«Mi Vida por Irán»: el cuarto aniversario de la muerte del activista iraní Sattar Beheshti

Sattar Beheshti's mother, Gohar Eshghi holds a photo of her son in protest of his murder by government interrogators. Eshghi has become a symbol of resistance to Iran's repression of online freedom of expression. Photo from ICHRI.

La madre de Beheshti, Gohar Eshghi sujeta una foto de su hijo como protesta por su asesinato por parte de los interrogadores del gobierno. Eshgui se ha convertido en un símbolo de la resistencia a la represión iraní sobre la libertad de expresión online. Foto de ICHRI.

El 30 de octubre del 2012, Sattar Beheshti fue arrestado por la ciber-policía iraní. El presunto delito fue publicar sus opiniones políticas en las redes sociales, las cuales incluían una severa reprimenda sobre el régimen de Irán dirigida a su líder supremo. Beheshti nunca volvería a ver su hogar de nuevo.

Las autoridades penitenciarias contactaron con su familia el 6 de noviembre del 2012 y les pidieron que fueran a recoger su cuerpo. Beheshti había sido golpeado hasta morir.

Resistencia online

Cuatro años después de su muerte, Beheshti ha vuelto para personificar el espíritu de la resistencia iraní en una lucha constante contra la libertad de expresión y la represión gubernamental.

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Sattar Behesti, un blogger que murió bajo la tortura de un interrogador de la prisión, en una foto con su madre. Foto cortesía de Campaña Internacional por los Derechos Humanos en Irán.

Irán proporciona un ejemplo convincente de interacción dinámica entre las entidades estatales y los activistas en la red. El crecimiento de Internet ha creado oportunidades, pero también nuevas estrategias por parte del estado para frenar esta nueva esfera que ofrecía un bienvenido respiro de las tan controladas redes sociales por parte del estado. El activismo en la red se convirtió en un elemento clave para las protestas a nivel nacional en el 2009, en contra del fraude electoral y las arraigadas quejas contra el gobierno actual.

El gobierno ha vuelto a la fuerza bruta para aplastar las manifestaciones físicas de las protestas y ha vuelto a las estrictas normas de control de la información para acabar con el movimiento en la red. Estas incluyen un breve apagón de la conexión a Internet en la nación, así como también la monitorización online y la vigilancia de los activiastas. El espacio online ha sido visto durante mucho tiempo como la alternativa realista para la oposición y la libre expresión contra los espacios públicos represivos de Irán, todavía más después de la represión del 2009. Sin embargo, este activismo online ha estado repleto de riesgos tal y como ha demostrado el caso Beheshti.

«Mi vida por Irán» (My Life for Iran)

Beheshti, de 35 años, era jornalero de un barrio de bajos ingresos de las afueras de Teherán. Por la noche, daba rienda suelta a sus frustraciones y expresaba sus opiniones en un blog denominado «My Life for Iran» (Mi vida por Irán). El nombre de su blog era un juego sutil sobre un eslogan que se había hecho popular en las manifestaciones contra el gobierno. Según los informes, Behesti fue arrestado durante las protestas de estudiantes en 1999 y se mantuvo franco con respecto a sus opiniones políticas.

El blog de Beheshti se centró en el arresto y encarcelamiento de activistas y expresaba su ira y frustración por las injusticias cotidianas que tenían lugar en Irán. Durante todo octubre del 2012, sus publicaciones cambiaron en estilo y naturaleza. Expresaba de forma audaz su desafío contra el régimen, cruzando líneas rojas como la de criticar abiertamente al Líder Supremo. Esta disidencia pública, especialmente hacia la figura más importante del gobierno del país, fue conocida por haber sido reprimida duramente.

El 22 de octubre, Beheshti se dirigió a Ayatollah Khamenei en una provocativa publicación que pondría los cimientos de su destino en las manos de las autoridades:

 I can call you an artist in the art of killing. Believe me, I consider you an artist.

Te considero un artista en el arte de matar. Créeme, te considero un artista.

El día antes de su arresto, Beheshti publicó una ominosa entrada final en su blog. «Me han amenazado ayer y me han dicho: tu madre pronto se vestirá de negro porque no puedes cerrar tu gran boca». Sin embargo, Beheshti añadía, «No permaneceré en silencio ni siquiera en el momento de mi muerte».

