- Global Voices en Español - https://es.globalvoices.org -

Si llamas violenta a Jamaica (aunque quizás lo sea) prepárate para el contraataque

Categorías: Caribe, Jamaica, Derecho, Derechos humanos, Medios ciudadanos, Periodismo y medios, Política, Religión
A vulnerable community in Jamaica where there is great insecurity. Photo by the author, used with permission.

Una comunidad vulnerable, con problemas de inseguridad y alta tasa de desempleo en Jamaica. Fotografía de la autora, usada con permiso.

Los recientes asesinatos [1] de dos misioneros norteamericanos en la zona rural de Jamaica y la subsiguiente cobertura negativa en los medios norteamericanos han impulsado a los jamaiquinos a analizar el problema de crimen y violencia que continúa atormentando al país.

Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito [2], la tasa de homicidios en Jamaica fue de 42,9 cada 100.000 habitantes en 2013 – la sexta más alta [3] a nivel mundial. El doble asesinato reavivó [4] el debate [5] sobre la pena capital en Jamaica (desde 1988 no hubo ejecuciones [6] por ahorcamiento), pero de lo que los jamaiquinos están profundamente conscientes es de los reportes negativos de la prensa extranjera. Como el país ya estaba atormentado por los homicidios y sus implicaciones más profundas, la reacción local ante la cobertura mediática ha seguido un patrón predecible de dolor, rechazo y una dolorosa batalla con la realidad.

Dos afirmaciones encendieron una tormenta de comentarios especialmente en las redes sociales. En primer lugar, Ashleigh Banfield, conductora del canal de noticias estadounidense CNN, dijo en su programa mientras presentaba el caso, «Es asombroso pensar que muchos piensan que Jamaica es un paraíso, pero es un país extraordinariamente violento con una impresionante tasa de homicidios».

Luego la famosa locutora y profesora Fae Ellington tuiteó, citando al Rev. Astor Carlyle, «Jamaica tiene focos de violencia. En general no se nos conoce por levantarnos con ametralladoras y entrar en escuelas y teatros a dispararle a la gente «- una referencia a las ejecuciones masivas que se producen de forma regular en los Estados Unidos:

@FaeEllington [7] Este es un fragmento de una publicación en Facebook del Rev. Astor Carlyle.
Su razonamiento es irrefutable. Pongamos esto en perspectiva

El periodista Earl Moxam apoyó [10] esa opinión, señalando con el dedo a los Estados Unidos:

With guns being so easily available in America, it is no wonder that thousands of these deadly weapons are spirited out of that country into other jurisdictions which lack the capacity to detect many of them at their porous borders. That is the story of Mexico; that is the story of Jamaica. It is a story of criminal destabilization, directly fueled by the inflow of American guns. It is a tragedy for which America is not being held accountable…Yes, I do acknowledge that Jamaica has a ‘remarkable murder rate’, but perhaps because I know the lay of the land and have a better understanding of our culture than Ashleigh Banfield, I remain far more comfortable living in Jamaica than I ever would in the United States. I still do not shiver at the thought of going to a shopping mall or the cinema in Jamaica. In America, I would probably grow dizzy looking around every 30 seconds for the next potential mass killer, exercising his right to bear arms.

Con tanta facilidad para conseguir armas en EEUU, no es de extrañar que miles de estas armas mortales salgan del país con destino a otras jurisdicciones que carecen de la capacidad para detectar muchas de ellas en sus fronteras porosas. Esa es la historia de México; esa es la historia de Jamaica. Es una historia de desestabilización criminal, alimentada directamente por el ingreso de armas estadounidenses. Es una tragedia de la que Estados Unidos no está rindiendo cuentas… Sí, debo reconocer que Jamaica tiene una «impresionante tasa de homicidios’, pero tal vez porque conozco el entorno y tengo una mejor comprensión de nuestra cultura que Ashleigh Banfield, estoy mucho más cómodo en Jamaica de lo que jamás estaría en Estados Unidos. Todavía no tiemblo ante la idea de ir a un centro comercial o al cine en Jamaica. En Estados Unidos, probablemente me daría vértigo mirar alrededor cada 30 segundos en busca del próximo potencial asesino de masas ejercitando su derecho a portar armas.

La respuesta a las afirmaciones de Ellington y Moxam fue decididamente variada, lo que refleja el enfoque conflictivo de muchos jamaiquinos. Muchos quedaron perturbados por el comentario de la presentadora de CNN – incluyendo la bloguera y periodista Kate Chappell – que comentó [11]:

It is yet another instance of the nation being stereotyped by outdated and inaccurate beliefs, and another instance of the responsibility the media has, especially when you have an audience of millions.

Es un nuevo ejemplo de la nación siendo estereotipada por creencias obsoletas e inexactas, y otro ejemplo de la responsabilidad que tienen los medios de comunicación, sobre todo cuando tienen una audiencia de millones.

Negación ‘generalizada’

No todos coincidieron en que la reputación de Jamaica estaba siendo injustamente mancillada. El trabajador social y activista Damien Williams escribió en su blog [12]:

These pockets of violence that Ms. Ellington refers to are not as insignificant as we think and perhaps we have not begun to uncover the various forms of violence that are expressed in our society through road rage; domestic violence; turf war; sexual violence […] abuse of children (often disguised as discipline); economic violence (systems of inequity); the cruel and hurtful things we say to each other and a host of other ways we are violent to each other. Violence is pervasive. What we do have pockets of is privilege – a sort of privilege that insulates us from the harsh realities that the majority of Jamaicans face because they have no access to privilege, power, or prestige.

