El periodista gráfico independiente Gaspard Glanz fue detenido el 26 de octubre cuando filmaba para Taranis News, su web de información y agencia de prensa, el desmantelamiento de la «jungla» de Calais. Fue liberado 33 horas más tarde, con la prohibición expresa a permanecer «en los lugares donde se prevén alteraciones del orden público», concretamente en los alrededores de Calais, «hasta el final del estado de emergencia», y la obligación de presentarse todos los sábados en la comisaría de policía de Estrasburgo, la ciudad donde vive, a 600 km de Calais, una forma de complicarle el trabajo.
La resolución de la prefectura que detalla estas medidas, así como su ámbito de aplicación, se apoya en el estado de emergencia instaurado en Francia tras los atentados de noviembre del 2015, que sigue en vigor. En este marco, los prefectos, representantes locales de la autoridad estatal, pueden crear zonas de protección y seguridad, como la instaurada en Calais desde el 23 de octubre del 2016. La resolución también invoca el proceso judicial en curso contra él.
Los hechos
Glanz recurrió a las imágenes para contar en su web, de forma tan detallada como épica, el desarrollo de su detención y su larga estancia en el calabozo, y ve en todo este asunto una orden que «viene de lo más alto».
Se le reprocha, en primer lugar, haber entrado sin acreditación de prensa ─que pidió y no recibió─ en «un territorio protegido por el estado de emergencia».
El segundo motivo es el supuesto robo de un walkie-talkie de las fuerzas del orden, imprudentemente presentado en Twitter como un «botín de guerra». También se le acusa de injuria pública a doce policías de Rennes, ciudad desde la que publicó en Facebook la foto de dicho grupo en la calle acompañada simplemente del texto Ein Reich, ein Volk, ein Führer («Un país, un pueblo, un líder», eslogan del partido nazi en los años 30). La palabra «nazi» no se pronuncia, pero la alusión es evidente. El artículo 433-5 del código penal francés castiga la ofensa a una «persona depositaria de la autoridad pública» (como los policías) con seis meses de prisión y 7 500€ de multa. Estas dos últimas acusaciones le han valido un proceso judicial que se dirimirá en enero y marzo del 2017.
Presente en todos los terrenos de la protesta
Taranis News ocupa un lugar particular en el paisaje mediático francés. Se interesa en todos los movimientos sociales y reivindicativos ─que se han hecho muy numerosos en la Francia de estos últimos años, desde la protesta contra el proyectado aeropuerto de Notre-Dame des Landes hasta las operaciones de Calais, pasando por las manifestaciones de la Nuit Debout y las movilizaciones contra la reforma laboral.
Taranis News está presente en Francia en todas partes, e informa sobre cualquier tendencia, con o sin represión, incluso sobre las actuales manifestaciones de policías.
La forma de periodismo practicado por Taranis News, la inmersión entre los propios manifestantes, comporta un riesgo tanto físico ─recibir golpes durante los enfrentamientos entre las fuerzas del orden y los manifestantes─ como judicial, incrementado por ese apego por la provocación que expresa Gaspard Glanz en su perfil de Twitter: «Adoro sentir el aroma del gas lacrimógeno por la mañana», como ilustran las tribulaciones que sufre actualmente. Su práctica, que supone la libertad de desplazarse constantemente al lugar donde se estén produciendo los hechos, quedará entorpecida por la condición impuesta de personarse una vez por semana ante la policía de su ciudad:
M’obliger à pointer tous les samedi au commissariat de Strasbourg, ça va détruire mon activité professionnelle. Il faut comprendre que je me déplace en permanence, que j’ai fais des dizaines de milliers de kilomètres depuis le début de l’année en faisant des aller/retours entre Rennes, Nantes, Paris, Lille, Calais et je ne suis resté à Strasbourg que moins d’un mois en cumulé sur toute l’année. M’obliger à faire 1600km à 1800km aller/retour (si je suis à Rennes ou à Nantes par exemple) chaque semaine et juste pour pointer au commissariat de Strasbourg, économiquement cela va me laminer.
La imposición de presentarme todos los sábados en la comisaría de Estrasburgo va a destruir mi actividad profesional. Hay que comprender que me desplazo permanentemente, que desde principios de año he hecho decenas de miles de km entre Rennes, Nantes, Lille, París y Calais, y que en Estrasburgo no he pasado ni un mes sumando todas mis estancias del año. Obligarme a hacer entre 1600 y 1800 km de ida y vuelta (si estoy en Rennes o en Nantes, por ejemplo) cada semana, solo para presentarme en la comisaría de Estrasburgo, me va a destrozar económicamente.
Periodista Y/O militante
Este tuit que publicó el periodista Michel Mompontet en su cuenta personal revela una cierta pérdida de solidaridad en el entorno de los medios:
C'est bizarre ces journalistes installé(e)s qui t'expliquent avec assurance que @GaspardGlanz n'est pas journaliste puisqu'il est militant.
— Michel Mompontet (@mompontet) 29 octobre 2016
Es raro, esos periodistas asentados que te explican con aplomo que Gaspard Glanz no es periodista porque es militante.
Gaspard Glanz, que encarna un periodismo en la difusa frontera entre la información y la acción, se ha creado sólidas enemistades, no solo por parte de las fuerzas del orden, sino también entre sus colegas de la prensa. Sin embargo, sus reportajes de vídeo, casi sin comentarios, como los «No comment» de Euronews, pero presentados desde el punto de vista de los manifestantes, son utilizados tanto por la AFP como por la BBC.
