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Retratos desde Nepal: supervivientes luchan por la reconstrucción un año después del mortal terremoto

Categorías: Asia del Sur, Nepal, Desastres, Medios ciudadanos, Mujer y género
24-year-old Prapti Tamang's two-story house was destroyed in the 2015 earthquake. Credit: Sonia Narang

La casa de dos plantas de Prapti Tamang, de 24 años de edad, fue destruida en el terremoto de 2015. Crédito: Sonia Narang.

Este artículo de Sonia Narang [1] originalmente se publicó en PRI.org [2] el 25 de abril de 2016, y se republica aquí como parte de un acuerdo de intercambio de contenidos.  

Mientras Nepal lucha para recuperarse del mortal terremoto de hace un año, muchos de aquellos que sobrevivieron están viviendo en refugios provisionales sin capacidad financiera para reconstruir casa reales en un futuro próximo. Aquí están las historias de personas que perdieron sus hogares, medios de vida o acceso a necesidades básicas en el desastre.

Muchas de las familias más pobres han dejado de contar con la ayuda del Gobierno de Nepal, dolorosamente lento, y no les queda otra opción más que crear una nueva vida en esas chozas endebles durante bastante tiempo.

Credit: Sonia Narang

Crédito: Sonia Narang

Sumina Pariyar, de 17 años, sostiene a su hija de nueve meses de edad Unika en la pequeña choza metálica a la que llaman hogar bajo un paso elevado en Katmandú. Ella estaba embarazada y vivía en uno de los distritos rurales más afectados de Sindupalchok cuando ocurrió el terremoto.

«Fue extremadamente terrible porque no podía caminar o correr, ya que estaba embarazada. Mi marido me ayudó a salir de la casa mientras el suelo estaba temblando y me llevó a un lugar más seguro», dijo. «El bebé era grande en mi barriga y se revolvía todo el tiempo. Pensé que iba a morirme. Estuvimos fuera, al aire libre, durante mucho tiempo».

Después del terremoto, sus padres en Katmandú estaban muy asustados y no sabían si ella había sobrevivido. Aunque no se llevaban bien desde que ella se había fugado con su marido siendo una adolescente, ellos les llevaron, a ella y a su marido, de vuelta a Katmandú y les instalaron en esta choza.

«Hacía mucho frío y era difícil criar a un bebé aquí, en esta choza», dijo ella. «Tuvimos que depender de una hoguera y darle al bebé masajes con aceite templado para mantenerla caliente. Fuera había mucho polvo y contaminación, pero no teníamos dinero para mudarnos a un piso de alquiler».

Credit: Sonia Narang

Crédito: Sonia Narang

Cuando Ratnaman Nagarkoti, de 59 años, perdió su casa en el terremoto, decidió tomar el asunto en sus propias manos y reconstruir un refugio de hojalata para su mujer y su hija. Utilizó paneles de lata para construir un tejado y puertas y terminó la choza en dos semanas.

Cuando ocurrió el terremoto, Nagarkoti estaba atando a su cabra fuera. «Tan pronto como la tierra comenzó a temblar, perdí la esperanza de vivir y pensé que no viviría más» dijo. «Estaba aterrorizado».

Él construyó el primer refugio de hojalata en su pueblo, y pudo conseguir hojas de lata a pesar de la escasez extrema de suministros después del terremoto.

«No hay manera de que podamos hacer una casa real, así que tendremos que vivir aquí. Estoy deprimido y desesperado porque ya pasó un año y no hemos recibido ayuda del gobierno para la reconstrucción», afirmó.

El Gobierno de Nepal ha ofrecido a las familias alrededor de 1 900 dólares, pero aún no han sido distribuidos. «No es seguro que lo recibamos, y aunque lo hagamos, no es suficiente».

Credit: Sonia Narang

Crédito: Sonia Narang

Sanukanchi Tamang, de 48 años, y su hija más joven, Devi, de 12, entre los escombros cerca de su antigua casa. Justo un año antes del terremoto de Nepal, la familia hizo un fondo común con sus ahorros para construir una casa de dos plantas. Pero toda se vino abajo cuando ocurrió el terremoto el pasado abril y se quedaron sin nada. Otras casas permanecen en pie, pero son inhabitables debido a grandes daños estructurales. La familia se mudará pronto a un refugio donado de hojalata azul, de una habitación, donde su antigua casa estuvo una vez.

Ellos tienen esperanzas de reconstruir pero al igual que muchas de las familias que perdieron sus casas, no tienen recursos económicos. El gobierno solo les ha dado algo de 140 dólares hasta ahora, y les ha ofrecido un total de unos 1 900 dólares. Pero eso es solo una parte del coste estimado de 10 000 dólares para construir una casa en condiciones. A sus hijos les llevaría varios años ganar suficiente dinero para la reconstrucción.

