Dos años y la justicia no llega. Mientras tanto, Ayotzinapa no se olvida en México

Instalación en memoria de los estudiantes que fueron objeto de desaparición forzada, ubicada en Paseo de la Reforma en la Ciudad de México. Imagen del autor.

«Vivos se los llevaron, vivos los queremos». Instalación en memoria de los estudiantes que fueron objeto de desaparición forzada, ubicada en Paseo de la Reforma en la Ciudad de México. Imagen del autor y publicada con permiso.

El 26 de septiembre de 2016 se cumplen dos años de los hechos violentos en los que un grupo de estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos –con sede en Ayotzinapa, en la occidental entidad de Guerrero– fueron privados de la libertad por la policía local para después ser entregados a un grupo armado identificado como «Guerreros Unidos». El Caso Ayotzinapa –como se le conoce a estos trágicos sucesos– permanece impune.

La desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa marcó el inicio del declive de la popularidad del presidente Enrique Peña Nieto.  Estos lamentables hechos fueron seguidos por una serie de escándalos mediáticos por corrupción y/o conflicto de interés que implicaron al mandatario y a sus más cercanos colaboradores. A estos escándalos se les suma el descubrimiento de otros sucesos violentos en los que las fuerzas del Estado incurrieron en ejecuciones extrajudiciales en agravio de civiles, como en el Caso Tlatlaya y la Masacre de Apatzingán, por mencionar sólo algunos.

Veinticuatro meses han transcurrido desde la desaparición de los estudiantes. Dos personas distintas han encabezado la Procuraduría General de la República (PGR), oficina en la que recae el Ministerio Público (órgano acusador) del país que conduce las investigaciones; más de 110 personas se encuentran sujetas a prisión preventiva acusadas por su participación en el caso y ninguna de ellas ha sido declarada penalmente responsable, es decir, condenada por un juez.

Quizás el dato más relevante de los días previos al segundo aniversario de este caso es la renuncia de Tomás Zerón, quien ocupaba el cargo de Director en Jefe de la Agencia de Investigación Criminal. Dicho sujeto se encontraba en la mira de los familiares de los estudiantes y del grupo internacional de expertos que coadyuva en la indagatoria y que fue designado por la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos. Estos grupos han basado sus denuncias en los hechos difundidos por un video en el que se ve a Zerón deambulando por el lugar en el que, según la versión oficial, fueron calcinados los restos de los estudiantes. También se cree que Zerón «sembró» indicios intencionalmente para que fueran encontrados por los peritos que trabajaban en el área.

La renuncia de Zerón había sido exigida por los familiares de los desaparecidos y por quien se ostenta como su asesor jurídico, el señor Vidulfo Rosales:

Nos faltan más de 43

En la vorágine de indignación y acaso para mantener intacto el ahora emblemático número 43, poco o nada se habla de las otras víctimas de los hechos violentos; personas que no sufrieron desaparición forzada pero sí resultaron severamente lesionadas. Tal es el caso del estudiante de nombre Aldo Gutiérrez Solano, a quien el portal Latin Times se refirió así:

Aldo Gutiérrez Solano es uno de los estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos que [resultó] herido la noche del 26 de Septiembre de 2014 en Iguala. El caso Ayotzinapa causó indignación en todo México y el extranjero, no solo fueron los 43 estudiantes desaparecidos y posiblemente asesinados cruelmente por un grupo delictivo y los oficiales locales de Guerrero, sino también cuentan los que murieron esa noche y los heridos que siguen sufriendo la indiferencia y poca consideración por parte de las autoridades federales.

En agosto de 2016 se reportó que el estudiante Aldo Gutiérrez fue impactado el día de los hechos por un proyectil (bala) que le destruyó el 65% del cerebro y que según el experto neurólogo que ha viajado de Cuba para atenderlo, se mantiene en “estado vegetativo” con mínimas probabilidades de recuperación.

Así, a dos años de la desaparición forzada de 43 estudiantes a cargo de fuerzas del Estado y de las lesiones ocasionadas a otros, la PGR que hoy conduce Arely Gómez (militante del mismo partido del presidente Peña), ha sido omisa en presentar una teoría del caso distinta a la «verdad histórica» planteada por el otrora procurador Jesús Murillo.

Dicha PGR ha sido incapaz de obtener sentencias condenatorias en contra de las personas a las que ha presentado como culpable ante el Poder Judicial. Sobre el tema, el usuario de Twitter Rubén Cárdenas lanzó la siguiente sugerencia:

Arely Gómez, sin embargo, ha insistido en que la investigación, después de tantos meses, continúa:

La historia del Caso Ayotzinapa se seguirá escribiendo. La búsqueda persiste para los familiares de los estudiantes y el episodio sigue fresco en la memoria de los mexicanos.

Puede leer más sobre la llamada verdad histórica del caso y acerca de la participación de peritos extranjeros, aquí

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