Estado de emergencia en Etiopía: «¿La última secuencia de un brutal regimen autoritario?»

Students at Haromaya University displaying what has become the official anti-government gesture. Photo shared widely on social media.

Estudiantes en la Universidad Haramaya hacen el gesto para demostrar de su descontento con el gobierno. Imagen compartida ampliamente en medios sociales.

El Consejo de Ministros de Etiopía declaró un estado de emergencia de seis meses luego de una serie de protestas con víctimas fatales en contra del gobierno en las regiones de Oromia y Amhara. Según algunos etíopes en la red, esta es una decisión peligrosa y desesperada.

Desde noviembre del 2015 ocurren protestas de manera regular en Oromia. Estas comenzaron originalmente en respuesta al plan de gobierno que buscaba expandir la capital Adís Abeba hacia tierras agrícolas cercanas a esta región. Sin embargo, las protestas pronto comenzaron a exigir mayor autonomía, libertad y respeto a la identidad étnica del pueblo Oromo, quienes se han visto enfrentados a una persecución y marginación sistemática durante los últimos 25 años.

Las autoridades utilizaron fuerza letal contra los protestantes. Al menos 52 personas murieron recientemente durante la celebración de Irreecha en Oromia luego de que las fuerzas de seguridad lanzaran bombas de humo y abrieran fuego contra la multitud.

Algo similar ocurre también en Amhara. Ambos representan un desafío para el dominio del grupo étnico Tigray en la política de Etiopía. Los Tigray constituyen un 6% de la población pero son mayoría dentro de las autoridades del país. Mientras que los Oromo, el grupo étnico más grande del país, constituyen un 34% y los Amharas, con solo un 27%, tienen muy poca representación en puestos claves de gobierno.

La declaración de estado de emergencia llegó casi al mismo tiempo que el cierre de todos los servicios de internet móvil en el país, lo que duró por lo menos siete días. Los movimientos dependían de los medios sociales para organizar protestas y para transmitir su mensaje a la audiencia internacional.

El estado de emergencia es ampliamente condenado. La Asociación por los Derechos Humanos en Etiopía le pidió al gobierno de dicho país que deje de usar el estado de emergencia como pretexto para aumentar la violación a los derechos humanos en el país. Sin embargo, el Primer Ministro etíope, Hailemariam Desalegn, dijo que el estado de emergencia «no va a violar los derechos humanos consagrados bajo la Constitución de Etiopía y tampoco afectará los derechos diplomáticos incluidos en la Convención de Viena«.

La activista de derechos humanos, Soleyana, reaccionó a la declaración diciendo:

Todos sabemos lo que un Estado de Emergencia significa. Los sospechosos habituales (nuestros amigos y activistas que conocemos) se encuentran en peligro inminente. Es triste.

Hallelujah Lulie, estudiante de posgrado, comentó:

Etiopía siempre ha estado en estado de emergencia. Esta es una simple codificación de la práctica habitual.

En Facebook, un residente de Kenia llamado Elphas Odegu preguntó:

Where is that useless club of criminals calling itself AU [African Union]?sadly its based in the capital of that despot.

¿Dónde está ese club de criminales inútiles que se llaman a sí mismos Unión Africana? Lamentablemente, en la capital de ese tirano.

La sede central de la Unión Africana se encuentra en la capital de Etiopía, Adís Abeba.

Alem Mamo, escritor en uno de los blogs más antiguos de Etiopía llamado Nazret, dijo que el régimen etíope se encuentra en un estado de autoengaño. Mamo comparó la situación actual de Etiopía con lo ocurrido en Libia a cargo del fallecido Muammar Gaddafi:

In 2011, during the Libyan uprising, Muammar Gaddafi was asked about the rebellion engulfing the country to get rid of his regime. Gaddafi’s response was pure self-deception. He said “I am loved by all my people, and there are no protests in Tripoli.” He also said true Libyans had not demonstrated but those who had come on to the streets were under the influence of drugs supplied by al-Qaeda and they are thugs and mercenaries.

