Los críticos ven las huellas de China por todas partes en la crisis de la autoridad anti-corrupción de Hong Kong

ICAC's office. Image from Apple Daily. Non-commercial use.

Oficina de la ICAC. Imagen de Apple Daily. Uso no comercial.

La Comisión Independiente contra la Corrupción (ICAC), considerado uno de los institutos más fiables a los ojos de la población de Hong Kong, parece estar en dificultades… y muchos culpan a China. El 7 de julio, la Jefa del Departamento de Operaciones de la ICAC y Comisionada Adjunta, Rebecca Li Bolan, fue suspendida de su cargo sin ninguna explicación. El comisionado Simon Peh Yun-li afirma ser el único responsable de su despido, pero su declaración ha sido recibida con escepticismo. Los comisionados los nombra el consejo de ministros de China con ayuda del Jefe Ejecutivo de Hong Kong, y se especula mucho que Peh recibió instrucciones del jefe ejecutivo CY Leung o de Pekín para que se dejara de investigar a Leung.

Leung está en el banquillo de los acusados por aceptar 50 millones de dólares hongkoneses de la empresa australiana de ingeniería UGL sin declararlo al gabinete ministerial de Hong Kong, llamado el Consejo Ejecutivo, aún cuando los pagos se realizaron en el 2012 y 2013: después de ser nombrado para el puesto más alto del gobierno. Fundada en 1974 por el gobierno colonial británico para eliminar la corrupción de la administración pública de la ciudad, la ICAC posee una reputación de credibilidad entre el público, lo cual hace que el reciente suceso sea aún más sorprendente.

La repentina destitución de Rebecca Li, que se unió a la comisión en 1984 y fue ascendida a comisionada adjunta en julio del 2015, escandalizó al resto del equipo de operaciones de la ICAC. Pocos días más tarde, el investigador principal Dale Ko dimitió. Más radical fue la jefa de contabilidad forense Tang Shuk-nei el 28 de julio, cuando anunció que abandonaría la comisión en agosto. Varias fuentes afirmaban que se había enfrentado a Peh respecto a la abrupta destitución de Li.

Ese mismo día, el sucesor de Li, Ricky Yau Shu-chun, que había estado ocupando el cargo durante dos semanas, dimitió de manera repentina, pero se retractó tres horas más tarde. Diversas fuentes de la comisión afirmaron que su dimisión fue presentada después de una reunión con Peh, y que retiró su dimisión tras una serie de reuniones «emotivas» con los miembros del departamento de operaciones. Mientras tanto, los grupos políticos exigieron que Peh ofreciera una explicación sobre la confusión y la dimisión.

«¿Quién manda aquí? Pues China».

Un comentarista político que escribió con el nombre de Big Lychee en el sitio de noticias The Nanfang creía que Pekín era el responsable directo de los conflictos:

In the grand scheme of things, the real issue is the contradiction between the ICAC’s independence and the Chinese Communist Party’s need to have total control. Beijing officials can’t sleep at night knowing that a Hong Kong law enforcement agency with British-trained (and indeed some actual British) staff can undermine state power. It’s the principle: if Beijing appoints a high official in Hong Kong, it can’t have some other body come along and prosecute the guy. Who’s in charge here? This is China. This has to be rectified.

Of course, this is the road to unintended consequences. An ICAC subject to Beijing’s ultimate influence will cease to be impartial and lose credibility.

Desde un punto de vista general, el verdadero problema es la contradicción entre la independencia de la ICAC y la necesidad del Partido Comunista chino de tener el control total. Los funcionarios de Pekín no pueden dormir por la noche sabiendo que en Hong Kong hay un organismo encargado de velar por el cumplimiento de la ley, con empleados formados en el Reino Unido (y algunos británicos, de hecho) que pueden minar el poder del estado. Es cuestión de principios: si Pekín nombra a un alto cargo en Hong Kong, no puede llegar otro organismo y procesar al tipo. ¿Quién manda aquí? Pues China. Esto hay que corregirlo.

Por supuesto, esto conduce a consecuencias imprevistas. Una ICAC sujeta a la influencia total de Pekín dejará de ser imparcial y perderá credibilidad.

Hong kong es una región administrativa especial de China, y supuestamente dispone de un alto nivel de autonomía frente al continente conforme al principio «un país, dos sistemas». Sin embargo, a pesar de este acuerdo, Pekín se ha enfrentado en los últimos años a acusaciones de haber reforzado su influencia sobre Hong Kong.

Desde el 2012, los esfuerzos para eliminar la corrupción han sido un asunto prioritario en el orden del día de Pekín, pero estos no siempre son sinceros. La campaña contra los sobornos puede ser un arma política para destruir a la oposición. Si el gobierno chino fuera a usar a la ICAC como tal, representaría un problema para el movimiento pro-democracia de Hong Kong y otros bandos que no siguen la línea del Partido Comunista de China. Los cibernautas expresaron en detalle sus frustraciones con la situación actual en la lista de comentarios de un análisis de YouTube:

A fragmented ICAC, an unwelcome police force, a crippled government, a cocksucker CEO, etc, shall make HK a third world country.

