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Una ‘dama policía’ rusa: tercera parte

Categorías: Europa Central y del Este, Rusia, Derecho, Medios ciudadanos, Mujer y género, RuNet Echo

https://es.globalvoices.org/2016/08/29/una-dama-policia-rusa-segunda-parte/ [1]Hace tres años, Olga Borisova decidió unirse a la fuerza policiaca de San Petersburgo. Con 18 años y siendo, según ella misma, una joven y diminuta mujer a la moda, no era la cadete promedio. Poco más de un año más tarde, renunció, y a la fecha es un miembro participativo de la oposición democrática rusa. A principios de julio, Borisova escribió un artículo para el sitio web Batenka.ru sobre sus experiencias como oficial de policía. RuNet Echo publica su texto, traducido al inglés, en tres partes. Ésta es la tercera y última parte. Para leer la primera parte haga clic aquí [2] y para la segunda haga clic aquí [3]. Puede leer el artículo entero en ruso aquí [4].

Al llegar marzo del 2014 fui a un TsPP (centro de entrenamiento profesional) que se encontraba fuera de la ciudad. Al llegar al lugar noté que los hombres al mando hacían ver a mis superiores ebrios e inseguros como si fueran unos padres querendones.

Los policías potenciales de toda la ciudad se hacen en los terrenos de desfile. Hay que lucir impecable. El hombre al mando camina a lo largo de la línea con las manos atrás. Te asignan las clases y el escuadrón. Te dan un horario de clases. Por un lado, el primer día es muy similar al primer día de escuela. Todo mundo se ve bien; y todo mundo está algo nervioso. Por el otro lado, es muy probable que el primer día en la armada sea muy similar. Eligen al líder de escuadrón entre el personal con mayor experiencia. Nuestro líder era un sujeto llamado Vitya. Estaba tan rechoncho como una rosquilla.

La experiencia en sí fue muy divertida. Hubo coqueteo y hasta líos románticos. Hacías amigos y pasabas notas en clase. Era como estar de vuelta en la escuela, pero estando en la academia de policía. Entrenamiento con armas de fuego, simulacros, tácticas para mantener el orden, además de entrenamiento físico, legal, médico y sicológico. En este último vimos el filme «The Major [5]» con Yuri Bykov como protagonista. Un futuro policía antimotines lo trajo en un USB. Formación militar matutina, diurna y nocturna. Formación a la hora del almuerzo. Marchar en fila india. Si alguna persona del escuadrón daba un «mal» paso, el escuadrón entero era obligado a seguir marchando hasta las 8 de la noche. Es así como desarrollan disciplina. No se hacen preguntas. Solo se siguen órdenes.

Pintarse las uñas no está permitido. Tampoco está permitido usar joyería. Una vez llegué a formación usando uñas postizas largas de color azul celeste. Fue entonces que el oficial del curso se dio cuenta de de mi bajita presencia cuatro filas atrás, pudiendo de alguna manera presentir mi pánico.

«¡Cabo Borisova!»

«¡Presente!»

«¡Paso al frente!»

«¡Si señor!»

Pasé al frente de la formación y dí un par de pasos adelante, como nos habían enseñado, girando hacia el escuadrón. El coronel se me acercó, me agarró la mano y mostró mi manicura a todos los de mi clase diciendo «!¿Que es esto?!»

La clase entera estaba esperando saber cual sería mi castigo. Sin inmutarme y haciendo «ojos grandes», me giré hacia el y dije, «Pero camarada coronel, es el color de los uniformes».

Vi como un centenar de cadetes de policía trataban de contenerse la risa. Por su parte el coronel estaba de buen humor y le agradó mi chiste. El sonrió y dijo, «Espero que ya no tenga esas uñas para mañana». Le respondí «Si, señor».

покоряем массовые мероприятия [6]

Una foto publicada por Борисова. (@borisssova) el

Pero también hubo ocasiones en las que se la pasó media hora gritándole a alguien en frente de todos por un pequeño error en su vestimenta. Mostrándole así a todo el mundo quien es el que manda. Entonces, después de que las clases hubieran acabado, pasabas 40 minutes parado sin moverte, ya sea en el calor fulminante o el frío glacial, esperando a que al coronel se le pase su regodeo ególatra, y así poder tener el permiso de volver a casa.

Durante mi entrenamiento, uno de los cadetes perdió el juicio mental. Vivía en las barracas y simplemente un día no se quiso levantar para ir a clases. Al principio el escuadrón y su líder respectivamente intentaron convencerlo. Luego vino el coronel. Finalmente, el director del centro. A pesar de todo el cadete permaneció en cama, solamente mirando al techo. Lo llevaron a un hospital, y luego a una unidad de salud mental. Lo descalificaron por razones de salud, ahora está viendo a un siquiatra. Su historia resultó ser una bastante trillada: su padre era oficial de policía e insistió que el, como su hijo, seguiría sus pasos, para mantener la tradición familiar. Sin embargo, este sujeto no quería estar en la academia. En nuestra clase de tácticas para mantener el orden público sacó 4 notas apenas aprobatorias. Se preocupaba de no poder cumplir los deseos de su padre, pero ser un policía no era la vida que el quería para sí mismo.