¿Militante? Sin duda, no muy lejos de los «No borders», el movimiento autogestionario por la abolición de las fronteras, a la izquierda de la izquierda francesa. Regards, un medio de esta tendencia, ha sido de los primeros en mostrarle su apoyo, que apenas pasa de los medios próximos a esa inclinación política, como Mediapart, donde la sociedad de periodistas escribe:
La multiplication des poursuites pour des motifs contestables au regard de la liberté d’expression donne le sentiment d’un harcèlement à l’égard de Gaspard Glanz. La rédaction de Mediapart suivra avec attention le déroulé de ses procès à venir car ils ne concernent pas seulement le sort d’un journaliste professionnel même s’il ne possède pas de carte de presse, mais bien le respect des droits et de l’indépendance de toute une profession.
La multiplicación de imputaciones por motivos discutibles relacionados con la libertad de expresión hace pensar que Gaspard Glanz está siendo víctima de acoso. La redacción de Mediapart seguirá con atención el desarrollo de sus futuros procesos, pues no solo afectan a la suerte de un periodista profesional, aunque no posea tarjeta de prensa, sino al respeto de los derechos y de la independencia de toda una profesión.
Su militancia ─hecho agravante contra el orden establecido─, ¿lo hace un falso o mal periodista? A Gaspard Glanz le atacan en los comentarios a artículos y en las redes sociales por el hecho de no tener tarjeta de prensa y ser militante, lo que resulta contrario a la ética periodística. Uno de los criterios para la obtención de la tarjeta de prensa en Francia es el de ser asalariado de un medio de comunicación, algo que muchos periodistas no son, y que no tiene por qué ser garantía de independencia ni de libertad de expresión.
¿Una perversión del estado de urgencia para la COP 21 y las elecciones?
El estado de emergencia, instaurado en Francia tras los atentado de noviembre del 2015 se prolongó por cuarta vez el pasado julio después del atentado de Niza hasta finales de enero del 2017. Para Gaspard Glanz, la supresión de las restricciones de movimiento que se le han impuesto depende de un hipotético fin de este estado de emergencia, que parece destinado a renovarse perpetuamente hasta la improbable desaparición de la amenaza terrorista.
Este estado de emergencia es una ventaja que el gobierno no se ha privado de utilizar para eludir las protestas a la vez que evita dispersar demasiado los limitados efectivos policiales, la primera vez durante la COP 21 (la Conferencia sobre el Cambio Climático de París) en noviembre del 2015. En el grueso y controvertido libro de confidencias de François Hollande, Un président ne devrait pas dire ça, recientemente publicado, se puede leer:
Le Président affirme dans le livre « C’est vrai, l’état d’urgence a servi à sécuriser la COP 21, ce qu’on n’aurait pas pu faire autrement », avoue sans fard Hollande. [Et il poursuit : «Imaginons qu’il n’y ait pas eu les attentats, on n’aurait pas pu interpeller les zadistes pour les empêcher de venir manifester. Cela a été une facilité apportée par l’état d’urgence, pour d’autres raisons que la lutte contre le terrorisme, pour éviter qu’il y ait des échauffourées] .
El presidente afirma en el libro, «Es cierto, el estado de emergencia ha servido para proteger la COP 21, algo que no se podría haber hecho de otra forma», confiesa Hollande sin rodeos. [Y continúa: «Imaginemos que no se hubieran producido los atentados, no podríamos haber arrestado a los zadistas para impedir que se manifestaran. Fue una ventaja aportada por el estado de emergencia, por razones distintas a la lucha contra el terrorismo, para evitar los altercados].
En el caso presente y en el contexto político francés de un presidente de inmensa impopularidad a punto de comenzar la campaña de las elecciones presidenciales del 2017, era muy probable que las imágenes en directo del desmantelamiento de la Jungla y del traslado en autobús de los emigrantes a otros lugares del país que podría realizar y difundir Taranis News contradijeran el relato armonioso de la comunicación gubernamental, como describe Le Monde [acceso solo para abonados]:
La « com’» était presque parfaite… Dès la préparation du démantèlement de la « jungle » de Calais, la Place Beauvau [le Ministère de l'Intérieur] et la préfète du Pas-de-Calais, Fabienne Buccio, ont travaillé le dispositif d’évacuation du bidonville pour qu’il raconte la belle histoire d’une France terre des droits de l’homme et de l’asile. Tout a été pensé pour convaincre le public qu’il s’agissait d’une opération humanitaire.
La comunicación era casi perfecta… Desde la preparación del desmantelamiento de la jungla de Calais, la plaza Beauvau [el Ministerio del Interior] y la prefecta de Pas-de-Calais, Fabienne Buccio, han elaborado el dispositivo de evacuación de los asentamientoss para contar la bella historia de una Francia de derechos humanos y de asilo. Todo fue pensado para convencer al público de que se trataba de una operación humanitaria.
Libertad de informar y reducción del estado de derecho
Aunque las razones de su arresto siguen abiertas a la controversia, también es inquietante la prodigalidad con que el estado de emergencia se utiliza ─y probablemente seguirá utilizándose─ en Francia para silenciar cierto número de protestas.
Los grandes medios franceses siguen y se preocupan por la actual situación de sus colegas de Turquía y Hungría. Lamentablemente, parecen menos proclives a cuestionar la «carga de procesos» que cae sobre Gaspard Glanz con la excusa del estado de emergencia.