Adiós a la «Saloufest», deporte y borracheras para los universitarios británicos en España

Jóvenes británicos asistentes a la Saloufest. Foto del blog Vigilia pretium libertatis con licencia CC 3.0

Jóvenes británicos asistentes a la Saloufest. Foto del blog Vigilia pretium libertatis con licencia CC 3.0

La «Saloufest», una de las concentraciones de estudiantes británicos más populares del año, que se celebra en Salou (Tarragona, España) desde hace 16 años, tiene los días contados. La presión del ayuntamiento, de la Generalitat (gobierno autonómico de Cataluña) y de los vecinos han podido más que los empresarios hosteleros de la localidad, que estiman en unos 5 millones de euros el impacto económico que generaba el festival.

Este festejo, organizado por IloveTour, se vende como una concentración de universitarios para practicar deportes. Por unas 240£ (300$), el turoperador ofrece viajes en autobús, una semana de alojamiento y desayuno en un hotel de al menos tres estrellas, accesos a las instalaciones deportivas y descuentos en los bares y clubs adscritos al festival. Con esos precios, no es extraño que la fiesta fuera tan popular: entre 7 000 y 9 000 estudiantes de más de 100 universidades británicas invadían Salou todos los años en las semanas anterior y posterior a la Semana Santa.

El consumo de alcohol es la norma en la Saloufest. Foto subida al foro Racó Català por el usuario trencanous, con licencia CC BY-NC-ND 3.0

El consumo de alcohol es la norma en la Saloufest. Foto subida al foro Racó Català por el usuario trencanous, con licencia CC BY-NC-ND 3.0

Pero lo que debía ser una celebración deportiva no tardó en revelarse como algo muy diferente. Los bajos precios del alcohol en España (en comparación con los del Reino Unido) atraían a jóvenes cuya única intención era la de hacer lo que se denomina «turismo de borrachera», y se tomaban el viaje como una juerga sin descanso de siete días. Su comportamiento ha generado un gran descontento entre los vecinos y los turistas que se acercan a Salou en esas fechas. La policía también tenía mucho de qué quejarse: teniendo en cuenta el número de jóvenes asistentes, han sido pocos los incidentes graves, pero es fácil imaginar los problemas de orden público que generan 4 000 adolescentes ebrios concentrados en un espacio tan reducido. El diario MailOnline lo describe así en un artículo de 2011:

One shopkeeper called them ‘animals’, adding: ‘They get naked at 5 or 6 in the afternoon. They pee in bottles and then throw the bottles from their hotels. It’s terrible.’

Un comerciante los llamó «animales», y añadió: «se desnudan a las 5 o las 6 de la tarde. Orinan en botellas y luego las tiran desde sus hoteles. Es terrible»

En marzo de este año, el ayuntamiento y la Generalitat dieron una rueda de prensa conjunta en la que declararon que la Saloufest «daña la marca Salou y la apuesta por el turismo familiar y deportivo», señalando que «ni lo apoyamos, ni lo fomentamos ni lo promocionamos». Algunas asociaciones de hosteleros se mostraron en desacuerdo con las autoridades, alegando el dinero que genera esta actividad en temporada baja, mientras que otras aplaudieron la iniciativa de las administraciones, ya que según informa el diario 20 minutos,

Saloufest trabaja con cuatro empresas y siete hoteles en temporada baja y representa, según los hoteleros, menos de un 5 por mil de los dos millones de visitantes que recibe la localidad.

Los organizadores se quejan del acoso al que ha sometido la administración a las empresas con las que colaboran y a los estudiantes:

las empresas colaboradoras han recibido una «preocupante cantidad de inspecciones administrativas» simplemente por su colaboración con el evento. También denuncian «presiones» que han sufrido los estudiantes de más de cien universidades del Reino Unido al «ser tratados en diversas ocasiones de manera intimidatoria por la policía», con multas «por acciones inofensivas y dentro de la legalidad vigente».

En un principio se dijo que la Saloufest se trasladaría a Lloret de Mar, pero las autoridades de este municipio también han rechazado la iniciativa alegando que los estudiantes son demasiado numerosos para poder «ser atendidos por los servicios de la población, además de provocar una alta presión mediática». Las federaciones de hosteleros de la zona ya trabajan en un turismo alternativo que compense el dinero que se perderá con la desaparición de la Saloufest.

(…) hace tiempo que se trabaja en la llegada de nuevas operativas basadas en el turismo deportivo que permitirán suplir las cerca de 9.000 camas que suponía el Saloufest en temporada baja. (…) estas nuevas operativas vacacionales superarán las cifras e ingresos que generaba el Saloufest.

Pablo Otero, en su artículo «La Thatcher y el Saloufest», analiza las posibles causas de la irrespetuosa conducta de los estudiantes:

El caso es que hay un decreto no escrito por el que este tiene que ser un país simpático. Los cazurros confunden esa simpatía, calidez en el trato y relajación de las normas, con el todo-vale. [Los británicos] van a España. Lugar que permite cualquier cosa por dos duros ya que al fin y al cabo esto es la ignota selva.

Un asistente a la Saloufest en el estadio municipal de Reus. Foto de eldiario.es con licencia CC-BY-SA

Un asistente a la Saloufest en el estadio municipal de Reus. Foto de eldiario.es con licencia CC-BY-SA

La pasada primavera, otra fiesta similar para universitarios franceses, la Karibean springbreak, prevista también en Salou para principio de mayo, fue trasladada en el último momento a Cap d'Adge (Francia) tras el disgusto que provocó en las autoridades y la opinión pública el anuncio de los organizadores, que la publicitaban como «tu primera orgía en España» y «una buena oportunidad para echar un polvo con la excusa de la borrachera».

El profesor y bloguero Ángel Martín tuiteó:

El turismo, un sector en el que España es una de las mayores potencias mundiales, ha experimentado varios años de crecimiento por encima de lo normal, en parte por la absorción de clientes de otros países mediterráneos que en los últimos años se han visto afectados por problemas de seguridad, como Egipto, Túnez o Turquía. Pero algunas voces ya alertan del peligro de «morir de éxito»: parte de este turismo es de bajo poder adquisitivo, y en muchos casos conflictivo, hasta el punto que existe el riesgo de que la masificación y el incívico comportamiento de estos turistas disuada a otros más deseables de visitar nuestro país.

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