Campaña ‘No es galantería’ en Guyana usa historias personales para combatir el acoso callejero

Screen grab of the banner image of the WITNESS Project website, which has undertaken a campaign to stop street harassment in Guyana.

«No es galantería, es acoso callejero». Captura de pantalla de imagen en el sitio web del proyecto de WITNESS, que ha emprendido una campaña para detener el acoso callejero en Guyana.

En una fotografía en blanco y negro publicada en el baño de una popular cafetería en la capital de Guyana, una joven sostiene un cartel que dice ‘¡Déjenme en paz!’ Las palabras dicen ‘hey, sexy’, ‘quiero besar esos labios’ y ‘hey, muchacha, ven siéntate aquí’ y están escritas con tiza alrededor de su cabeza.

Luego viene el lema — No es galantería, es acoso callejero.

El afiche es parte de una campaña en línea y fuera de línea del proyecto WITNESS, grupo de jóvenes que en su mayoría viven en Georgetown y alrededores, que usan arte y medios para crear conciencia de la violencia de género y el abuso infantil en Guyana.

El afiche es parte de una triple campaña que también está usando talleres y medios sociales para iniciar la conversación. Desde su lanzamiento, han recibido docenas de historias de mujeres y a veces de hombres, dijo la directora voluntaria del programa de WITNESS, Rosheni Takechandra, durante una entrevista en persona el 28 de mayo del 2016:

Basically what happened to them, how it made them feel, ways they’ve dealt with it and the results of that. Each story is unique to the person’s experience, but overall the harassment is the common thing.

Básicamente, lo que les pasó, cómo lo hizo sentir, las maneras en que han lidiado con eso y sus resultados. Cada historia es única de la experiencia de la persona, pero sobre todo el acoso es lo común.

Su página de Facebook ha reunido cerca de 2,000 ME GUSTA, y muchos jóvenes guyaneses contaron sus propios encuentros el con acoso callejero. Shelly Harris, usuaria de Facebook, contó su historia:

I have faced down groups of touts. I stood my ground; looked them in the eye boldy and told them with enough venom to out supply a poisonous snake, not to touch and I would repeat as though I am just crazy enough.
Eventually, after some training, from the time I got to the bus park, I could hear one or two saying: ‘Don’t touch she.’

Me he enfrentado con grupos de impertinentes. Mantuve mi postura: los miré a los ojos con valentía y les dije con suficiente ponzoña que dejaría sin venenos a una serpiente venenosa que no tocaran y lo repetí como si estuviera loca.
Al final, después de algo de entrenamiento, para cuando llegué al autobús pude oír a uno de ellos decir: ‘No la toquen’.

La periodista independiente Carinya Sharples escribió en una entrada de su blog:

I usually feign deafness and walk on. But words are harder to ignore – and my irritation levels vary according to the language, context and man.

Por lo general finjo que soy sorda y sigo caminando. Pero las palabras son más difíciles de ignorar –y los niveles de mi irritación varían según el lenguaje, contexto y hombre.

En un video publicado en la página, a Haresh, miembro del proyecto de WITNESS, le preguntan por qué –como hombre– le debería importar el asunto:

I think respect for women is vital and it starts with everyday interactions.

Creo que el respeto a la mujer es vital y empieza con las interacciones de todos los días.

En la entrevista con Global Voices, Takechandra dijo que al comienzo, el grupo no estaba seguro de cómo le iría al proyecto, sobre todo porque enviaban voluntarios, hombres y mujeres, para hacerse escuchar sobre el problema:

I think it would be fair to say that it’s an abusive and a very aggressive culture, verbally, even physically and the newspapers attest to that when you see the level of violence in Guyana.

Creo que sería justo decir que es una cultura abusiva y muy agresiva, verbalmente, hasta físicamente, y los periódicos dan fe de eso cuando ves el nivel de violencia en Guyana.

Aparentemente, la gente a menudo se acerca al grupo, incluso cuando colocaban los afiches:

We realized that lots of men were willing to have a conversation to justify why they should harass women. That’s what we wanted. We wanted to ignite and spark conversations.

Nos hemos dado cuenta de que muchos hombres quieren tener una conversación para justificar por qué acosan a las mujeres. Eso era lo que queríamos. Queríamos encender e iniciar conversaciones.

Empezaron a realizar talleres y grupos de debate para escuchar a los hombres directamente. Takechandra explicó:

Men were saying that they didn’t know. Men were saying, ‘I thought women liked this. I thought they wanted to know how they look and about their body parts. I had no idea that women didn’t like it.’

Los hombres decían que no sabían. Los hombres decían ‘pensaba que a las mujeres les gustaba esto. Pensaba que querían saber cómo se les ve y sobre las partes de su cuerpo. No tenía idea de que a las mujeres no les gustaba’.

Takechandra dijo que hasta ahora la campaña ha recibido más respuestas positivas que negativas, y que muchos hombres dicen que no se daban cuenta de que era una problema y otros prometen que van a dejar de hacerlo –aunque no todos los hombres con los que hablaron estaban convencidos:

They say ‘I’ve been doing this since I was [little]. My father used to do it. My uncle used to do it. I can do it. Women like it. If a woman looks a certain way, she should know.’

Dicen ‘he estado haciendo esto desde que era [chico]. Mi padre lo hacía. Mi tío lo hacía. Yo puedo hacerlo. A las mujeres les gusta. Si una mujer tiene un cierto aspecto, debería saberlo’.

La violencia de género es endémica en la cultura de Guyana. Según el sitio web de Help and Shelter (Ayuda y refugio), la principal casa segura de Georgetown, entre uno y dos tercios de mujeres en el país han sido víctimas de violencia doméstica.

El refugio es uno de los principales apoyos institucionales del proyecto de WITNESS y tienen un cartel pintado en su edificio. El proyecto también recibe apoyo financiero de la Fundación Margaret Clemons en Nueva York.

La campaña de WITNESS ampliará su programa de nuevo para incluir talleres de capacitación para transeúntes –hombres y mujeres– en varios colegios de Georgetown en setiembre. Takechandra dijo que las experiencias del grupo les han enseñado que los hombres acosadores por lo general dejan de acosar a las mujeres si otro hombre interviene. Con el tiempo, quieren llevar la capacitación a todos los colegios en Guyana. Takechandra dijo que en cada taller pedirán a los participantes que se comprometan a alzarse contra el acoso:

If it’s anyone who will change behavior and send a strong message, it’s the younger population.

Si alguien va a cambiar el comportamiento y a enviar un fuerte mensaje, son los jóvenes.

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