Trinidad y Tobago: «Indignación cómoda» ante la demolición de la casa de Beryl McBurnie

The remains of the residence of Beryl McBurnie, the "mother of Caribbean dance", St. James, Trinidad. Photo by Rubadiri Victor, used with permission.

Los restos de la residencia de Beryl McBurnie, la «madre del baile caribeño», St. James, Trinidad. Foto de Rubadiri Victor, usada con permiso.

Una parte de la comunidad artística de Trinidad y Tobago está indignada por la demolición de la casa de Beryl McBurnie, una propiedad que preseleccionó la Fundación Nacional —la organización encargada de proteger los sitios patrimoniales del país— para declararla una zona protegida. La casa fue demolida el 16 de septiembre.

Llamada afectuosamente por su nombre artístico, «La Belle Rosette«, McBurnie, fallecida en el 2000, fue una pionera del baile caribeño y la fundadora de The Little Carib Theatre, en el que solía promover el arte y la cultura tanto de Trinidad y Tobago como de la región caribeña en general. Aunque The Little Carib Theatre está ampliamente reconocido como el legado de McBurnie, la destrucción de su hogar ha dejado un sabor amargo en las bocas de muchos ciudadanos acostumbrados a ver monumentos históricos destruidos en el estado.

Hace casi dos años, la iglesia presbiteriana Greyfriars en Puerto España fue demolida por el nuevo propietario del lugar. El activista cultural Rubadiri Victor fue el primero en comunicar la noticia en Facebook:

They bulldozed to the ground the home of Beryl Mc Bernie […] the Mother of Caribbean Dance, the co-creator of Best Village, the preserver of our Folk traditions, the first choreographer of our Independence Festival, the founder of the Little Carib Theatre, the godmother of literally thousands of performers, companies, and performances here and in the diaspora. Her house. They bulldozed it. With things in it.

We cannot be serious as a people. Cannot. We must confess now that the whole Independence thing, the flag, the anthem, everything, was just a big joke. A flam ting [a local term for ‘show off’] and we’re ready to move on now to Mc Donald’s, the Union Jack, Trump, the Star Spangled, whatever Reality Show boat-ride that comes along. Anything! But this Civilisation called Trinidad and Tobagp [sic]? We flunking dat exam. Cause we aint serious as big people, as Independent people, as heirs to one of the richest cultural traditions on planet Earth. WE CANNOT BE SERIOUS!!!

Han derribado el hogar de Beryl Mc Bernie […] la Madre del Baile Caribeño, la cocreadora del Best Village, la conservadora de nuestras tradiciones populares, la primera coreógrafa de nuestro Festival de la Independencia, la fundadora de The Little Carib Theatre, la madrina de literalmente miles de artistas, compañías y actuaciones aquí y en la diáspora. A su casa la han derribado. Con cosas en su interior.

No podemos ser serios como pueblo. No podemos. Debemos confesar ahora que toda esa Independencia, la bandera, el himno, todo, fue una gran broma. Un flam ting [un término local para «farsa»], y estamos preparados para pasar ahora a McDonald's, la Union Jack, Trump, la bandera tachonada de estrellas, a cualquier reality show que se nos presente. ¡Lo que sea! ¿Pero esta civilización llamada Trinidad y Tobagp [sic]? Hemos suspendido ese examen. Porque no somos serios como un gran pueblo, como un pueblo Independiente, como herederos de una de las tradiciones culturales más ricas del planeta Tierra. ¡¡NO PODEMOS SER SERIOS!!

Continuó explicando:

The tragedy in Beryl’s Home is this. This was a facility that could have been earning millions of dollars. […] A proposal was drafted by the Artists’ Coalition of T&T (ACTT) [which Victor himself heads] to turn the abandoned house into an Adaptive-Use Heritage Site which would have featured: an interactive Beryl Mc Bernie and Caribbean Dance multi-media Museum; an office for the Beryl Mc Bernie Trust; a working artist studio and small dance studio; and living quarters and working space for Residencies for top international dance practitioners. The Site would have been a pilgrimage point for students and nationals locally and for curious international tourists. Now that dream is no more […]

Of course the contempt didn’t begin today. The house lay abandoned and overgrown for years whilst billions of dollars were being spent on fireworks, champagne, and box-drains… […] Upon her death the lack of any active Heritage legislation and the possession of completely zero National Cultural Policy or National Heroes Policy (which would have had protocols for the treatment of the homes and Legacy items of National Heroes) meant that everything she left behind was ripe for ruin.

La tragedia en el Hogar de Beryl es la siguiente. Era un centro que podría haber estado produciendo millones de dólares. […] La Coalición de Artistas de Trinidad y Tobago (ACTT) [la cual lidera el propio Victor] redactó una propuesta para convertir la casa abandonada en un sitio patrimonial de uso adaptable que podría haber ofrecido: un museo multimedia interactivo de Beryl Mc Bernie y baile caribeño; una oficina para la Fundación Beryl Mc Bernie; un taller de arte en funcionamiento y un pequeño estudio de baile; y residencias y un espacio de trabajo para los mejores practicantes de danza de todo el mundo. El sitio habría sido un punto de peregrinaje para estudiantes y ciudadanos locales y para turistas internacionales curiosos. Ahora ese sueño se ha roto […]

Por supuesto, la indiferencia no empezó hoy. La casa lleva años abandonada y descuidada mientras se gastaban miles de millones de dólares en fuegos artificiales, champán y cajas de desagüe… […] A su muerte, la ausencia de legislación activa en materia patrimonial y la completa falta de Política Cultural Nacional o Política de Héroes Nacionales (que hubieran previsto protocolos para el tratamiento de las residencias y artículos del Legado de los Héroes Nacionales) hizo que todo lo que ella dejó acabara en ruinas.

