Propietarios de mascotas cuestionan trato dado a los perros por la industria de la carne en Vietnam

Perros cargados en camiones en Vietnam. Foto de Animals Asia en Flickr con licencia CC

Perros cargados en camiones en Vietnam. Foto de Animals Asia en Flickr con licencia CC.

Este artículo de Nguyễn Linh Chi procede de Loa, web independiente de noticias y podcasts que difunde historias sobre Vietnam, y se publica editado en Global Voices bajo un acuerdo para compartir contenidos.

«¿Cuánto cuesta ese perrito del escaparate?» es el título y estribillo de una popular canción inmortalizada por Patty Page en la década de 1950, a lo que Mai Anh contestaría: nueve millones de dong, el equivalente a 400 dólares.

Son muchos dong por un perro en un país en el que el salario medio es de unos 220 dólares.

Anh es una profesora de 26 años que vive en Hanói, capital de Vietnam, y tiene un cachorro de bulldog inglés llamado Bach Bach, que en vietnamita significa «blanco».

I am willing to spend money because I really like this breed of dog. I got my puppy online. All white English bulldogs are very rare in Việt Nam. Luxury dogs in Việt Nam go anywhere from a couple million đồng to hundreds of million đồng.

No me importa gastar dinero porque me encanta esta raza de perros. Compré mi cachorro en Internet. Los bulldog ingleses completamente blancos son muy raros en Vietnam. Los perros de lujo en Vietnam pueden tener cualquier precio entre un par y cientos de millones de dongs.

Anh forma parte de la emergente clase media, cuyo último accesorio son los perros caros e importados. Estos animales son la forma en que los jóvenes ambiciosos expresan su buen gusto y su estatus social. La moda también está ayudando a que Vietnam vaya haciéndose un país más amante de las mascotas, y el incremento del nivel de vida hace crecer el sector de los animales de compañía, alimentado por una fuerte demanda de exclusivos bienes y servicios para mascotas.

Según Digi-escape, una publicación sobre mascotas con sede en Saigón, la primera tienda de mascotas se abrió en esta ciudad en el 2006. Una década después, hay más de 76 tiendas y clínicas veterinarias por toda la ciudad.

Digi-escape afirma que el mercado de accesorios para mascotas es aún «pequeño, fragmentado y en desarrollo, pero con potencial».

Aun así, no nos confundamos: no es fácil ser perro en Vietnam. En un abrir y cerrar de ojos, se puede pasar de ser la compañía favorita de una persona a ser el plato preferido de otra.

De Bài Ca Thịt Chó («Canción de la carne de perro»), de Nguyễn Hải Phong, al rap titulado Trộm Chó («Robando perros»), de Nam Lee, numerosas canciones explican las formas en que puede cazarse o cocinarse un perro.

Pero un reciente éxito de YouTube titulado Thịt Chó Không Ngon Đâu («La carne de perro no es buena»), del artista Huy JOo, está recibiendo la aprobación de amantes de mascotas de toda la web por su mensaje humano y hasta cierto punto idealista. La canción es una parodia del popular tema de amor Giữ Em Đi. Huy JOo ha mantenido la pegadiza melodía original y ha cambiado la letra para hacer un alegato en contra del consumo de carne de perro.

«Siempre recuerdo a mi perrito, jugaba fuera cuando lo robaron. Y juro no volver a tocar ese plato delicioso, porque me encantan los perros» dice su canción.

Al tiempo que se incrementa el número de propietarios de mascotas, se complica el dilema del consumo de carne canina. En todo el mundo se debate acaloradamente la ética de consumir cualquier carne, pero es el trato que se da a estos animales lo que hace sonar las alarmas.

Existe el mito de que cuanto más sufre el animal antes de morir, mejor sabor tiene la carne. En algunos restaurantes cuelgan a los perros, y después los apalean hasta matarlos para aumentar el terror que sienten.