Una ICAC fragmentada, un cuerpo de policía poco grato, un gobierno colapsado, un director ejecutivo cabrón, etc., harán de HK un país del tercer mundo.

Worst is ICAC. [CY Leung] should be suspended from his job immediately pending investigation. If he were decent (even if he knew he was guilty as hell) he would release statement from his Office to say “I understand our esteem ICAC is investigating some aspects of my past activities. I will cooperate fully with the investigation”. Failing to do that mark him as a small time crock play in the big pond. It is imperative that those resigned top ICAC officials should be begged to return. They are senior officials and normally would not have many more years to serve. The value of their knowledge is immense. The damage due to their absence deprive ICAC of their leadership is incalculable. CY destroyed the ideal that young people would want to join ICAC.

Lo peor es la ICAC. [CY Leung] debería ser suspendido de su cargo inmediatamente hasta que se termine la investigación. Si fuera un hombre decente (aun si sabe que es completamente culpable) emitiría una comunicado desde su oficina diciendo: «Entiendo que nuestra estimada ICAC esté investigando algunos aspectos de mis actividades pasadas. Cooperaré totalmente con la investigación». No actuar de esa manera lo convierte en un farsante de poca monta en medio de un gran océano. Es imperativo que a los altos cargos de la ICAC que dimitieron se les pida que vuelvan. Son altos funcionarios, y normalmente no les quedarían muchos más años en el servicio. El valor de sus conocimientos es inmenso. El daño debido a su ausencia, privando a la ICAC de su jefatura, es incalculable. CY destruyó la idea por la que los jóvenes querrían unirse a la ICAC.

El comentarista político Big Lychee también señaló que el nombramiento de cargos públicos claves recuerda a la lógica del juramento electoral de lealtad: una norma electoral introducida recientemente que exige que los candidatos a la asamblea legislativa, llamada Consejo Legislativo, firmen una declaración jurando lealtad a China. Hasta ahora se les había impedido entrar en las elecciones legislativas a tres candidatos. Uno de ellos, Leung Tin-kei, había participado en las elecciones legislativas parciales en enero de 2016.

Lealtad por encima de todo

La ICAC no sería la primera organización afectada por las exigencias de lealtad de Pekín. En la estación pública Radio Television Hong Kong se vio una agitación similar.

En 2011, el ex jefe ejecutivo Donald Tsang nombró director de Emisiones a Roy Tang Yun-kwong, un oficial administrativo sin experiencia en difusión ni en medios de comunicación. En los cuatro años siguientes, Tang fue criticado por interferir políticamente en los asuntos editoriales y en la gestión del personal de la radiodifusora. El año pasado, el veterano periodista Leung Ka-wing, ex jefe de noticias de la empresa televisiva pro Pekín Asia Television, sustituyó a Tang como director de Emisiones.

En medio de la confusión de la ICAC, más de 100 empleados de Radio Television Hong Kong se reunieron fuera del edificio de la radiodifusora el 18 de julio durante la ceremonia de reconocimiento al personal para protestar contra el aplazamiento del ascenso del subdirector en funciones Kirindi Chan Man-kuen. La portavoz del sindicato de empleados de Radio Television Hong Kong, Amy Wong, explicó que Chan, que lleva casi 30 años trabajando para la estación, ha suspendido dos veces en 14 meses las pruebas de valoración del comité de selección. A ella le preocupaba que el aplazamiento se debiera a la «actitud poco cooperativa de Chan sobre varias cuestiones políticas delicadas» ante las elecciones al Consejo Legislativo y a jefe ejecutivo. En otras palabras, al igual que Rebecca Li, Chan suspendió la «prueba de lealtad».

En la zona continental de China, el Partido Comunista de China (PCCh) exige a todos los medios que juren lealtad y sigan la línea del partido. Como el partido ya no existe legalmente en Hong Kong, la lealtad se refleja en el nombramiento del personal, que se realiza a puertas cerradas y sin responsabilidad pública.

Al usuario de Twitter @renrenping le preocupaba lo que pudiera significar estos acontecimientos para el futuro de la ciudad, y escribió sarcásticamente:

政府姓黨、警隊姓黨、法院姓黨、廉署姓黨、就差立法會那幾個泛民了、香港人加油,爭取九月以後全都姓黨。

El gobierno se apellida PCCh, el cuerpo de policía se apellida PCCh, el tribunal se apellida PCCh, la ICAC se apellida PCCh. Lo que queda son los pocos legisladores pandemocráticos. La población hongkonesa se aguanta y se asegura de que todo lo demás se apellide PCCh después de las [elecciones para el Consejo Legislativo] de Septiembre.

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