At a news conference on Monday, October 10, 2016, the TPLF [Tigrayan People's Liberation Front] regime’s spokesperson, Getachew Reda, denied there was a locally organized uprising in the country. Instead, he singled out Eritrea and Egypt as sources of backing for “armed gangs

En el año 2011, durante el levantamiento libio, se le preguntó a Muammar Gaddafi sobre la rebelión que azotaba al país para deshacerse de su régimen. La respuesta de Gaddafi fue autoengaño puro. El dijo «Toda mi gente me ama, no hay protestas en Trípoli». También dijo que los verdaderos libios no se manifestaban pero que los que salían a las calles lo hacían bajo la influencia de drogas entregadas por al-Qaeda y sus matones y mercenarios.

En una conferencia de prensa llevada a cabo el día lunes 10 de octubre del presente año, el vocero del régimen FPLT [Frente Popular de Liberación del Tigray], Getachew Reda, negó la existencia de un levantamiento local organizado en el país. En vez de esto, señaló a Eritrea y a Egipto como fuentes de apoyo para las «bandas armadas».

Mamo nombró al estado de emergencia como un «espectáculo cómico» y señaló que esta es la última carta del Frente Popular de Liberación del Tigray (FPLT)

There is nothing the regime was not doing before the declaration of the state of emergency that it is going to do now. It is well documented by credible human rights organizations, such as Human Rights Watch and Amnesty International, that the regime arbitrarily arrests, search homes with out a warrant, exercises extrajudicial killings, torture and a whole host of human rights violations. So, what is left? What different authority or power would be given to the security forces? The declaration of the ‘state of emergency’ is a comedy, except we can’t laugh!

TPLF is a regime that has overstayed a welcome that it didn’t have in the first place. Twenty-five years of repression, polarization and institutional terror is the only mechanism that kept it in power. Now, the people of Ethiopia from all corners, age, religion, and identity have spoken in one chorus: Enough! The declaration of a state of emergency is the last card all authoritarian regimes play while they are being shown they way out. In essence, the state of the emergency is the last gasp of a dying regime to feed their own self-deception and denial.

In the end, neither the self-deception nor the glowing words of their external supports can save authoritarian regimes from their demise. Any government can only govern with the consent and mandate of the people. A regime that absurdly claims that have won 100% of the vote has neither the consent nor the mandate to govern. In Ethiopia we are witnessing the last sequence of a brutal authoritarian regime, state of emergency and the end!

No hay nada que el régimen no hiciera antes de la declaración de estado de emergencia que vaya a hacer ahora. Está bien documentado por organizaciones de derechos humanos confiables como Human Rights Watch y Amnistía Internacional que el régimen lleva a cabo arrestos arbitrarios, registra casas sin órdenes judiciales, ejecuta asesinatos extrajudiciales, tortura y comete una gran cantidad de violaciones a los derechos humanos. Entonces, ¿qué más queda? ¿Qué más autoridad o poder se le puede dar a las fuerzas de seguridad? La declaración de ‘estado de emergencia’ es una comedia ¡solo que no podemos reírnos!

El FPLT es un régimen que abusó de la hospitalidad que en primer lugar nunca recibió. Veinticinco años de represión, polarización y terror institucional es el único mecanismo que los mantuvo en el poder. Ahora, el pueblo etíope de todos los rincones, edades, religiones e identidades dicen juntos: ¡Suficiente! La declaración de estado de emergencia es la última carta que todos los regímenes autoritarios juegan mientras se les muestra la salida del poder. En definitiva, el estado de emergencia es el último suspiro de un régimen agonizante para alimentar su propio autoengaño y negación.

Al final, ni el autoengaño ni los elogios de sus apoyos externos pueden salvar a los regímenes autoritarios de su desaparición. Un gobierno solo puede gobernar con el consentimiento y mandato de la gente. Un régimen que asegura, absurdamente, que ganó con un 100% de los votos no tiene ni el consentimiento ni tampoco el mandato para gobernar. En Etiopía estamos en presencia de la última secuencia de un régimen autoritario brutal, estado de emergencia y ¡el fin!

Sin embargo, Abay Rebel comentó en el artículo estar en desacuerdo con aquellos que quieren democracia en el país:

Right now Ethiopia needs pure dictatorial regime like North Korea, China, Russia. No need for anarchy in the name of fake democracy.

Lo que ahora necesita Etiopía es un régimen dictatorial como el de Corea del Norte, China, Rusia. La anarquía en nombre de falsa democracia no es necesaria.

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