#Brexit… Y ahora, ¿qué?

Evolución de la libra esterlina en las primeras horas tras el referéndum. Imagen de WCCF TECH con licencia CC BY-NC-SA 3.0

Evolución de la libra esterlina en las primeras horas tras el referéndum. Imagen de WCCF TECH con licencia CC BY-NC-SA 3.0

El jueves 23 de junio un 52% de los británicos votaron a favor del «Brexit», es decir, de que su país abandone la Unión Europea, contra el 48% de votos a favor de la permanencia. Este referéndum ha provocado una de las más graves crisis en Europa, y abre un periodo de incertidumbre en el que nadie parece saber qué pasará ahora.

Si algo parecía claro en esas horas posteriores al referéndum, era la poca información –cuando no desinformación– con la que muchos británicos se han acercado a las urnas. Según The Washington Post, las dos principales búsquedas sobre la UE en Google desde el Reino Unido tras la votación eran «¿Qué significa abandonar la UE?» y «¿Qué es la UE?».

En efecto, muchos analistas piensan que los líderes partidarios de la permanencia no han sido lo suficientemente firmes a la hora de defender los valores europeos y las ventajas de pertenecer a la Unión. Sin embargo, los partidarios del Brexit han logrado una gran presencia en los medios, donde no se han cansado de repetir los supuestos peligros que acechan al Reino Unido en Europa, aumentando las cifras de gasto, minimizando los beneficios y culpando a los emigrantes europeos del desempleo, de colapsar los servicios públicos y de acaparar prestaciones y subsidios.

Demagogues such as Nigel Farage (…) were able to exploit these economic worries, directing them against immigrants and other easy targets.(…)

The Leave campaign, for all its lies and disinformation, (…) claimed that liberating Britain from the shackles of the E.U. would enable it to reclaim its former glory. The Remain side argued, in effect, that while the E.U. isn’t great, Britain would be even worse off without it. That turned out to be a losing story.

Demagogos como Nigel Farage (…) han sido capaces de explotar esta preocupación económica, dirigiéndola contra los inmigrantes y otros objetivos fáciles. (…)

La campaña a favor de la salida, con todas sus mentiras y su desinformación (…) proclamaba que liberar el Reino Unido de las cadenas de la UE le permitiría recuperar su antigua gloria. Los partidarios de quedarse, argumentaban, en efecto, que aunque la UE no es ninguna maravilla, Gran Bretaña estaría aún peor fuera. Esta historia ha resultado ser la perdedora.

Una de las cifras que repetían los partidarios del Brexit era los supuestos 350 millones de libras que el Reino Unido paga semanalmente a la UE, hasta el punto que Boris Johnson, antiguo alcalde de Londres por el Partido Conservador y ardiente euroescéptico, mandó pintar un autobús con el lema «Enviamos 350 millones de libras a la UE cada semana. Financiemos nuestra sanidad en su lugar», y ha recorrido el país con él, dando a entender que en caso de abandonar la UE, se destinaría ese dinero al Servicio Nacional de Salud (NHS). Pocas horas después de que se conocieran los resultados de la votación, Nigel Farage, líder del partido de extrema derecha UKIP reconoció que no podía garantizar que ese dinero se destinara a la NHS y que «probablemente sea uno de los errores que la campaña para abandonar la UE ha cometido». La cifra, por otra parte, es totalmente falsa.

Otra manipulación que muchos votantes han descubierto demasiado tarde se refiere a la inmigración. Las campañas en contra de Europa han utilizado el control de fronteras como punta de lanza, afirmando sin ambages que los trabajadores comunitarios no podrán seguir instalándose en el Reino Unido. Al mismo tiempo, estos líderes daban por hecho que el país permanecerá, junto a Noruega e Islandia, en el Espacio Económico Europeo para poder seguir comerciando con la UE, obviando el hecho de que en este espacio, los países deben acatar las normas europeas y están sujetos a la libre circulación de personas, bienes, servicios y capital, pero no tienen derecho a intervenir en la toma de decisiones de la UE. Es decir, las cosas seguirían igual en materia de inmigración desde Europa, pero las normativas que la regulan se negociarían sin intervención de Gran Bretaña.