Beheshti fue arrestado el 30 de octubre por la ciber-policía (o FATA) y llevado a la conocida prisión iraní de Evin. Días después de haber sido detenido, Beheshti murió bajo misteriosas circunstancias el 3 de noviembre. Según los informes, Behesti murió de una hemorragia intestinal, desangrandose en sus pulmones, hígado, riñones y cerebro. Tras la muerte de Beheshti, 41 presos políticos de la Prisión de Evin firmaron una carta en la que afirmaban que los signos de tortura eran «claramente visibles» en su cuerpo mientras se encontraba en la Sección 350 de Evin.

Akbar Taghizadeh, interrogador de la Fata responsable de golpear a Beheshti, fue condenado por homicidio imprudente y sentenciado a 3 años de prisión, a dos años en el exilio y a 74 latigazos. La familia de Beheshti se negó a aceptar el juicio o el veredicto. Su madre, Gohar Eshghi hacía la siguiente cita:

We and our lawyer did not attend the so-called trial sessions and we left judgment [in this case] to future generations and history.

Nosotros y nuestro abogado no hemos acudido a las llamadas «sesiones judiciales» y hemos dejado el juicio [en este caso] para futuras generaciones e historia.

Una tradición de desacuerdo

El régimen de irán intentó convertir la muerte de Beheshti en un incidente aislado reprimiendo a aquellos involucrados en su muerte y afirmando que se había llevado a cabo una investigación exhaustiva. Sin embargo, el caso de Beheshti no había sido el primero ni será el último en Irán.

En el año 2009, Omid Reza Mir Sayafi, bloguero y periodista de 29 años, murió en Evin mientras cumplía una condena de dos años y medio. El caso de Sayafi ocupó los titulares como uno de los primeros blogueros del mundo en morir mientras cumplía su condena en prisión.

El régimen no se ha mantenido al margen ante las sentencias de muerte por actividad online. El 4 de agosto del 2008, Irán ejecutó al bloguero Yaghoob Mehrnehad, un activista político y miembro de la minoría iraní Baloch. Mehrnehad fue acusado de ser miembro de organizaciones militantes de Baloch, mientras que otros han mantenido que fue un objetivo por sus escritos.

En el año 2011, Irán comenzó una segunda ola para centrarse en los activistas. Varias personas como Vahid Asghari y Mehdi Alizadeh fueron sentenciadas a muerte, condenadas por cargos de agitación contra el gobierno, por insultar al Islam y por actividad inmoral. Otros, como el diseñador web Saeed Malekpour, no son activistas, pero, no obstante, fueron juzgados, condenados y sentenciados a muerte. Algunas de estas sentencias, incluida la de Malekpour, han sido anuladas, mientras que otras han terminado en ejecuciones (Alizadeh fue condenada a muerte el pasado setiembre) pero Irán continua centrándose en los activistas, particularmente en aquellos que dejan una huella digital.

Mientras que ahora se conmemora el cuarto aniversario de la muerte de Sattar Beheshti, su madre aún lleva consigo la tradición de desafío de Beheshti, ya que se ha negado a permanecer en silencio sobre las injusticias que ocurren en el país. En ocasiones se la fotografía en su casa con los retratos de otros disidentes iraníes que han sido asesinados. Desde entonces, su casa se ha convertido en un lugar de reunión para los disidentes iraníes y, como las madres de aquellos niños que fueron asesinados por el ex gobernante del país, el Shah, ella se ha convertido en un símbolo de la resistencia iraní. Ha repetido sus llamamientos a la justicia no solo por su hijo sino también por todos los disidentes iraníes:

As a mother – more importantly than this, specifically as the mother of Sattar Beheshti – my resolve is uncompromising: I will show to those who pretend to be on the side of the people that I will not flee from anything.

Como madre, y más importante que eso, específicamente la madre de Sattar Beheshti, mi determinación es inflexible: les mostraré a aquellos que pretenden estar del lado de la gente que no huiré de nada.

Las políticas del régimen sin duda han intentado silenciar a Beheshti, pero sus palabras se hacen ahora eco en todo el mundo como una expresión de lo que se siente pero no se dice en los corazones y mentes de millones de iraníes.

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