Etiopía cierra las comunicaciones digitales por las protestas en Oromía

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Foto publicada en la página EthioTube llamada «Fotos de la manifestación de Oromía – Invierno 2015″. No aparecen en la página autorías o demás contextos.

Cuando estudiantes de Ginchi, un pequeño pueblo a 75 km al oeste de Adís Abeba, organizaron una protesta en noviembre de 2015, el activista de los medios Jawar Mohammed con base en Estados Unidos, empezó a publicar minuto a minuto noticias «en vivo» de la manifestación en su muy popular página de Facebook que cuenta con más de 500.000 seguidores.

Lo que empezó como una pequeña manifestación estudiantil sobre los planes del gobierno etíope de expandir Adís Abeba a las tierras agrícolas adyacentes de Oromía, el mayor Estado autónomo de Etiopía, desembocó en una serie de grandes y sangrientas protestas contra el gobierno etíope en una década, y se cobró la vida de 400 personas, dejando aún más heridos y miles de personas encarceladas.

Junto a las noticias en vivo de Jawar en Facebook sobre las protestas, los internautas fueron testigos de una oleada de fotos, vídeos, blogs y tuits en otras plataformas de redes sociales publicadas desde Etiopía, la mayoría con la etiqueta #OromoProtests (Protestas en Oromía).

Durante más de una década, el gobierno etíope ha estado reprimiendo con violencia las manifestaciones de estudiantes en Oromía, pero los incidentes no llegaron a llamar la atención de la comunidad online tanto como este último. Con la escasa cobertura por parte de los medios extranjeros, y el silencio y la desinformación que proviene principalmente de los medios de comunicación afines al gobierno, Internet se convirtió en el canal principal para difundir información de las protestas. La página de Facebook de Jawar y los comentarios de Twitter pasaron a ser la historia oficial-extraoficial de las protestas, lo que llevó a escritores de la diáspora a identificar a Jawar como el principal modelador de la opinión pública sobre los sucesos.

Aunque estas dinámicas de comunicación en la red sean habituales en muchas partes del mundo, son nuevas en Etiopía; donde la incidencia de Internet se situó por debajo del 5% en 2013, la última vez que una agencia de la ONU, la Unión Internacional de Telecomunicaciones, recogió datos de acceso a Internet.

La continua oleada de contenido bajo #OromoProtests dio lugar a varios intentos del gobierno para limitar la difusión digital y bloquear los servicios de telecomunicaciones en Oromía.

En una declaración por sofocar el creciente papel de las redes sociales en la magnificación de las historias de las protestas y para recobrar las riendas, EthioTelecom, monopolio de telecomunicaciones de Etiopía, cerró las plataformas de las redes sociales, incluyendo Twitter, WhatsApp y Facebook Messenger en Oromía durante al menos dos meses. De forma paralela, EthioTelecom también anunció planes para comenzar a cobrar a los usuarios las populares aplicaciones de voz IP (VoIP), como Viber, Facebook messenfer, Skype y Google hangouts.

De acuerdo a unos informes de medios locales, EthioTelecom planea poner en vigor nuevos precios para los datos de voIP mediante el uso de tecnologías que regularán fuertemente la información y los tipos de aplicaciones que deben utilizarse en los dispositivos de cada abonado activo en su red. En un movimiento sin precedentes, la compañía también ha anunciado un plan para rastrear, identificar y prohibir dispositivos móviles que no sean comprados en un mercado etíope, lo que permitirá a EthioTelecom mantener un seguimiento exhaustivo de la información enviada y del suscriptor activo de su red. No queda claro todavía como funcionará esta tecnología, pero demuestra sin lugar a dudas la intención de la compañía de aprovechar por completo la ventaja política de su monopolio.

A pesar de ser uno de los países más pobres en cuanto a peso de Internet en África, #OromoProtests permitió una cobertura total gracias a las cadenas de televisión por satélite de la diáspora etíope con sede en los EE. UU., sobre todo la OMN y la ESAT. Ambas cadenas escogieron varias historias de las #OromoProtests de las redes sociales y las volvieron a retransmitir a millones de etíopes sin conexión a infraestructuras móviles.

Como guinda del pastel, el parlamento aprobó una estricta ley sobre delitos informáticos que tiene pinta de ser un intento por criminalizar los comentarios de las protestas en la red y de utilizar de forma más eficaz la comunicación digital como herramienta para la vigilancia pública.

En un escrito sobre la nueva ley, la Electronic Frontier Foundation comentó:

Ethiopia's prosecutors have long demonized legitimate uses of technology, claiming in court that the use of encryption, and knowledge of privacy-protecting tools is a sign of support for terrorists….By criminalizing everyday actions it ensures that anyone who speaks online, or supports online free expression, might one day be targeted by the law…. [This regulation] will intimidate ordinary Ethiopian citizens into staying offline, and further alienate Ethiopia's technological progress from its African neighbors and the rest of the world.

Los fiscales etíopes han demonizado desde hace mucho tiempo el uso de la tecnología, afirmando en los tribunales que la codificación y el conocimiento de herramientas de protección de la privacidad son signos de apoyo a terroristas… Al criminalizar las acciones del día a día, se aseguran de que cualquier persona que hable en la red, o que apoye la libre expresión en Internet, pueda acabar en el punto de mira de la ley… Esta norma intimidará a los ciudadanos etíopes de a pie, no utilizarán Internet, y alejará aun más el progreso tecnológico de Etiopía de sus vecinos africanos y del resto del mundo.

Según unos informes, la nueva legislación limitan todavía más los ya disminuidos derechos digitales tales como la libertad de expresión y la privacidad, al criminalizar y propiciar castigos duros por comentarios difamatorios en Internet. La ley también fuerza a los proveedores de servicios a guardar registros de todas las comunicaciones junto a sus metadatos del pasado año.

 

Lea la cobertura especial de Global Voices sobre Etiopía y las protestas de Oromía

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