Lo que más me gustaba eran los ejercicios prácticos de armas de fuego. Tenía buena puntería. Un día el coronel-instructor vio mi blanco y llamó a los cadetes antimotines, quienes presumían sus habilidades como ninguno, y les dijo, «¡Vengan a ver y aprendan algo muchachos!»

Un vídeo publicado por Борисова. (@borisssova) [7] el

Además de aprender a manejar un arma y saber las leyes y regulaciones necesarias, la habilidad más importante que se aprende es la obediencia. Me sorprendió como recompensaban a los más tontos que no podían decir de memoria siquiera un artículo de legislación penal, solo por ser leales a los jefesya sea delatando a otros cadetes, su disposición a seguir cualquier orden o simplemente por «ofrecer sus servicios».

Las clases duran cuatro meses, los cuales acaban con exámenes finales, luego haces el juramento y voilà, eres un policía certificado. Es entonces que regresas a tu propio distrito policial.

Mientras estaba fuera mucha gente buena se había marchado. Pero aún quedaban algunos, como mi compañero Andrei, que nunca tomaba sobornos y hacía su trabajo honestamente, pero el capitán vio eso como una debilidad y a si mismo como alguien fuerte, así que aprovechó cada ocasión posible para humillarlo. Trabajaba con Andrei la mayor parte del tiempo. Hablábamos seguido y le preguntabaa un hombre joven de 23 años el cual había envejecido una década a pesar de solo llevar cinco años en la policíaporque soportaba todo eso. Me dijo «No es gran problema. Ese es el precio a pagar».

Fue aquel el momento en el comprendí que la «deformación profesional» no es solamente desarrollar el habito de darse cuenta quien trae una lata abierta de cerveza (no puedo dejar de hacerlo); es también aprender a «tragarse» las injusticias personales y después injusticias hacia otros. Los que no aprenden a tragarselas no duran mucho. Agregado a esto, el incremento en el número de inspecciones de las reformas policíacas [del presidente Medvedev] dieron a los jefes de policía, como mi jefe, aun más maneras de deshacerse de aquellos que lo «desafiaran».

En resúmen, he aquí la conclusión a la que llegué hace dos años: el personal de la policía puede ser dividida en dos categorías: ratas y peleles.

Люблю эту девочку) всем футбол! [8]

Una foto publicada por Борисова. (@borisssova) el

Mi aventura dentro de la policía, la cual duró un año y tres meses, dio fin al darme cuenta que no quería ser una pelele. Mucha gente puede ver las injusticias perpetradas por las autoridades, pero no mucha gente se da cuenta de la cantidad de injusticias que toman lugar dentro del mismo sistema cada día.

Así que renuncié

***

Dos años más tarde, estoy en Montenegro, trabajando en un proyecto artístico con mi amiga Masha Alekhina [de Pussy Riot]. A estas alturas tengo algo de experiencia haciendo trabajo electoral para la oposición; he puesto de mi parte en docenas de juicios ayudando a artistas y activistas de la oposición; He creado mi propio proyecto de arte político y ayudé a organizar una campaña de firmas para ayudar a un amigo de la oposición de entrar en la lista de candidatos.

Salí al balcón y encendí la pantalla de mi iPhone. Tenía un mensaje nuevo en Vkontakte. Era de «Dulzura».

«Olya, por favor te pido disculpas por todo. Si algun día estas en Petersburgo ven a visitarme y te daré la noticia de cómo obtuve mi propia oficina. Se deshicieron del jefe de la comisaría, ahora está el otro. ¿Recuerdas a Yulia del departamento de investigación criminal? Tiene un par de cargos en su contra. La mitad de eso es propia culpa, pero, ya sabes. No puedo discutir detalles por aquí».

Al ver la pantalla observé que aún quedaba más por leer.

«Cada noche, al acostarme, pienso que el día de hoy hubo menos mal que bien. Por supuesto que no todos los días resultan de esa manera, pero aún así. Si sigues enfadada conmigo por cualesquiera razón, te pido disculpas.»

Le respondí «No me ofendo tan fácilmente,» y metí el teléfono de vuelta en mi bolsillo.

Este texto fue traducido del ruso por Kevin Rothrock de RuNet Echo. Esta es la tercera parte. Para leer la primera parte haga clic aquí [2] y para la segunda aquí [3]. Puede leer el artículo entero en ruso aquí [4].