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La larga historia de la cancelación temporal de la «Guerra de Cohetes» de una isla griega

Categorías: Europa Occidental, Grecia, Arte y cultura, Fotografía, Medios ciudadanos, Religión, Viajes
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Disparando cohetes sobre el pueblo Vrontados. Foto de Aneta Silwia Zak, usada con autorización.

El pueblo griego de Vrontados en la isla de Quíos, está acostumbrado a llamar la atención por la época de la Pascua Ortodoxa. Por lo general, se debe a la tradición de “Rouketopolemos” (“guerra de cohetes» en griego), que ve a miembros de las iglesias “rivales” San Marcos y Panaghia Erithiani disparar miles de cohetes caseros entre ellos a la medianoche de la festividad.

Pero este año, Vrontados llegó a los titulares por la razón opuesta. La batalla fue cancelada pues algunos habitantes del lugar amenazaron con interponer una demanda [1] contra los fabricantes de cohetes.

Fue la primera vez en más de cien años que el pueblo no tuvo una Pascua explosiva. Rouketopolemos data del tiempo en que Grecia estaba ocupada por el Imperio Otomano. Antes, el ritual se llevaba a cabo con cañones reales llenos de pólvora, lo que producía fuertes explosiones, pero las autoridades otomanas prohibieron su uso en 1889, temiendo que las celebraciones de Pascua encenderían una revuelta popular contra su gobierno. Una segunda tradición dice que la Guerra de los Cohetes nació supuestamente porque a los isleños se les prohibitó celebrar la Pascua como querían, así que decidieron hacer una batalla falsa para mantener a los otomanos a distancia.

©Aneta Silwia Zak

Se disparan cohetes sobre el pueblo de Vrontados. Foto de Aneta Silwia Zak, usada con su autorización.

Las parroquias de San Marcos y Panaghia Erithiani se preparan durante varios meses [2] antes de la medianoche del domingo de Pascua, cuando se lleva a cabo la Guerra de Cohetes. Personas de todas las edades participan en la construcción de los cohetes, y las preparaciones finales aumentan durante la Cuaresma (el periodo que antecede a la Pascua), y los más chicos toman la delantera bajo la guía de los mayores, por lo general marinos retirados. Cantidades específicas de combustible, azufre y carbón se insertan en cilindros de papel, que luego se unen a una vara con una mecha pegada en un extremo. Luego, los cohetes se ponen en bases de madera improvisadas, listos para su encendido y para dar un espectáculo intenso.

A la medianoche, los grupos rivales toman sus lugares, y mientras los sacerdotes dicen la Misa de Resurrección, empieza la batalla. Los cohetes hacen explosión contra el oscuro cielo, dejando trazas doradas por detrás. El objetivo es la torre de la campana de la iglesia rival. Es difícil declarar un ganador, pues los cohetes son numerosos y no pueden contarse fácilmente al día siguiente.

Lo idea es no herir a nadie. Las mismas iglesias y los edificios cercanos están ampliamente cubiertos con planchas de metal y mallas para la ocasión. Aunque algunos habitantes de la zona no son fanáticos de la costumbre, se ha convertido en una significativa fuente de ingresos por turismo para el lugar —visitantes de todo Grecia y el extranjero eligen pasar las vacaciones de Pascua en Quíos solamente por presenciar la batalla.

En 2015, el sitio web de noticias en inglés Greek Reporter produjo un breve documental sobre la tradición. Ahí, el doctor Stamatios Krimigis [3], [4] científico griego-estadounidense en exploración espacial, nacido en Vrontados, Quíos, habla sobre la tradición de la guerra de cohetes:

It reminds me of my childhood because I always used to take part in the rocket war […] Everything is dangerous when you're not prepared. When you are prepared and you have taken the right measures, there is less danger.

Me recuerda a mi niñez porque siempre participaba en la guerra de cohetes […]. Todo es peligroso cuando no estás preparado. Cuando estás preparado y has tomado las medidas correctas, hay menos peligro.

Otro video de la plataforma de videos Nowness ofrece una mirada estilizada de la tradición:

Un obstáculo temporal

Cuando la Guerra de Cohetes era relativamente desconocida, todo estaba bien. Pero a medida que el número de visitantes aumentó, también aumentó la cantidad de cohetes lanzados así como la posibilidad de proyectiles perdidos dañando los edificios circundantes. Una falta de gestión adecuada de la tradición y su creciente audiencia solamente han exacerbado la situación.

Esa tensión culminó este año, cuando los fabricantes de cohetes locales en el pueblo de Vrontados declararon que no organizarían [1] la famosa batalla pues los habitantes de la aldea los habían amenazado con demandas judiciales, ya que todos los años deben reparar sus casas. Como mencionó Greek Reporter [5]:

“We did everything we could to secure the safety of their homes and to convince them,” said president of the local community of Vrontados Markos Kosmas. “But they won’t back down on their decision. The rocket throwers are mostly family people and they will not risk being chased by police and end up in court,” he added.

“Hicimos todos lo que pudimos para asegurar la seguridad de sus casas y convencerlos”, dijo el presidente de la comunidad local de Vrontados, Markos Kosmas. “Pero no van a retoceder en su decisión. Quienes lanzan los cohetes son mayormente padres de familia y no se van a arriesgar a que los persiga la policía y terminen en un tribunal”, agregó.

Un marco legal para proteger las tradiciones locales como Rouketopolemos ha estado en proceso [6] desde junio de 2015, y los fabricantes de cohetes locales y quienes los apoyan han estado viendo su desarrollo de cerca. Sin embargo, el Parlamento todavía no ha votado.

©Aneta Silwia Zak

Empezó la batalla en el pueblo de Vrontados. Foto de Aneta Silwia Zak, usada con su autorización.

Ojalá la tradición regrese finalmente, y que los habitantes del lugar y los funcionarios del gobierno puedan resolver sus diferencias a través de diálogo y planificación serios.

Agradezco especialmente a Aneta Silwia Zak [7] por su autorización para usar las fotos de este artículo.