La perspectiva de un blogger abre la discusión sobre cambios necesarios en el modelo económico peruano

Aunque la primera vuelta electoral en el Perú dejó como saldo para la segunda vuelta dos candidatos que comparten la visión de una continuidad del actual modelo económico neoliberal, que viene desde la época del gobierno de Alberto Fujimori en los 90s, y cuenta con muchos defensores, sobre todo los propios fujimoristas y el sector empresarial del país, eso no quita que en algunos ámbitos se siga discutiendo la pertinencia de un cambio de modelo.

Una definición adecuada del comportamiento relacionado con el neoliberalismo puede ser la que nos trae la Wikipedia: «Los defensores del neoliberalismo apoyan una amplia liberalización de la economía, el libre comercio en general y una drástica reducción del gasto público y de la intervención del Estado en la economía en favor del sector privado, que pasaría a desempeñar las competencias tradicionalmente asumidas por el Estado».

El economista Silvio Rendón comenta en un reciente post en su blog Gran Combo Club que deberían comenzar a delinearse las bases de un modelo alternativo, pues el actual con el pretexto del crecimiento se basa desproporcionadamente en las ganancias de las grandes empresas y es «inercial, facilista, sesgado hacia las grandes empresas, y sobre todo en agotamiento, que se derrumbará el día que caigan los precios de la materias primas».

Entre varios puntos críticos del modelo actual señala:

…las ganancias aumentan a costa de los trabajadores, que la tienen difícil para sindicalizarse, pueden ser despedidos expeditivamente, y se les recorta cualquier beneficio que tengan que pagarles los empresarios.

Y el gobierno de turno vigila que las ganancias aumenten por esta vía, siempre optando preferencialmente por las empresas en contra de los trabajadores.

Como reflexiones finales Rendón comenta:

El objetivo de la economía a nivel social no es el crecimiento. El crecimiento es un medio, no un fin. El objetivo de la economía es aumentar el bienestar de los integrantes de una comunidad. No se trata de tener un estado al servicio de la gran empresa privada, pensando que lo que es bueno para la gran empresa privada es bueno para la sociedad, pues no es así. Tiene que haber un óptimo, un punto medio entre el incentivo a las empresas a invertir y el bienestar de toda la comunidad nacional: trabajadores, campesinos, indígenas, ciudadanos, consumidores, no sólo los grandes empresarios.

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