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El presidente turco considera «una traición» la planificación familiar

Categorías: Medio Oriente y Norte de África, Turquía, Medios ciudadanos, Mujer y género, Política
Erdogan. Cuenta oficial en Flickr, imagen de dominio público.

Erdogan. Cuenta oficial en Flickr [1], imagen de dominio público.

Estos últimos días, la prensa internacional se ha visto salpicada de titulares referentes a Turquía en esta línea: «Creced y multiplicaos; el presidente turco Erdogan previene a los musulmanes [2]», «El presidente turco Erdogan advierte a los musulmanes contra el control de natalidad [3]», «El presidente de Turquía dice que el control de natalidad no es para musulmanes [4]» y «El presidente turco Erdogan dice que las familias musulmanas no deben practicar el control de natalidad [5]».

Esto es lo que al presidente Erdogan le gusta llamar «Nueva Turquía [6]», y representa un grave problema para los defensores de los derechos femeninos.

Estos comentarios del presidente Recep Tayyip Erdogan, en los que califica de «traición» el control de natalidad, no son ni mucho menos los primeros que él y su administración han hecho respecto a las mujeres y sus opciones en la vida.

En el mes de marzo, con ocasión del Día Internacional de la Mujer, Erdogan dijo [7] que una mujer era «ante todo un madre», añadiendo que hombres y mujeres no son iguales, una opinión que había expresado [8] ya en 2014, cuando también acusó a las feministas de no ser capaces de aceptar la maternidad.

Y también en 2014, el viceprimer ministro Bulent Arinc dijo [9] que las mujeres no deben reír en público, desencadenando una fuerte respuesta por parte de las mujeres turcas, que reaccionaron contra sus comentarios tuiteando sus propias fotos riendo con la etiqueta #kahkaha (risa)

En el ámbito práctico, el gobierno controlado por el AKP (Partido Justicia y Desarrollo) de Erdogan ha propuesto limitar [7] el derecho de aborto, la píldora del día siguiente y las cesáreas, aunque ninguna de estas propuestas se ha convertido en política oficial.

Irónicamente, al mismo tiempo que Erdogan consideraba prohibir el control de natalidad, la primera dama, Emine Erdogan, pronunciaba un encendido discurso en la ceremonia de clausura de un simposio organizado por la Cámara de Comercio de Estambul en el que pidió [10] el fin de la explotación de las mujeres trabajadoras. «La igualdad exige eliminar barreras como las diferencias salariales, los techos de cristal [barreras invisibles pero reales al avance profesional, que se suele aplicar a las mujeres]», dijo Emine Erdogan.

En este discurso se obviaron algunos comentarios anteriores de su marido sobre la necesidad de que las mujeres tengan al menos tres hijos, lo que crearía obstáculos evidentes al progreso de sus carreras profesionales.

Lo siguiente es el sexo

El control de natalidad era lo único en lo que no se había metido, pero eso se acabó.

La mitad del país son ovejas que de todas formas no saben lo que es el control de natalidad, así que no hay de qué preocuparse.

Los internautas también aludieron al grave conflicto en que está inmerso el este del país, que consideran más merecedor de la atención de Erdogan.

Dos policías mueren en Van. Y aún así estas hablando de control de natalidad, de anticonceptivos y de que las familias deban tener al menos 3 hijos. Un día de estos dirás que las embarazadas no deben dejarse ver en público.

Ya ha acabado con el aborto, ahora toca el control de natalidad y la planificación poblacional. Lo siguiente: cuántas veces podemos tener sexo cada noche, si Dios quiere.

Según el Índice de Brecha de Género del Foro Económico Mundial, Turquía se sitúa en el puesto 130 de 145 países. Un informe publicado por el ministerio turco de Política Familiar y Social el pasado año concluye [15] que un 40% de mujeres turcas sufren violencia doméstica.

Quizás sean estos temas los que necesitan la atención del gobierno, más que una posible prohibición del «traidor» control de natalidad.