Una retractación en redes sociales señala la complejidad de la violencia doméstica en Trinidad y Tobago

Young men from the Chaguanas Secondary School in Trinidad & Tobago take part in a 2008 Walk against Domestic Violence to commemorate the International Day for the Elimination of Violence Against Women. Photo by CWGL, (CC BY-NC-ND 2.0).

Jóvenes de la secundaria Chaguanas en Trinidad y Tobago en el 2008, participando de una marcha en contra de la violencia doméstica para conmemorar el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia en contra de las Mujeres. Foto de CWGL, (CC BY-NC-ND 2.0).

En febrero del 2016 una usuaria de Facebook, Rachael Sukhdeo, posteó una serie de selfies. Tenía un ojo morado, hinchado, el costado de un pecho, azul y negro, y tenía cortes y rasguños en el cuerpo. Las fotos y su revelación de ser una víctima de la violencia doméstica crearon un revuelo inmediato en las redes sociales, especialmente porque fue lo bastante arriesgada como para postearlo en la página de Facebook del negocio de su marido. La publicación luego fue eliminada.

En el momento, Sukhdeo recibió un gran apoyo en la red, de mujeres que elogiaban su valentía y la alentaban a ser un modelo para las demás. Otras víctimas de abuso compartieron sus historias y le aseguraron que había hecho bien en marcharse.

El incidente disparó un debate nacional en Trinidad y Tobago sobre la violencia contra la mujer y también, aunque Sukhdeo fue elogiada por la agente de policía que se encargó del caso, sobre la manera en que dicen que la policía toma las denuncias de violencia doméstica.

Así que la blogósfera se decepcionó, o se sorprendió, cuando el lunes 10 de octubre del 2016, Sukhdeo declaró en la corte que quería retirar los cargos en contra de su marido.

El caso fue desestimado, pero en las redes sociales no dejaron de hablar de Sukhdeo. Muchas personas no podían conciliar su partida y su angustia inicial: «Quiero alentar a TODO el que esté en una relación abusiva a pedirle fuerza y coraje a Dios para marcharse», con la decisión de volver con su marido.

Una vez más, ella uso Facebook para explicarlo. Cuando publicó las fotos en febrero, dijo, estaba «completamente frustrada, lastimada, deprimida y devastada», y quería salir de esa situación sin importar las consecuencias. Contestó a críticas que sugerían que todo había sido un recurso publicitario, o que volvía con su marido para recuperar una vida de lujos. Ella aseguró que gracias al counselling, él había hecho un gran cambio.

Mientras que algunos de sus seguidores apoyaron su decisión de mantener unida a la familia, otros no fueron tan comprensivos. Una activista de los derechos de las mujeres, Diana Mahabir-Wyatt, advirtió que si bien algunos hombres podían cambiar, en muchos casos la violencia doméstica tiene fases y la mejora que Sukhdeo veía podía ser simplemente la fase de luna de miel.

En un largo artículo de su blog, el activista Brendon O'Brien lamentó la falta de comprensión sobre la realidad de la violencia doméstica. Aunque entendía la frustración de la gente por la decisión de Sukhdeo, él escribió:

The fact that she’s decided to return to that relationship […] has nothing to do with intelligence. […] Rachael is an incredibly smart lady; smart enough to use [her husband] Sheron’s own business page to gather attention to her plight and situate herself in the middle of the national consciousness, at least. That sort of person isn’t dumb. But she is human. That means she can be seduced by affection and scared of retribution, like all human beings.

Que ella decida volver con su marido […] no tiene nada que ver con la inteligencia. […] Rachael es una mujer muy inteligente, lo suficiente al menos, como para usar la página del negocio de su propio marido para llamar la atención sobre su problema y situarse en el medio de la polémica. Esa clase de persona no es tonta, pero es humana. Eso significa que se la puede seducir con afecto y que puede sentir miedo a las represalias como cualquier ser humano.

O'Brien continúa hablando del síndrome de la persona golpeada, de la necesidad de comprensión en lugar de cinismo y de la falta de fe de la gente en el sistema judicial.

En un artículo reciente, publicado por la revista «Time», la trinitense defensora de los derechos de las mujeres Sherna Alexander Benjamin acusó a los medios locales de tratar el tema de la violencia de forma sensacionalista y de insensibilizar a la gente. Benjamin dio algunas estadísticas preocupantes:

According to Margaret Sampson Brown, the head of the Victim and Witness Support Unit of the Trinidad and Tobago Police Service, ‘Between 2005 and 2015 almost 300 women have been murdered as a result of domestic violence.’ This is an average of 30 women per year. This is already 30 women too many, but many […] on the ground believe this figure underestimates the full extent of this crime.

Según Margaret Sampson Brown, jefa de la Unidad de Apoyo a las Víctimas y los Testigos, del servicio de policía de Trinidad y Tobago: «entre el año 2005 y 2015 fueron asesinadas casi 300 mujeres, consecuencia de la violencia doméstica». Lo que significa un promedio de 30 mujeres al año. Eso ya es demasiado, pero además muchos conocedores del tema […] creen que se está subestimando el alcance real del problema.

Entre el 2009 y 2010, por ejemplo, más de 12 000 nuevos casos de violencia doméstica fueron archivados en las cortes judiciales.

El problema se ha generalizado en la región. En un discurso que dio en Barbados en julio del 2015, el Secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki Moon dijo que «el Caribe tiene uno de los mayores índices de abuso sexual del mundo» y que «tres países del Caribe están entre los diez países en que se registran más violaciones».

Agreguen a eso el telón de fondo de un sistema mal preparado para lidiar con el problema y entenderán los desafíos que enfrentan las mujeres que viven el horror diario del abuso doméstico en Trinidad y Tobago. Benjamin explica:

The support mechanisms for women and children have serious gaps. And the lack of research and disaggregated data makes it difficult for non-government organizations, as well as government agencies and academic institutions, to make sense of the present challenge.

Los mecanismos de apoyo a las mujeres y los niños tienen graves deficiencias. Y la falta de investigación y los datos aislados hacen difícil que las organizaciones no gubernamentales, las agencias de gobierno y las instituciones académicas entiendan el desafío presente.

Pero hay soluciones posibles. Benjamin propone, entre otras cosas, que el sistema de protección mejore: que «el gobierno debería contratar personas que fomenten la no violencia de género en todos los hospitales del país y en cada estación de policía», y que la universidad podría jugar un papel importante ofreciendo «cursos de grado o con certificación para combatir y prevenir, específicamente, la violencia de género».

Más importante aún, agrega, «como sociedad, debemos trabajar más en el apoyo a las víctimas. Debemos cambiar las normas culturales para que no se culpe a la víctima de la violencia que se ejerce sobre ella, para que no sea víctimizada por un público insensible».

O, como Brendon O'Brien dijo, en el caso de Rachael Sukhdeo:

So we’ve got no f**king right to vilify her for navigating a broken system in order to protect herself and her children. Of course we can say this is not the ideal, but we need to be honest about the fact that there is no ideal place for her here. And then we’ve got to f**king build that safe place for all those like her, instead of yelling at her for not building it herself.

Así que no tenemos ningún maldito derecho de injuriarla por hacer lo que puede, dentro de un sistema que no ayuda, para protegerse a sí misma y a sus hijos. Por supuesto no es lo ideal, pero debemos ser honestos y darnos cuenta de que no hay un lugar ideal para ella. Por eso tenemos que construir ese maldito lugar seguro para todas las personas como ella y dejar de acusarla por no hacerlo ella misma.

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