Estos focos de violencia a los que Ellington hace referencia no son tan insignificantes como pensamos y tal vez no hemos comenzado a descubrir las diversas formas de violencia en nuestra sociedad: violencia vial; doméstica; sexual; guerra territorial; […] abuso de niños (a menudo disfrazado de disciplina); violencia económica (sistemas de desigualdad); las cosas crueles e hirientes que nos decimos los unos a los otros y una serie de otras maneras de ejercer violencia. La violencia es un fenómeno generalizado. Lo que sí tenemos son sectores privilegiados – del tipo de privilegio que nos aísla de la dura realidad que la mayoría de los jamaiquinos enfrenta porque no tienen acceso a privilegios, poder o prestigio.

El joven bloguero AK Dixon escribió [13]:

Following the murder of two missionaries in Jamaica, social media erupted, mostly with condemnation, after Ashleigh Banfield, CNN Anchor, dared to call us an extremely violent country! How could this American who knows nothing of our struggles and our reasons for being murderous call us a violent nation! I too raised eyebrows and I fumed at 75 degrees for just 3 minutes because before I got to boiling point, I realized something — she said nothing wrong, the statement could not be more truthful, Ashleigh Banfield was right! We are an extremely violent country. And no comparison with mass killings in the United States or Pakistan or Afghanistan or West Bank will change that fact. We are very violent as a country and the value of life has been diminished. How is our target for murders every year ‘below 1000'? It should be below 100! It should be below 50!

Tras el asesinato de dos misioneros en Jamaica, los medios estallaron, sobre todo para expresar repudio después de que Ashleigh Banfield, de CNN, se atrevió a llamarnos ¡país extremadamente violento! ¡Cómo pudo esta norteamericana que no sabe nada de nuestras luchas y nuestras motivaciones asesinas llamarnos nación violenta! A mí también me sorprendió y me subió la temperatura a 75 grados durante 3 minutos antes de llegar al punto de ebullición, hasta que me di cuenta de algo – no dijo nada malo, la declaración no pudo ser más veraz, ¡Ashleigh Banfield estaba en lo cierto! Somos un país extremadamente violento. Y ninguna comparación con los asesinatos en masa de Estados Unidos, Pakistán o Afganistán o la Ribera Occidental va a cambiar ese hecho. Somos un país muy violento y el valor de la vida ha disminuido. ¿Cómo es posible que nuestro objetivo para la cantidad de asesinatos cada año esté ‘por debajo de 1000'? ¡Debe estar por debajo de 100! ¡Debe estar por debajo de 50!

Dos influyentes comentaristas también coincidieron. La bloguera de la Universidad de las Indias Occidentales Annie Paul criticó [14] lo que calificó como «nacionalistas culturales»:

Surely the lack of fear you feel in Jamaica is connected to the fact that you belong to a class of people rarely troubled by police or murderers. As Cultural Nationalist #1 had observed, there are “pockets” of violence here, and, it’s necessary to add, the literati and glitterati are insulated from it. But ask anyone living in those pockets whether they agreed with the American anchor’s statement, and what do you think they’d say? […] We prefer to think of ourselves as highly cultured, civilised, law-abiding, English-speaking citizens who do not curse or act violent. This is the image we want to project; let no foreign anchor tell you otherwise. The level of denial and self-delusion is all-pervasive. […] I do wish, though, that the cultural nationalists were as zealous about eradicating the conditions that provoke violence in Jamaica as they are about protecting its image.

Sin duda, su ausencia de temor en Jamaica está relacionada con el hecho de que pertenece a la clase de gente que rara vez es perturbada por la policía o los asesinos. Como había observado el primer nacionalista cultural, hay «focos» de violencia aquí, y, es necesario añadir, los intelectuales y celebridades están aislados de la misma. Pero si le pregunta a cualquiera habitante de esos focos si está de acuerdo con la declaración de la presentadora norteamericana, ¿cuál piensa que sería su respuesta? […] Preferimos pensar en nosotros como ciudadanos altamente civilizados, cultos, hablantes de inglés, respetuosos de la ley que no maldicen ni cometen actos de violencia. Esta es la imagen que queremos proyectar; no permitiremos que ninguna presentadora extranjera diga lo contrario. El nivel de negación y autoengaño es omnipresente. […] Me hubiera gustado, sin embargo, que los nacionalistas culturales mostraran la misma dedicación para erradicar las condiciones que provocan la violencia en Jamaica, que para proteger su imagen.

Damien Williams confirmó que la violencia es una realidad cotidiana en las comunidades vulnerables donde trabaja, al tuitear:

Las comunidades donde trabajo piensan que Jamaica es violenta. Ayer hubo un tiroteo. Abandonados.

¿Qué se puede hacer?

Entonces, ¿dónde están las soluciones? Un columnista de Jamaica sugirió [19] una versión de la teoría de las ventanas rotas [20], que, básicamente, establece que la prevención de delitos menores sirve para transmitir el mensaje de que no se tolerarán ni siquiera infracciones menores, actuando como elemento disuasorio para delitos más graves. Otro sugirió usar [21] los asesinatos de los misioneros como «un punto de inflexión para la criminalidad».

A pesar de todo, los jamaiquinos todavía saben cómo “tek serious ting mek laugh”- en otras palabras, encontrar algo de humor incluso en las situaciones más sombrías. Después de que la policía encontró un arsenal en un barrio conflictivo cerca de Spanish Town, este usuario tuiteó:

CNN probablemente plantó esas armas

Mientras tanto, la policía, pese a la ayuda del FBI [24], todavía no tiene sospechosos y no ha determinado el móvil de los dos asesinatos – tal vez sea un ejemplo de que es necesario mejorar el desempeño policial antes de siquiera considerar reinstaurar la pena capital. Jamaica continúa haciendo su examen de conciencia.