVIM o INMUJERES para afrontar la problemática? ¿Es suficiente esta táctica de crear más oficinas federales y locales?

FH: La creación de instituciones encargadas de hacer políticas públicas para erradicar la violencia de género contra las mujeres ha sido fundamental para promover, respetar, proteger y garantizar el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia. Sin embargo, es importante cambiar la perspectiva desde la que se ve esta problemática. Con esto me refiero a la necesidad de crear instituciones dedicadas a prevenir y atender la violencia de género desde una óptica en donde los hombres sean el eje central. Lugares en donde puedan diseñarse políticas públicas encaminadas a crear nuevas masculinidades. Para ejemplificar lo anterior expongo el siguiente caso: cuando una mujer es víctima de violencia familiar por parte de su pareja, acude a alguna institución a recibir atención multidisciplinaria e integral. Ella se convierte en el centro de acción del aparato gubernamental, mientras que el hombre generador de violencia se anula en su totalidad. Éste no recibe ningún tipo de apoyo o terapia para modificar su conducta y entender que existen otros medios no violentos de resolución de conflictos. Por lo tanto, este hombre seguirá actuando a lo largo de su vida de forma violenta.

Es necesario que las estrategias tomen en consideración que la violencia de género no es un asunto exclusivo de mujeres violentadas, sino también de hombres generadores de violencia.

GV: Tratándose de violencia sexual ¿tienen los medios de comunicación tradicionales parte de la culpa de que esta violencia sea generalizada o “normalizada”?

FH: Los medios de comunicación atienden y cubren las necesidades de la colectividad, siguen las reglas básicas del mercado de “a mayor demanda, mayor oferta”. En México, al igual que en muchos otros países, las mujeres somos vistas como objetos sexuales y este aspecto es reforzado por los medios de comunicación. En el discurso, la sociedad exige que las mujeres tengamos un protagonismo en los medios de comunicación igualitario con independencia del sexo. Sin embargo, en la práctica seguimos teniendo un trato diferenciado y asimétrico. Son muchos los medios de comunicación dirigidos a la población masculina que sexualizan a las mujeres para tener mayores ventas. Periódicos que en su página principal muestran a una mujer con poca ropa, al lado de la noticia principal del día o anuncios televisivos que “objetivizan” a mujeres para la venta de algún producto. De esta forma, constituyen un elemento clave en la normalización de la violencia de género.

GV: En tu experiencia ¿de qué forma puede repararse el daño en casos de abuso similares a los que vivieron Andrea Noel cuando un sujeto levantó su vestido y bajó su ropa interior; o el de Gabriela Nava, a quien un trabajador de la universidad a la que asiste tomó fotos debajo de su falda?

FH: Es necesaria una reparación del daño a nivel social e institucional, ya que van de la mano. A nivel social, resulta necesario hacer visible que los hechos que vivieron Andrea y Gabriela fueron actos de violencia que por ningún motivo deben pasarse por alto. A nivel institucional se necesita que las autoridades sean conscientes de que este tipo de actos deben ser investigados y sancionados. Ambos tipos de reparación del daño demuestran a la sociedad que no será permitido ningún tipo de violencia de género hacia las mujeres, lo que repercute directamente en la prevención de la misma.

GV: ¿Qué opinión te merece el papel que las redes sociales han jugado en casos como los antes mencionados; o en el de «Los Porkys«, los cuatro jóvenes de la élite social del estado de Veracruz que fueron acusados de violación cometida en agravio de una joven menor de edad?

FH: Las redes sociales también han tenido un factor preponderante en evidenciar los grandes índices de violencia que vivimos las mujeres en nuestro país, así como evidenciar el silencio y el machismo que muchas veces existe en torno a ésta. Este silencio y machismo se refleja en las amenazas, insultos y burlas que han recibido las víctimas en las redes sociales.

Dichas redes constituyen entonces un arma de dos filos: por un lado, sirven para resaltar los desequilibrios y exigencias sociales, mientras que, por el otro, funcionan como instrumentos para ocultar, detrás de una pantalla, a miles de personas que aún consideran que las mujeres somos violentadas porque nos lo merecemos, ya sea por nuestra forma de vestir, hablar, actuar o por el simple hecho de ser mujeres. Muchos de estos comentarios han sido rebatidos por miles de voces que somos conscientes del verdadero génesis de la violencia de género, así como de sus repercusiones.

La indignación social debe seguir siendo el motor en las redes sociales. Es esta indignación la que ha hecho que las autoridades volteen a ver a las víctimas cuando en un principio les fueron negados sus derechos; que hombres y mujeres nos cuestionemos sobre las relaciones de poder que practicamos en el día a día, pero los más importante, es que ésta indignación le ha puesto voz a miles de mujeres que hemos vivido algún tipo de violencia en nuestras vidas.

GV: ¿Algún mensaje para las millones de mujeres mexicanas que han sido víctimas de violencia y han enfrentado dificultades para acceder a la justicia?

FH: Aún falta hacer mucho en el tema de acceso a la justicia. Necesitamos instituciones fuertes que den respuesta a nuestras demandas: funcionarias y funcionarios debidamente capacitados y sensibilizados en el tema; así como leyes que no se rijan bajo un esquema androcéntrico. Me parece que vamos caminado; sin embargo para lograrlo es necesario que mujeres y hombres, conjuntamente, sigamos exigiendo nuestros derechos y exhibiendo, por todos los medios posibles, las deficiencias que se tienen.

GV: Por último, ¿te sientes segura al caminar sola por las calles o abordar el transporte público de la Ciudad de México? 

FH: Yo creo que no hay mujer en la Ciudad de México que se sienta 100% segura de caminar sola por las calles o al abordar el transporte público. Quizá sea más viable decir que nos vamos acostumbrando a vivir con ese miedo siempre latente.

Fabiola Higareda habló con Global Voices a título personal, compartiendo sus opiniones particulares sobre la violencia de género en México.

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