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Adiós, Abbas Kiarostami, cineasta legendario cuya visión ‘recorrió sus raíces persas’

Categorías: Europa Occidental, Medio Oriente y Norte de África, Francia, Irán, Arte y cultura, Cine, Medios ciudadanos
A photo of Abbas Kiorastami shared by Hossein Setareh on Facebook made out of 1000 frames from the Kiarostami film "Where is the Friend's Home?."

Foto de Abbas Kiarostami publicada por Hossein Setareh en Facebook [1] compuesta de mil cuadros de la película de Kiarostami de 1987 «¿Dónde está la casa de mi amigo? [2].» Imagen reproducida con autorización.

La noticia que salió de un hospital de París la noche del 4 de julio decía que el cineasta iraní Abbas Kiarostami había perdido la batalla contra el cáncer a los 76 años.

Kiarostami había ingresado [3] al Hospital Arad de Teherán a mediados de junio, donde había sido sometido a un operación para remediar su severo cáncer gastrointestinal. El 27 de junio, su familia decidió recurrir a tratamientos médicos en París, y fue trasladado [3] en una ambulancia aérea por su empresa productora asociada.

Los tributos y homenajes que siguieron luego de conocerse su muerte trascendieron las fronteras de Irán, pues el cineasta era una leyenda en su país y en el extranjero por su arte.

En los medios sociales, miembros del cine iraní, como la actriz Taraneh Alidoosti, consideraron el fallecimiento de Kiarostami como una pérdida para la industria y el país en general:

Qué momento oscuro para Irán y sus muchos fanáticos en todo el mundo; todos perdimos un gran hombre hoy.

El director franco-suizo Jean-Luc Godard alguna vez reverenció el rol de Kiarostami en el cine diciendo: «Las películas empiezan con DW Griffith y terminan con Abbas Kiarostami». Martin Scorsese llegó a decir: «Kiarostami representa el mayor nivel de maestría en el cine».

El propio Kiarostami reaccionó [6] a estos elogios (que ahora podemos leer en trágica retrospectiva) y dijo: «Esta admiración tal vez sea más apropiada después de muerto».

Kiarostami fue el primer y único iraní en ganar la prestigiosa Palma de Oro, el mayor premio otorgado en el Festival de Cine de Cannes, por su película «El sabor de las cerezas», de 1997, además de muchos otros honores y premios (principalmente europeos).

En Irán, sus películas eran a menudo recibidas con incomodidad y censura por las autoridades. Antes de la Revolución Islámica de 1979, fue censurado [6] por mostrar imágenes de mujeres con hijab; después de la revolución, fueron sus películas que mostraban a mujeres sin hijab lo que evitaba su distribución a nivel nacional. A pesar de las limitaciones, y a diferencia de algunos de sus pares, Kiarostami fue uno de los pocos artistas y cineastas que no salió de Irán luego de la revolución.

En una entrevista de 2005 con The Guardian [6], Kiarostami explicó:

The government has decided not to show any of my films for the past 10 years. I think they don't understand my films and so prevent them being shown just in case there is a message they don't want to get out. They tend to support films that are stylistically very different from mine – melodramas.

El gobierno ha decidido no mostrar ninguna película mía los últimos diez años. Creo que no entienden mis películas, así que evitan que se vean por si hubiera algún mensaje que no quieren que salga. Tienden a apoyar películas que son estilísticamente muy diferentes a las mías –melodramas.

A pesar de estas diferencias, Kiarostami siguió manteniendo mucho respeto y admiración entre los funcionarios. El ministro de Salud de Irán, Hassan Ghazizadeh Hashemi fue uno de los últimos visitantes [7] al lado del lecho de Kiarostami mientras estuvo en el hospital en Teherán.

‘Su visión poética recorrió sus raíces persas’

Conversamos con algunos fans de Kiarostami y les pedimos que contaran algunas de sus escenas y momentos favoritos del catálogo del cineasta.

Sahand Sahebdivani, escritor iraní-holandés, eligió una escena del documental de ficción de 1990 «Close-Up [8]«. Explicó por qué la escena le conmueve tanto:

This scene is when a man who might not be completely mentally sound meets a famous director. The director asks him what he's done and he says «on the outside seems I've defrauded a family,» to which Kiarostami asks, «but what about the inside?» He responds «the inside (inner truth) is that I was simply a fan of cinema.» In our prison system [in Iran] we need «party bazi» (or some kind of nepotism), so someone who can help us to get a more lenient sentence. But when the director asks this man what he can do for him, he never asks «tell the judge not to be harsh». He simply (or absurdly) asks the director to make a film about his suffering. While all the time the camera man locks on his intense gaze. Everything tells us this man is unstable, but he's us. We're trapped in a system we can't get out of, and instead of asking our filmmakers (currently deemed higher than our poets and writers) to release us we tell them simply to show our suffering and show the difference between the inner and outer reality. Heartbreaking really.