El periodista y bloguero Vernon O'Reilly Ramesar estaba tan desilusionado por la demolición que despotricó:

You know what? This place deserves to die a painful death. […] No respect for a woman who basically created T&T dance culture? This is a new level of disgusting in a landscape that has far too many examples of disgusting.

¿Saben qué? Este lugar merece una muerte dolorosa. […] ¿No se respeta a una mujer que básicamente creo la cultura de baile de TyT? Este es un nuevo nivel de vergüenza en un panorama que tiene demasiados ejemplos vergonzosos.

"The Foundation Stone" -- part of the debris left behind at McBurnie's demolished residence. Photo by Rubadiri Victor, used with permission.

«The Foundation Stone», parte de los escombros que quedaron en la residencia demolida de McBurnie. Foto de Rubadiri Victor, usado con permiso.

En realidad no se ha desatendido el legado de McBurnie, sino que está al cuidado de la junta del The Little Carib Theatre, y todo artículo de valor o relevancia cultural fue retirado de la residencia hace años. El espacio del teatro se encuentra en funcionamiento, y se ha renovado hace poco, pero no es un secreto que recaudar fondos para las artes en Trinidad y Tobago puede resultar una tarea ardua. Además, la junta tomó la decisión de vender la residencia de McBurnie, según se dice, para financiar proyectos más urgentes.

Según el nuevo dueño de la propiedad, Dexter John, quien organizó la demolición, ya hacía tiempo que la casa estaba en venta. Aunque él entiende que la comunidad artística pueda sentirse disgustada por la acción, contó al programa de noticias TV6 News que toda la culpa recae en la junta de The Little Carib. Pero el periodista Franka Phillip planteó el argumento de que la responsabilidad de la demolición era, de hecho, colectiva:

There's lots of outrage over the demolition of Beryl McBurnie's home on Panka St, St James. But what's the point of outrage now if you didn't actually give any thought to the deterioration of this historical building over the years? How many people actually listened to and supported those who pushed the cause? People talk about what ‘the government’ doing and they're right but more importantly what are we doing to help preserve our treasures?

Existe una gran indignación en torno a la demolición del hogar de Beryl McBurnie en la calle Panka., St James. ¿Pero qué sentido tiene ahora el escándalo si, de hecho, no pensaron en el deterioro de este edificio histórico a lo largo de los años? ¿Cuántas personas escucharon y apoyaron realmente a los que defendieron la causa? La gente habla de lo que está haciendo «el gobierno», y tienen razón, pero lo que es más importante, ¿qué estamos haciendo nosotros para preservar nuestros tesoros?

En Twitter, los cibernautas compartieron su decepción ante la pérdida de la casa.

Recuerdo haber limpiado la casa de Beryl McBurnie de pequeño, cuando iba a la Escuela Primaria St. Agnes. Es triste verla demolida.

Seguro que Beryl McBurnie se está revolviendo en su tumba ante semejante estupidez.

Sin embargo, Rudylynn Roberts, una arquitecta especializada en restauración, señaló que «el legado de Beryl McBurnie es en realidad el establecimiento de The Little Carib Theatre, y su memoria siempre seguirá viva ahí». Aunque se entristeció al oír la noticia de la demolición y sugirió que el sitio aún podía ser reconocido como su hogar —mediante una placa de algún tipo, por ejemplo—, indicó que incluso a simple vista se observaban serios problemas estructurales, y que el propio edificio, aunque ecléctico, no poseía ningún mérito arquitectónico real.

The lobby of The Little Carib Theatre, where a framed portrait of Mc Burnie hangs on the wall. Photo by the trinidad+tobago film festival, used with permission.

El vestíbulo de The Little Carib Theatre, de cuya pared cuelga un retrato enmarcado de McBurnie. Foto del Festival de Cine de Trinidad y Tobago, usada con permiso.

En una entrevista por teléfono con Global Voices, la escritora Rhoda Bharath lo llamó «escándalo conveniente», declarando que «es una farsa por nuestra parte actuar como personas cívicas cuando no lo somos». Aunque expertos y legos continúan debatiendo los méritos arquitectónicos y patrimoniales de la casa ya destruida de McBurnie, de este episodio aún puede salir algo bueno.

Rubadiri Victor, Presidente de la Coalición de Artistas de Trinidad y Tobago (ACTT), prometió «poner en marcha una gran iniciativa patrimonial que esperamos galvanice al público en torno a la idea de preservar y honrar el incomparable legado heroico de Trinidad y Tobago y de crear una industria que pueda emplear a muchas personas, desde las raíces hasta las ramas». Queda por ver si el público se solidariza con la iniciativa de Victor.

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