Colombia busca su camino luego del “No” del plebiscito por el acuerdo de paz

Imagen compartida por Elmer Montaña en su cuenta de Facebook y compartida con su aprobación.

Marcha por la paz en Bogotá. Imagen publicada por Elmer Montaña en su cuenta de Facebook y compartida con su aprobación.

Tras conocerse que los resultados del plebiscito del pasado 2 de octubre para la refrendación del acuerdo de paz entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) estuvieron a favor del “No”, el país quedó sumido en una insospechada incertidumbre porque ninguno de los sectores estaba preparado para este desenlace, el cual muchos denominaron el Brexit colombiano.

Uno de ellos, el columnista Luis Fernando Álvarez, comparó estos eventos en el diario «El Colombiano»:

El Gobierno Británico lo convocó convencido que podía obtener un gran apoyo popular para legitimar su permanencia en la Comunidad Europea; sin embargo, cuando se dieron a conocer los resultados, los más sorprendidos fueron quienes votaron por la salida de la Unión (Brexit). Ningún sector tenía un plan B para enfrentar dicho resultado, cuyo principal efecto político fue la renuncia del Primer Ministro.

En Colombia la situación parece similar, con la salvedad de que no es prudente ni conveniente solicitar la renuncia del Presidente.

El resultado fue sorpresivo porque las encuestas estaban a favor del «Sí», pero tampoco se esperaba el nivel de abstencionismo, que fue el más alto de la historia de Colombia: solo votó 37,43% del padrón. Además, la mínima diferencia de 53.894 votos reafirmó la polarización que ha caracterizado a la sociedad colombiana en su historia y que se intensificó desde que comenzaron los procesos de paz con las FARC.

Con el consecuente «No» y la falta de hoja de ruta de ambos bandos, se generaron muchos cuestionamientos entre la población: ¿Se podrá lograr la paz? ¿Hubo exceso de confianza? ¿Ganó la ola de desinformación? ¿Qué tanta influencia tuvieron los grupos cristianos e iglesias evangélicas? ¿Afectó la ideología de género? ¿Será verdad la voluntad de paz de la guerrilla? ¿Le cobraron a Santos sus falencias en otros sectores? ¿Era necesario exponer a los colombianos a un plebiscito? ¿Influyó el paso del huracán Mathew por la región caribeña colombiana? ¿Ganó el odio a las FARC? ¿Venció el miedo a un “Castro-Chavismo” mal infundado? ¿Se necesitará una nueva constitución?… ¿Y ahora qué sigue?

El país volviendo en sí

El Acuerdo Final con Las FARC para la terminación del conflicto y el establecimiento de una paz estable y duradera firmado el 26 de septiembre en Cartagena, mantiene su validez jurídica a pesar del resultado del plebiscito. Si bien implicaba para el presidente de Colombia una obligación política, Santos decidió unilateralmente convocarlo sin tener obligación de hacerlo pensando con optimismo en la democracia.

A pesar del inesperado resultado, todos los sectores implicados se pronunciaron en favor de continuar el proceso de paz: el gobierno, los defensores del «No», y las FARC. Esto facilitó la reunión del presidente Santos con los opositores, quienes una semana después del plebiscito comenzaron a trabajar en propuestas para una siguiente propuesta de acuerdo. Aquellos que votaron por el «No» insisten que no sufragaron en contra de la paz, si no en búsqueda de un «mejor» acuerdo.

Con respecto al otro grupo guerrillero insurgente de izquierda, el Ejercito de Liberación Nacional (ELN), el gobierno anunció conversaciones públicas para el próximo 27 de octubre en Ecuador. El ELN tiene aproximadamente 1.300 militantes, nació en 1964 en San Vicente de Chucurí, al norte de Colombia en el departamento de Santander, con intelectuales de ideología marxista y pro-revolución cubana, que mezcla sus ideas revolucionarias con las de la teología de la liberación.

En cuanto al cese al fuego, el presidente anunció la prórroga hasta el 31 de diciembre de este año y afirmó que podría ser renovada.

Además de lo anterior, un nuevo ingrediente hizo brillar la ilusión por un nuevo acuerdo: el nombramiento de Santos al premio Nobel de Paz, quien tras recibir la noticia reafirmó que seguirá trabajando por conseguirla. Incluso anunció por Twitter que donará el dinero del premio a favor de las víctimas de la guerra.

El tuit del escritor Héctor Abad Facio Lince, en respuesta a lo expresado por el presidente Santos respecto al premio, sintetizó el sentir una parte de la población sobre su utilidad para el proceso:

Sin embargo, también hubo escepticismo y contrariedad por el momento en que fue galardonado el presidente:

Por su parte, la oposición liderada por el expresidente y senador Álvaro Uribe Vélez junto con otros miembros de su partido político Centro Democrático está siendo cuestionada a través de una denuncia de delito de fraude al sufragante que argumenta una supuesta campaña de desprestigio contra el acuerdo de paz, esto a partir de las desafortunadas declaraciones de su gerente Juan Carlos Vélez Uribe en entrevista al Diario “La República”.

Movimientos sociales después del «No»

Las poblaciones donde más han vivido de cerca la guerra, como los departamentos del Cauca, Chocó, Putumayo y Vaupes, entre otros, se manifestaron mayoritariamente a favor del plebiscito, dejando un ejemplar mensaje de perdón y reconciliación a los demás colombianos. Muchos aprovecharon para mostrar su solidaridad e indignación después de que se dieron a conocer los resultados:

Fue precisamente esa indignación una de las motivaciones para que jóvenes, estudiantes, pueblos originarios y diversos sectores de la población civil, salgan a las calles a marchar y gritar consignas diversas que reflejan el interés de los ciudadanos colombianos de no desear más guerra. Las marchas se han vuelto una constante en diversas regiones.

«¡Ni un paso atrás, queremos la paz!» fue el clamor de miles de colombianos que promovidos con la etiqueta #PazALaCalle, improvisó el pasado 3 de octubre una manifestación en diferentes ciudades del país para defender la paz o según sus palabras, el país que merecen. Así lo atestiguó el usuario de Youtube jacastillo9101:

En este otro video de Ricardo Galán se evidencia una de las marchas en Bogotá sucedida el pasado 12 de octubre. La multitud grita como consigna principal: «¡Acuerdo Ya!»

No obstante los antecedentes de odios y ofensas publicados en las redes y que siguen proliferando enfrentamientos – con menos intensidad eso sí – entre «Los del Sí» y Los del No», ahora se respiran aires de paz desde diversos sectores bajo las etiquetas y Aquí una de las propuestas de Mauricio Jaramillo:

Han sido días intensos pero se ha visto a las juventudes empoderadas con su propio futuro y el de las nuevas generaciones. Siguen saliendo y convocando en las redes para que se unan a manifestaciones en las calles, ahora con una nueva etiqueta:  #EnLasCallesLaPazRenace:

Exigen al gobierno y al expresidente Uribe unir esfuerzos para llegar al acuerdo que permita poner fin a un proceso que viene gestándose desde el 2012.

Lo que sigue

El panorama que se tiene en adelante son los diálogos del gobierno con todos los sectores que están a favor y en contra de este acuerdo de paz. El presidente y su equipo han estado en conversaciones tanto con los detractores del acuerdo de paz, como con los que estuvieron a favor del plebiscito. Ya se están presentando las propuestas para luego negociarlas con las FARC.

Esa posible unión política y social en la que están encaminados gran parte de los colombianos sería la solución para lograr el tan anhelado acuerdo final. ¿Pero será posible esa unión? La realidad es que los colombianos están cansados de la guerra y quieren la paz.

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