Esta historia de William Troop apareció primero en PRI.org el 2 de noviembre del 2016 y es publicada aquí como parte de un acuerdo de intercambio de contenido.
Kehinde Wiley, artista plástico con sede en Nueva York dice que no es muy religioso, aunque se podría pensar lo contrario al ver algunos de sus trabajos.
Wiley tiene en este momento una exposición en Paris en el Petit Palais llamada “Lamentation”, que exhibe 10 trabajos monumentales en vitral y pintura al oleo. Cada retrato muestra una escena religiosa tradicional en el estilo usado por artistas europeos durante el Renacimiento. Wiley re-imagina cada escena, usando como tema central a una persona contemporánea de color, con pantalones cortos, camisetas sin mangas y otros atuendos por el estilo.
Los resultados son bellos y sorprendentes para el espectador. Compruébelo usted mismo. Abajo, a la izquierda hay un vitral del siglo XVI llamado “Saint Ursula and the virgin martyrs,” hecho por un artista desconocido y a la derecha está la re-interpretación moderna de Wiley.
Wiley describe lo que hace como una “intervención.”
“En general”, dice, “la mayor parte del trabajo que vemos en los grandes museos del mundo está lleno de personas que no lucen como yo. Cuando era niño, crecí estudiando y adorando estas grandes pinturas europeo occidentales, pero también quería lograr sentir una cierta presencia personal en ese trabajo”.
En otras palabras, Wiley quería verse a sí mismo en esos grandes retratos heroicos. Como artista, él ve la oportunidad de tomar esas antiguas representaciones de gloria y usarlas para hacer una declaración que tiene mucho que ver con el presente.
“En su mejor momento, lo que hace el arte es apuntar a quién y qué valoramos como seres humanos. Y si en realidad Las vidas de los negros importan, entonces también merecen aparecer en las pinturas”.
Wiley dice que la reacción generada en la inauguración de su exposición en Paris el mes pasado fue profunda.
“Nunca había tenido tantos vigilantes de museo aproximándose a decirme «Dios, nunca había visto tantos cuerpos negros en un espacio público», como tuve en Paris, dice Wiley.
Dice que los vigilantes que se aproximaron a él eran de un sector variado de la sociedad francesa: negros, blancos y norteafricanos, y que atribuye su reacción al poder de sus grandes vitrales.
“La luz resplandeciente que emerge de los vitrales no tiene nada que ver con nacionalidad ni con raza, tiene que ver con ser poderoso en el mundo, literalmente incandescente”, dice. “Y si el arte puede estar al servicio de cualquier cosa, entonces debe permitirnos ver un estado de gracia en aquellos que raramente pueden ser vistos de esa manera”.
Por cierto, el trabajo completo de Wiley va más allá de la iconografía religiosa, incluye una serie de proyectos a los que llama “The World Stage”. Cada proyecto está enfocado en un país diferente alrededor del mundo, siempre con cuerpos de color como foco central de cada retrato.
Su exhibición actual en el Petit Palais de Paris estará allí hasta enero del 2017. Wiley reconoce que este es un momento delicado para exhibir su trabajo en Francia. Los políticos de extrema derecha allí, han experimentado un aumento en su apoyo debido a las preocupaciones relacionadas con la gran cantidad de refugiados e inmigrantes que entran al país.
“Creo que obviamente es algo que vemos aquí en Estados Unidos, dice. “Lo vemos en el Brexit. También lo vemos en Francia. Y todos esos cuerpos de color que están en lugares [como los campos de inmigrantes desmantelados recientemente en Calais] llamados la jungla … [esos lugares] tienen que ser recordados como lugares que fueron, alguna vez, lugares de refugio para los europeos del este, los judíos y los homosexuales”.
¿La conclusión de Wiley? “Europa ha sido un lugar de refugio. ¿Por qué debería detenerse con los cuerpos de color?”
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