Los ‘Cascos Blancos’ de Siria han salvado miles de vidas. Ahora están nominados al Nobel de la Paz

White Helmets volunteers. Source: White Helmets Website.

Voluntarios de los ‘Cascos Blancos’. Fuente: White Helmets.

Las Unidades de Defensa Civil Siria, también conocidas como Cascos Blancos (‘White Helmets’ en inglés) han sido nominadas al Premio Nobel de la Paz. Se les atribuye el haber salvado más de 56 mil vidas, contando con unos 3000 voluntarios; ahora, este grupo de trabajadores de rescate tal vez reciba por su trabajo el ‘premio de la paz’ más reconocido de mundo.

En una reciente entrevista con Public Radio International, Ishmael Alabdullah, casco blanco de 29 años, ofreció desde Alepo lo que podría verse como la filosofía de los Cascos Blancos:

When you see human beings suffering, you need to do something to help them. I consider everyone who is staying in Aleppo, all of them, are heroes.

Cuando ves a seres humanos sufriendo, tienes que hacer algo para ayudarles. Considero que cualquiera que permanece en Alepo, todos ellos, son héroes.

En su página web, los Cascos Blancos explican «lo que cuesta salvar una vida»:

In the deadliest conflict of our era an unlikely group of heroes has emerged. Former tailors, bakers, teachers and other ordinary Syrians have banded together to save lives from the rubble of bombardment and the violence of war in Syria. Forming the Syria Civil Defence, their distinctive uniform of a white helmet now symbolises hope for millions.

When the bombs rain down, the White Helmets rush in. In a place where public services no longer function these unarmed volunteers risk their lives to help anyone in need, regardless of their religion or politics. These volunteer rescue workers have saved over 60,000 lives.

The White Helmets motto is taken from the Quran: ‘to save a life is to save all of humanity‘. In a conflict where too many have chosen violence, the White Helmets wake up everyday to save the lives others are trying so hard to take.

Their bravery has inspired people across the planet — from the children in Syria who play at being rescue workers, to the students in Norway who awarded them their town’s peace prize, and to their nomination now for the Nobel Peace Prize.

En el conflicto más letal de nuestra era, ha surgido un inverosímil grupo de héroes. Antiguos sastres, panaderos, profesores y otros sirios comunes y corrientes se han unido para salvar vidas de entre los escombros dejados por los bombardeos y la violencia de la guerra en Siria. Formando la Defensa Civil Siria, su distintivo uniforme con un casco blanco simboliza ahora la esperanza de millones.

Cuando las bombas caen, los Cascos Blancos corren hacia ellas. En un lugar en el que los servicios públicos ya no funcionan, estos voluntarios desarmados arriesgan sus vidas para ayudar a los que les necesitan, sin distinguir su religión o política. Estos trabajadores de rescate voluntarios han salvado más de 60 mil vidas.

El lema de los Cascos Blancos está sacado del Corán: ‘salvar una vida es salvar a toda la humanidad‘. En un conflicto en el que muchos han elegido la violencia, los Cascos Blancos se levantan cada día para salvar las vidas que otros se esfuerzan tanto por llevarse.

Su coraje ha inspirado a muchos por todo el planeta — desde los niños en Siria que juegan a ser trabajadores de rescate, a las estudiantes en Noruega que les han otorgado el premio de la paz de su ciudad, y su nominación ahora al Premio Nobel de la Paz.

La campaña por el ‘Nobel de la Paz para los Cascos Blancos’ está siendo apoyada por más de 120 organizaciones. Las organizaciones sirias incluyen;

Las organizaciones internacionales incluyen:

Los Cascos Blancos han sido nominados por, entre otros, Jo Cox, miembro laborista del parlamento del Reino Unido, que fue brutalmente asesinada por un hombre de 52 años el 16 de junio del 2016. Tras la muerte de Cox, su marido Brendan creó un fondo en su memoria para recaudar fondos para causas apoyadas por la difunta parlamentaria. Las tres causas elegidas fueron el ‘Royal Voluntary Service‘ (Servicio voluntario real), una ONG que asiste a las personas mayores, ‘HOPE Not Hate‘ (Esperanza, no odio), el movimiento que «lucha por una Gran Bretaña moderna e inclusiva» y, finalmente, los Cascos Blancos.

En sólo cinco días, la campaña consiguió recaudar cerca de 1.35 millones de libras (1.7 millones de dólares estadounidenses) con más de 41 mil contribuciones y desde entonces ha sobrepasado el objetivo de 1.5 millones de libras (1.9 millones de dólares). A la familia de Cox incluso se le otorgó un casco blanco honorario a manos del líder de los Cascos Blancos, Raed Saleh, un premio sumamente simbólico que está «normalmente reservado para voluntarios que han perdido sus vidas rescatando a civiles en Siria». Saleh también publicó el siguiente video en nombre de los Cascos Blancos.

En marzo del 2015, Amnistía Internacional acusó a los gobiernos sirio y ruso de atacar hospitales como estrategia de guerra, diciendo que «parecen deliberados y sistemáticos los ataques contra hospitales y otras instalaciones médicas durante los últimos tres meses, que han allanado el terreno para el avance de las fuerzas terrestres en el norte de Alepo». En julio del 2016, Ben Taub publicó para The New Yorker un informe desgarrador sobre lo que él llamó ‘los médicos en la sombra’. Escribió:

In the past five years, the Syrian government has assassinated, bombed, and tortured to death almost seven hundred medical personnel, according to Physicians for Human Rights, an organization that documents attacks on medical care in war zones. (Non-state actors, including ISIS, have killed twenty-seven.) Recent headlines announced the death of the last pediatrician in Aleppo, the last cardiologist in Hama. A United Nations commission concluded that “government forces deliberately target medical personnel to gain military advantage,” denying treatment to wounded fighters and civilians “as a matter of policy.”

En los últimos cinco años, el gobierno sirio ha asesinado, bombardeado y torturado hasta la muerte ha casi 700 miembros del personal médico, según Physicians for Human Rights (médicos por los derechos humanos), una organización que registra los ataques sobre el cuidado médico en zona de guerra. (Actores no-estatales, incluyendo al ISIS, han asesinado a 27.) Recientes titulares anunciaron la muerte del último pediatra en Alepo, el último cardiólogo en Hama. Una comisión de las Naciones Unidas concluyó que «las fuerzas gubernamentales atacaron deliberadamente al personal médico para ganar ventaja militar», negando el tratamiento a combatientes heridos y a civiles «por norma».

Muchos más hospitales han sido bombardeados desde entonces. Han sido documentados al menos 375 ataques sobre instalaciones médicas desde el inicio de la revolución siria, según Physicians for Human Rights. Bajo tales condiciones, muchos de los hombres y mujeres que asisten a los heridos en hospitales subterráneos improvisados pueden ser desde estudiantes de medicina de primer año hasta personas sin ningún tipo de experiencia médica.

De igual manera, los socorristas que componen la mayor parte de los Cascos Blancos son civiles comunes y corrientes, de panaderos a enfermeros, pintores o sastres, razón por la que los simpatizantes de la campaña piden al público que firme la declaración apoyando que los Cascos Blancos reciban el Premio Nobel de la Paz 2016.

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