Los iraníes recibieron una advertencia sobre el esmog este lunes 14, se les dijo que permanecieran adentro de sus casas o que usaran mascarillas si se arriesgaban a salir.
Teherán es conocida por muchas cosas — una ciudad vibrante llena de vida y cultura, la capital de la nación y la tercera ciudad metropolitana más grande de Medio Oriente (luego de El Cairo y Estambul). Sin embargo, hay una única cosa que la diferencia de sus metrópolis vecinas: su esmog constante.
En los últimos años, el problema empeoró. En diciembre del 2015, Teherán recibió un alerta sin precedentes acerca de los contaminantes en el aire que se encontraban siete veces por encima del nivel máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). No se volvió a alcanzar el récord del año pasado, pero el 13 de noviembre del 2016, se emitieron alertas similares dado que los contaminantes se encontraban tres veces por encima de lo recomendado por la OMS.
Las escuelas permanecieron cerradas durante varios días, bajo orden del Ministerio de Educación. Se les aconsejó a los habitantes que no salieran a menos que fuese absolutamente necesario, con especial advertencia para los mayores, los niños, las embarazadas y las personas con problemas respiratorios. Se esperaba que la presión se disipe luego cuando un viento alivianara el aire contaminado que estaba estancado.
El esmog se convierte en un tema de interés nacional cada año cuando la temperatura baja. El clima frío mantiene capturados, dentro de la ciudad, los niveles altos de gases contaminantes provenientes del escape de millones de motos y autos viejos que hay en esta metrópolis de 10 millones de habitantes.
El asunto se ha vuelto un tema de debate político, especialmente porque el ala dura responsabiliza a la administración moderada de Hassan Rouhani de haber fallado en sus políticas ambientalistas. No es sorpresivo que el diario de línea dura Javan haya publicado un titular, ese lunes, que anunciaba «la muerte pacífica de los ciudadanos por el aire contaminado». El artículo de tapa hacía referencia a un estudio del 2014-2015 donde se informaba que 5,158 habitantes de Teherán habían fallecido a causa de problemas respiratorios provocados por la polución.
Al parecer, esa semana, muchos residentes de Teherán continuaron con sus actividades diarias de manera usual, aunque varios usaron mascarillas o hicieron el esfuerzo de utilizar el sistema en desarrollo del metro de la ciudad.
Una de las imágenes que más ha estado circulando en el Instagram de Irán y en las cuentas de Telegram de Teherán es su icónica Torre Milad, ya sea envuelta en esmog o usando mascarillas para lidiar con él. A continuación, se muestran algunos ejemplos de varios usuarios de Instagram radicados en Teherán que retratan versiones de la torre en medio del esmog de la ciudad.
En la primera, la torre grita «komak», que en persa significa «ayuda», mientras se encuentra rodeada de aire contaminado:
Sin explicación.
En la segunda publicación, un usuario aprovecha el asunto del esmog para escribirle un soneto romántico a su amada que se ha ido, dejando solo esmog en su ausencia:
A photo posted by امید دیوسالار ﴿شعر و گرافیک﴾ (@omiddivsalar) on
Apenas te fuiste de Teherán, todo se contaminó –de esmog, de ausencia–. Vuelve para que estemos mejor.
La última foto, una caricatura de la torre con habitantes de Teherán intentando alcanzarla a ciegas, se publicó junto a un pie de foto sombrío que describe la intoxicación de la población de la ciudad:
Salí al paraíso. El esmog estaba en la atmósfera de mi ciudad y faltaba el aire… Se tiene que resolver el problema del esmog y el polvo. Teherán, para la gente, es el mundo. El humo de los escapes de los autos ha obstruido mi corazón y dejó calva mi cabeza temerosa. El esmog descendió por mi garganta y se apoderó de la porción de mi enemigo y de los canallas… El esmog es veneno. En esta situación, mejor convertirnos en miel… el esmog se ha llevado nuestro aliento.