Quizás hasta cierto punto a causa de este tipo de afirmaciones falsas, el análisis del voto presenta un claro sesgo según la edad y la formación de los votantes. Los profesores Ron Johnston, Kelvyn Jones y David Manley, de la Universidad de Bristol, publicaron un artículo en la web de la prestigiosa London School of Economics and Political Science donde aparecía la siguiente gráfica, en la que se muestra cómo los partidarios del Brexit se concentran en las edades más altas, y su número crece según se reduce su formación académica, mientras que los jóvenes son mayoritariamente partidarios de la permanencia en la UE.

Probabilidad de voto a favor de abandonar la Unión Europea por edad y formación académica. Imagen del blog de la LSE con licencia CC BY-NC-ND 3.0

Probabilidad de voto a favor de abandonar la Unión Europea por edad y formación académica. Imagen del blog de la LSE con licencia CC BY-NC-ND 3.0

El periodista Tancredi Palmeri publicó este tuit con datos de intención de voto según la edad, que corroboran los de la gráfica anterior, añadiendo la media de años que cada grupo tendrá que vivir con las consecuencias de esta decisión:

Brillante sondeo sobre el Brexit

Hay que señalar que la abstención más alta se ha dado entre los votantes de menor edad. Aun así, muchos jóvenes se sienten frustrados y traicionados por sus mayores, y han recurrido a las redes sociales para expresar su tristeza e indignación por el resultado. En Twitter, la etiqueta #Regrexit, mezcla de «regret» (arrepentirse) y «exit» (salida) sigue recibiendo un goteo constante de entradas, mientras los medios publican historias de personas que cambiarían su voto.

¿Hay alguna forma de reiniciar el país en modo seguro?

También se ha iniciado una petición al Parlamento Británico para que se repita el referéndum, que en dos días ha reunido más de 3 millones de firmas.

Por lo pronto, las primeras consecuencias ya se han dejado ver. El primer ministro británico, David Cameron ha anunciado su dimisión, así como el único comisario británico en la Comisión Europea, Jonathan Hill. Los jefes de estado de los seis países fundadores de la Unión Europea han pedido al Reino Unido que acelere los trámites para abandonar la UE, en contraposición a la poca prisa que muestran en la isla incluso los políticos británicos más euroescépticos. La libra esterlina se ha desplomado, alcanzando valores no vistos desde los años 80, y los mercados de todo el mundo han sufrido fuertes bajadas como consecuencia de este resultado. La ministra principal de Escocia, la nacionalista Nicola Sturgeon, que en 2014 vio como el temor a salir de la UE inclinaba la balanza a favor de la permanencia de Escocia en el Reino Unido, ya ha anunciado que entablará negociaciones directas con Europa, al tiempo que ha anunciado un segundo referéndum por la independencia de la región, que votó mayoritariamente en contra del Brexit. Este voto en contra fue también mayoritario en Irlanda del Norte, donde ya se han elevado voces que piden la reunificación con Irlanda.

Pero para la gente de la calle, las consecuencias más temibles podrían ser parecidas a las que cuenta Jenny Hughes, responsable en Gales de la empresa Pontydysgu, en su página de Facebook:

As a direct result of the Brexit vote we cut our first jobs on Friday (…) Then on Friday afternoon, one of our European partners told us they were cutting us out of a tendering partnership. On Friday evening we lost our first contract. Meanwhile on Thursday we were frantically trying to transfer money between € and £ accounts as the pound collapsed (…)

Thanks Brexiters – you have personally caused two of my colleagues to lose their jobs, turned a small but stable business into one that is no longer viable in Wales and taken about £15k of our hard earned money. And that's in 2 days.

Wankers all of you.

Como resultado directo del voto al Brexit, recortamos nuestros primeros puestos de trabajo el viernes (…) El viernes por la tarde, uno de nuestros socios europeos nos anunció que nos eliminaban de una licitación de colaboración. Por la noche perdimos nuestro primer contrato. El jueves estuvimos intentando desesperadamente pasar dinero entre las cuentas en euros y libras, ya que la libra se hundió (…)

Gracias, euroescépticos, sois personalmente responsables de que dos de mis colegas hayan perdido su trabajo, habéis convertido un negocio pequeño pero estable en uno inviable en Gales y nos habéis hecho perder 15 000 libras de nuestro dinero ganado con mucho esfuerzo. Y eso en solo dos días.

Sois todos imbéciles.

Inicia la conversación

Autores, por favor Conectarse »

Guías

  • Por favor, trata a los demás con respeto. No se aprobarán los comentarios que contengan ofensas, groserías y ataque personales.