Esta escena es cuando un hombre que puede no estar en pleno uso de sus facultades mentales conoce a un famoso director. El director le pregunta qué ha hecho y el hombre dice «por fuera, parece que he defraudado a mi familia», a lo que Kiarostami pregunta «¿qué hay del interior?» Le responde «el interior (la verdad interna) es que yo era simplemente un fanático del cine». En nuestro sistema carcelario [en Irán] necesitamos «party bazi» (o algo de nepotismo), para que alguien nos ayude a tener una sentencia más indulgente. Pero cuando el director le pregunta a este hombre qué puede hacer por él, este nunca le pide «dile al juez que no sea duro». Simplemente (o absurdamente) le pide al director que haga una película sobre su sufrimiento. Mientras todo el tiempo, el camarógrafo se fija en su intensa mirada. Todo nos dice que este hombre es inestable, pero él es nosotros. Estamos atrapados en un sistema del cual no podemos salir, y en lugar de pedir a nuestros cineastas (actualmente considerados más que nuestros poetas y escritores) que nos liberen, les decimos que muestren nuestro sufrimiento y muestren la diferencia entre la realidad interna y externa. Realmente desgarrador.

Sadaf, fan iraní de Kiarostami en Teherán, contó de su escena favorita de «El sabor de las cerezas [9]«, y explicó:

Apart from my favourites, I can share something else with you. I met him three years ago in a small gathering. He said, «I want people to relate to my movies, that's why my camera lens is usually at eye level. I want you to experience the characters. Feel them and feel as though you are having a dialogue and conversation with them.» And that is what you feel, truly, when you watch his movies. You relate. The stories are real. Some of them we deal with on a daily basis. I will always have much respect for him and his work because he was real.

Además de mis favoritos, puedo contarles algo más. Lo conocí hace tres años en una pequeña reunión. Dijo: «Quiero que la gente se identifique con mis películas, es por eso que el lente de mi cámara usualmente está a nivel de los ojos. Quiero que sientan a los personajes. Que los sientan y sientan como si estuvieran teniendo un diálogo y conversación con ellos». Y así es como te sientes cuando ves sus películas. Te identificas. Con algunos lidiamos a diario. Siempre tendré mucho respeto por él y su trabajo porque era real.

Arash Azizi, periodista iraní que vive en Berlín, destacó los créditos iniciales del drama franco-japonés «Como alguien enamorado [10]«:

At the height of his mastery, the poet-filmmaker of the villages of Gilan moonlighted in Tokyo and told us a story backgrounded by the magical jazz of Ella Fitzgerald. For me, it was realisation of a dream I didn't know I had — and this is why I fell in love with Kia's «Like Someone In Love». He proved that his poetic vision transversed its Persian roots and it could give life to stories beyond. Alas it was to be his last feature.

En la cumbre de su maestría, el poeta-cineasta de las aldeas de Gilan trabajó de lo que pudo en Tokio y nos contó una historia con el mágico jazz de Ella Fitzgerald como telón de fondo. Para mí, fue la realización de un sueño que no sabía que tenía –y es por eso que me enamoré de Kia de «Como alguien enamorado». Él probó que su visión poética recorría sus raíces persas y podría darle vida a historias más allá. Lástima que fuera su última película.

El periodista italiano Roberto Pizzato describió la primera vez que descubrió la simpleza del genio del rodaje detrás de «El sabor de las cerezas [9]«:

I hadn’t watched any of his movies till a couple of years ago. At that time I was working for an independent cinema production company and a colleague brought a DVD to the office: it was Taste of Cherry, plus some interviews and a couple of his early short movies in black and white. When I think of that film, I am still moved by the enormity of the talent behind it: storytelling with a universal message in such a minimalistic way is a gift only geniuses have. Kiarostami transformed a movie on suicide into a hymn on life just by telling us to enjoy the beauty of the smallest things. As if a man who enjoys these things, regardless where they live and what they have been through, would have to live till he could enjoy them again.

