México da un sentido adiós a Juan Gabriel y celebra la herencia dejada por el «Divo de Juárez»

Juan Gabriel en concierto, septiembre de 2014. Fotografía publicada con licencia Creative Commons (Attribution 2.0 Generic).

Juan Gabriel en concierto, septiembre de 2014. Fotografía publicada con licencia Creative Commons (Attribution 2.0 Generic).

Y Juan Gabriel en Bellas Artes acomete lo que en él es inevitable, el Desplante, el movimiento desafiante de los hombros, la agresividad rumbera, el aprendizaje confeso de las divas, la majestuosidad de quien va hacia la gloria entre la rechifla de los condenados.»

Carlos Monsiváis

12 de mayo 1990 – Revista Proceso edición 706

En medio de aplausos, lágrimas y cantos transcurrió el tributo final a uno de los más queridos y legendarios artistas musicales de México: Juan Gabriel, quien falleciera el pasado 28 de agosto a causa de un infarto en Santa Mónica, California, apenas a dos días de haber brindado un concierto en la ciudad de Los Ángeles.

Cerca de una semana después de su inesperada muerte, las cenizas del consagrado cantautor de música popular mexicana fueron trasladadas desde la ciudad fronteriza que lo vio crecer, Ciudad Juárez, hacia la Ciudad de México, para ser exhibidas en el vestíbulo del Palacio de Bellas Artes durante los días 5 y 6 de septiembre.

MARIACHI

Captura de pantalla del homenaje transmitido por el canal de la Secretaría de Cultura de México, vía streaming.

Bellas Artesmáximo recinto cultural del país, se ha convertido en uno de los escenarios idóneos para rendir homenajes póstumos a figuras emblemáticas de la cultura mexicana. Entre ellos los tributos hechos a Frida Kahlo, Diego Rivera, Mario Moreno “Cantinflas”, Chavela Vargas, Carlos Monsiváis, Gabriel García Márquez.

Mientras #México despide a #JuanGabriel en #BellasArtes, los grandes le dan la #bienvenida

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Así, en el transcurso de dos días, cerca de un millón de personas se dieron cita en las inmediaciones del Centro Histórico de la Ciudad de México, para tener la oportunidad de despedirse y de estar cerca de las cenizas de su ídolo.

El siguiente video muestra los inicios del, hasta ahora, más largo y concurrido tributo póstumo en la historia de México:

El gran legado del ‘Divo de Juárez’

Cantante, compositor, arreglista y productor con 45 años de carrera, Juan Gabriel logró convertirse en uno de los artistas más prolíficos en una diversidad de géneros importantes para la cultura Latinoamérica: la ranchera, el bolero y la balada. Se le adjudican, por lo menos, la composición de 1,800 temas, interpretados por más de 1,500 artistas alrededor del mundo y traducidos a una infinidad de idiomas entre los que se encuentran alemán, japonés, griego, papiamento.

Para muchos, Juan Gabriel fue una especie de «pastor sentimental», la voz del desamor, pero tambien de la fiesta. Con estos temas rompió millonarios récords de venta y se convirtió en el primer artista de música popular en presentarse en Bellas Artes, un espacio generalmente reservado para conciertos de música clásica, ópera o ballet (hazaña que repitió en 1997 cuando celebró 25 años de carrera, y en 2013, al cumplir 40 años de trayectoria).

Pero además de sus indiscutibles triunfos musicales, a Juan Gabriel se le reconoce como un ídolo entrañable que desafió convenciones de género, divisiones de clase y barreras sociales y culturales, en una región en donde aún prevalecen la homofobia, el clasismo y el machismo.

No tienen ni idea de lo que Juan Gabriel significó para las y los mexicanos. Especialmente para las y los mexicanos queer. Extravagante, ferozmente talentoso, y de color. Un ícono. Nuestro ícono.

Desde Venezuela y a través del medio Pro Davinci, Christina Rafalli profundiza en la paradoja que se conjugó en la figura de Juan Gabriel, y cómo esto fue de importancia para la comunidad LGBTTTI de México, aunque su activismo no fuese abiertamente declarado:

Nació, creó y fue amado en un país y en un continente donde los homosexuales aún son discriminados, víctimas de violencia física y verbal, objeto de burlas, de chistes, de irrespetos en todas sus formas. Pero ésta no fue la única paradoja que concilió Juan Gabriel. Él viajó hasta el corazón de las tinieblas del alma mexicana, y ahí donde se constelizan los arquetipos de la masculinidad enferma y caricatural, él deshizo la piedra y con sus cenizas calientes creó una figura inesperada y desconcertante: la del charro gay.

Y desde Ecuador, Eduardo Varas, explora el sentido emocional y estético que se expandió por toda América Latina:

Ese tipo grande (siempre lo vi inmenso), sensible, sufriendo todo el tiempo, no tenía reservas en dejar en evidencia su amaneramiento. […] Todo el mundo lo bromeaba, lo volvimos parte de nuestro día a día por cómo se movía, por lo que representaba. “¡Qué buen cantante era… pero nunca me gustó cómo era!”, escuché decir hace unas horas. Muchos verán una derrota en esa frase, yo no. El más grande triunfo sobre toda esa homofobia ochentera que siempre cargó Juan Gabriel está ahí: en haberlo aceptado, en haberlo hecho parte de nuestras vidas, pese a que la única manera de procesar sus devaneos y coquetería haya sido la broma y el insulto velado. El ser humano es miserable, pero mientras acepte y reconozca la belleza, no todo estará perdido.

El ‘Divo de Juárez’ ha sido comparado con otras grandes leyendas musicales como Elvis Presley o Frank Sinatra, sin embargo, sus seguidores saben que su carácter transgresor y maestría lírica y escénica son, y seguirán siendo, incomparables.

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