Credit: Sonia Narang

Crédito: Sonia Narang

Ratna Ramtel, de 29 años, recientemente se convirtió en la primera mujer presidente del comité de agua de su pueblo. En Nepal las mujeres tienen, por lo general, la tarea de ir a buscar agua para su hogar. por lo que tener una mujer líder supone una gran diferencia.

Ramtel ayuda a las mujeres locales a entender cómo y cuándo pueden conseguir su agua de los grifos públicos. Cuando el terremoto de Nepal destruyó el tanque de almacenamiento de agua de su comunidad, afectó mucho a la vida de las mujeres.

Ahora, el pueblo tiene un nuevo tanque resistente a los terremotos y más grande que permite a las mujeres como Ramtel recoger agua de manera más eficiente.

Cuando el terremoto de Nepal destruyó la casa de dos plantas de Prapti Tamang, su marido estaba trabajando en Qatar. Al igual que Prapti, de 24 años de edad, muchas mujeres aquí tenían a sus maridos trabajando en el extranjero. Así que las mujeres tuvieron que montar casas temporales ellas mismas, con la ayuda de familia y vecinos. El marido de Prapti envía dinero de su trabajo en la fábrica, pero no es suficiente para reconstruir una casa real en un futuro próximo. Los costes de construcción han aumentado de manera espectacular desde que ellos construyeron su antigua casa hace varios años. Ella afirma que les llevará por lo menos 10 o 15 años ahorrar lo suficiente.

Hasta entonces, Prapti y su hijo de 5 años vivirán en esta choza compacta hecha de planchas de lata ondulada y tablones de madera. Ella dice que se siente insegura aquí, especialmente por la noche, porque cualquiera puede entrar o tirar la puerta abajo.

«Las mujeres en este pueblo están muy asustadas», dice Prapti. «Es duro consolar a mi hijo, que vive con el temor de otro terremoto».

Su marido les visitará pronto en su primer viaje de regreso a Nepal en tres años.

Credit: Sonia Narang

Crédito: Sonia Narang

Lari Tamang, de 57 años, reza en el refugio improvisado donde vive con su marido y su nieto.

«Cuando ocurrió el terremoto, yo había ido a Katmandú a visitar a unos líderes religiosos budistas», comenta. «Acababa de terminar diciéndoles Namaste a todos y estaba preparada para sentarme cuando escuché a alguien decir ‘Ha llegado’. Entonces, de repente, todo empezó a temblar de lado a lado, y fue entonces cuando me di cuenta de que el terremoto había llegado».

Tamang dice que sintió más dolor viendo las casas de otra gente destruidas que viendo la suya propia.

Pero ahora que ella ha perdido el hogar que su familia construyó hace casi dos décadas, las cosas son muy difíciles de repente. Tiene que cocinar fuera, y no hay agua suficiente. También se siente insegura por la noche porque las puertas están hechas de lata endeble.

«Solía ahorrar cada penique y no gastaba en actividades frívolas,» afirmó. Ahora, que todo se ha ido, no tiene ni idea de cómo puede ahorrar de nuevo para la reconstrucción. «Pero tengo que mantenerme feliz, no puedo seguir llorando», añadió.

Credit: Sonia Narang

Crédito: Sonia Narang

Junu Syangtan, de 20 años, está embarazada de su primer hijo. La casa de su familia fue completamente destruida en el terremoto de Nepal del año pasado.

Así que ella está pasando el último mes de embarazo en su refugio-tienda en el exterior de una clínica de salud local, a dos horas de su pueblo.

Aquí, ella tiene comida, agua, y chequeos regulares. Su marido Buddha Syangtan, de 21 años, permanece con ella para acompañarla.

Credit: Sonia Narang

Crédito: Sonia Narang

Ayushma Lama, de 22 años, juega con su hijo de 7 meses, Yashu, fuera del refugio de hojalata que su familia construyó después de que su casa fuese destruida en el terremoto.

«Sentí como si todos fuésemos a morir», dice. «Había polvo por todas partes. Mucha gente murió, pero yo sobreviví. Y es ahí cuando pienso que puedo construir mi futuro».

Su marido trabaja de cocinero en un restaurante local, y afortunadamente, él sabe de carpintería así que pudo construir un refugio de dos plantas con madera y planchas de metal ondulado. Ellos pidieron prestados 1 400 dólares a un 10 % de interés para construir su choza, y ella cree que es suficientemente fuerte como para resistir otro terremoto. Tiene esperanzas de construir una casa real en los próximos 10 o 15 años, pero estima que les costará más de 9 000 dólares.

Ella dice que es feliz por no pasar más tiempo en un refugio de emergencia, donde los bebés sufren enfermedades. Su bebé está más sano aquí, pero no tiene la habitación que ella planeaba antes de su nacimiento.

Sonia Narang informó desde Nepal con el apoyo de la Asociación de Periodistas de Asia del Sur.