No había visto ninguna de sus películas hasta hace dos años. En ese tiempo estaba trabajando para una productora de cine independiente y un colega llevó un DVD a la oficina: era El sabor de las cerezas, además de algunas entrevistas y algunos de sus primeros cortometrajes en blanco y negro. Cuando pienso en esa película, sigo conmovido por la enormidad del talento detrás, narración con un mensaje universal de una manera tan minimalista que es un don que solamente tienen los genios. Kiarostami transformó una película sobre suicidio en un himno a la vida diciéndonos que disfrutáramos la belleza de las cosas más pequeñas. Como si un hombre que disfrutara de eso, independientemente de donde vive y lo que ha vivido, tuviera que vivir hasta que las pudiera volver a disfrutar.

Thomas Erdbrink, periodista holandés que vive en Irán, compartió su admiración por las escenas de la película «Shirin [11]«, de 2008:

One of my favourites is ‘Shirin’ where actresses from before and after the revolution listen to the famous Iranian love story of Farhad and Shirin. Kiarostami shows us their reactions. Lovely film.

Una de mis favoritas es ‘Shirin’, donde actrices de antes y después de la revolución escuchan la famosa historia de amor iraní de Farhad y Shirin. Kiarostami nos muestra sus reacciones. Película encantadora.

Al escoger su escena favorita de «Close Up [8]«, el director creativo iraní-canadiense Takin Aghdashloo nos dice:

My favourite scene is from Close Up where Sabzian meets the family he defrauded by pretending to be a famous film director. Kiarostami recreates the true story of the fraud using all the actual people involved but this time as actors, playing themselves. In this scene, Sabzian's true identity has been exposed to the family but they forgive and welcome him to their home. Kiarostami's masterpiece is a true intervention in reality, showing the therapeutic and unifying power of cinema.

Mi escena favorita es de Close Up, donde Sabzian conoce a la familia que defraudó pretendiendo ser un famoso director de cine. Kiarostami recrea la verdadera historia del fraude usando a todas las personas reales que estuvieron involucradas, pero esta vez como actores, interpretándose ellos mismos. En esta escena, la verdadera identidad de Sabzian ha sido expuesta a la familia, pero lo perdonan y le acogen en su casa. La obra maestra de Kiarostami es una verdadera intervención en realidad, nos muestra el poder terapéutico y unificador del cine.

En una escena entre una madre y su hijo del documental de ficción de 2002 titulado «Diez [12]«, Sarvenaz, un fan iraní-estadounidense explicó:

The ability to bring out such raw and real emotion between a mother and son. One of my favorite scenes. Rest in peace.

La capacidad de sacar tantas emociones en carne viva y reales entre una madre y su hijo. Una de mis escenas favoritas. Descansa en paz.

Nicola Zolin, reportero gráfico italiano que ha pasado una época fotografiando Irán, explicó la inspiración que recibió de la premiada «El sabor de las cerezas [9]» de 1997:

What inspires me most was especially his movie «Taste of Cherry» which expressed the way Kiarostami was able to give voice to the voiceless I would say, or those parts of society which are never really heard from. This movie with the character who is driving who wants to kill himself, driving to the south of Tehran and meeting the most random people, and the depth of the dialogue drives you completely inside the sense of existence, and that to me is what Kiarostami was able to do, how to show the sense of existence through the peculiarity of the Iranian people, of their dream, their dreams, preoccupations and their visions of the world, and this for me was also very inspiring to get to know this culture [Iranian] that I've been exploring and studying, which I admired, and he was the first vehicle for me to get to know it, and learn to love it and get to know the depth of it.

Lo que me inspira más es especialmente su película «El sabor de las cerezas», que expresaba la manera en que Kiarostami pudo darle voz a los que no tienen voz, o diría a esas partes de la sociedad de las que nunca se escucha. Esta película, con el personaje que está conduciendo y que quiere suicidarse, manejando al sur de Teherán y que se encuentra con gente al azar, la profundidad del diálogo te lleva completamente dentro del sentido de existencia, y para mí eso es lo que Kiarostami podía hacer, cómo mostró el sentido de existencia a través de la peculiaridad del pueblo iraní, de su sueño, tal vez sus sueños, preocupaciones y sus visiones del mundo, y para mí eso fue muy inspirador, conocer esta cultura [iraní] que he estado explorando y estudiando, que he admirado, y él fue el primer vehículo para que yo la conociera, y aprendiera a amarla y conocer su profundidad.