El programa feminista nicaragüense La Corriente [1] fue la figura organizativa principal tras las Jornadas Feministas que se celebraron en Managua a mediados de junio de 2016. El tema central dio de frente con los temas que rodean al cuerpo y sus funciones sociales. Bajo la idea central “Cuerpos que desafían y construyen nuevas realidades” se reunieron más de 80 activistas procedentes de Panamá, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala. El evento fue la ocasión para lograr conversaciones en conjunto, desde una perspectiva regional, y con el fin de afianzar el diálogo entre generaciones.
Las jornadas lograron también que los debates fueran llevados a las redes. Desde Twitter y Facebook, participantes y asistentes transmitieron ideas, luchas y retos desde la visión de la región centroamericana.
El debate de las jornadas giró en torno a diversas estrategias para generar nuevas narrativas que desafíen la situación actual de las mujeres en Centroamérica. Con mucho pesar, las feministas explicaron que el número de feminicidios [2] sigue siendo alarmante y que, tras muchos años de activismo, es necesario mantenerse unidas. Asimismo, destacan problemas como la reavivación de fundamentalismos religiosos [3], que no hacen más que mantener una dinámica de restricción de libertades para las mujeres:
Las activistas también hablaron sobre el retroceso de derechos que las mujeres están experimentando, incluida la ilegalización del aborto terapéutico, [4] y la elevada tasa de embarazos adolescentes [5] debido a la falta de asistencia en derechos sexuales y reproductivos. Esta situación se ve agravada por el aumento de la violencia de género en redes sociales y de un machismo creciente entre los jóvenes que actúa con toda impunidad:
La violencia en C.A. es una pandemia que va desde el acoso callejero hasta los femicidios #JornadasFeministasCA2016 [6] @LaCorrienteNica [7]
— María Martha (@Alborbola1) June 17, 2016 [8]
Esperanza White, activista feminista de la costa caribe nicaragüense, hace hincapié en Facebook [9] sobre la importancia de unir las diferentes reivindicaciones que tienen lugar dentro del movimiento feminista. De este modo destaca la necesidad de dar espacio a un enfoque interseccional para comprender y unir a las mujeres en la región mesoamericana:
Por su parte, las hondureñas expresaron su malestar tras muchos años de activismo puesto que, después de varias décadas de lucha, se ha instalado un sentimiento de desesperanza debido a la falta de apoyo gubernamental y a la escasez de recursos para mantener un activismo que tenga capacidad de promover cambios estructurales y duraderos. Por ese motivo, se insistió en la importancia de desarrollar estrategias para sobrellevar la carga emocional y el desgaste psicológico generados por esta batalla que se libra de forma sostenida y a diario. Para ello, las activistas apuestan por el «autocuido» (comprendido como el autocuidado emocional y social) como instrumento indispensable para mantenerse a flote:
¨El autocuido tiene que ser parte de la estrategia de sostenibilidad política del movimiento.¨ #JornadasFeministasCA2016 [6]
— María Martha (@Alborbola1) June 17, 2016 [10]
Las mujeres del movimiento concluyen que hay que superar diferencias generacionales creando nuevos espacios de diálogo, donde unas puedan aprender de las veteranas y otras puedan contagiarse de la energía y frescura de las ideas jóvenes. Además, hay que documentar el movimiento y su trayectoria, en un intento de sistematizar y unificar una lucha que tiene una riquísima experiencia en el trabajo a pie de calle:
Dolly Rebeca Mora, activista feminista nicaragüense, tras participar en las jornadas:
Después del reencuentro, las activistas del Programa Feminista La Corriente se muestran optimistas y concluyen que hay mucho trabajo por hacer, pero las energías renovadas tras estos días de intenso debate contribuyen a hacer la lucha más llevadera. Tienen claro que mantener los vínculos dentro del movimiento será decisivo para ver los cambios esperados en el futuro.