A los perros se les mata electrocutándolos, quemándolos, clavándoles cuchillos en el pecho, cercenándoles la garganta. El espantoso destino que solo podemos imaginar en una película de horror es una realidad para muchos perros en Vietnam. No existen pruebas que demuestren la relación entre la violencia con la que se mata a un animal y la calidad de la carne que produce, pero esta práctica inhumana sigue siendo habitual.

Según Asia Canine Protection Alliance, se estima que cinco millones de perros mueren anualmente en Vietnam por su carne. Esta cifra coloca al pequeño país en el segundo lugar de la lista de países asiáticos con mayor consumo de carne de perros, solo por detrás de China.

Y en Vietnam no solo se comen perros. La carne de gato también se considera un manjar en diversas partes del país. Aunque comer gatos es ilegal, en el norte sigue habiendo muchos restaurantes que lo sirven. Un artículo de South China Morning Post Magazine sobre el mercado ilegal de gatos cita las palabras del propietario de un restaurante situado en la provincia vietnamita de Bắc Ninh:

Everybody wants to eat cat now – it is more delicious and exotic than other kinds of meat, and some people are superstitious and eat it to bring them strength and good fortune.

Todo el mundo quiere comer gato últimamente. Es más delicioso y exótico que otros tipos de carne, y algunas personas son supersticiosas y lo comen para que les dé fuerza y buena suerte.

Irónicamente, el dueño del restaurante también comenta que entre sus clientes se cuentan abogados, policías y gente rica.

La tradición, la creencia de que la carne de perro da buena suerte y las costumbres sociales se combinan para que se haga muy difícil apartar a la gente de la carne de perro.

Pero a pesar de las dificultades, la comunidad defensora de los derechos animales crece rápidamente en Vietnam. Los activistas se hacen más visibles en la lucha, no solo contra el consumo de carne de gato o perro, sino contra el problema más general de la crueldad contra los animales.

Catherine Besch, cofundadora de la Vietnam Animal Welfare Organization (VAWO) en Hội An, en el centro del país, dice que uno de los principales problemas es la educación. La VAWO es uno de los nuevos grupos de defensa de los animales que trabaja activamente para hacer de Vietnam un país más amistoso con los animales.

Catherine dice que hace falta un esfuerzo conjunto entre las organizaciones de derechos animales para conseguir que se apruebe una legislación sobre bienestar animal en Vietnam:

To get a grassroot social activism movement going in a country where people are into it but they don’t know what to do, two steps are needed. Step one: Love animal. Step two: [People say] I don’t know what to do now. The idea is to try to figure out how to bind them together and give them step by step results-based tasks so everyone knows what to do next. Get on the same page. If we are separate, we are a whisper. If we are together, we are a roar. We can make a voice so much stronger in that country.

Para hacer funcionar un movimiento de activismo de bases en un país en el que la gente está de acuerdo, pero no sabe que hacer, son necesarios dos pasos. Primer paso: amar a los animales. Segundo paso: La gente dice que no sabe qué hacer. La idea es intentar descubrir cómo unirlos y darles tareas puntuales basadas en los resultados de las anteriores para que todo el mundo sepa qué hacer después. Situarse en la misma página. Si estamos separados, somos un susurro, si estamos juntos somos un rugido. Podemos tener una voz mucho más potente en este país.

Besch también quiere que la sociedad y el sistema legal cuiden de los animales, para que los rescates no sean necesarios. Es un sueño para dentro de décadas, pero es la meta hacia la que se dirige todo su trabajo.

La nueva generación de amantes de las mascotas que ven a los animales como amigos servirá como fuerza conductora contra la crueldad animal en Vietnam, haciendo retroceder la demanda de carne de perro o gato. Vietnam sigue muy lejos de convertirse en un país seguro y amistoso con los animales, pero los cambios están en marcha.

Este podcast habla (en inglés) sobre el dilema de comer carne de perro en Vietnam:

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