Emir de Kuwait, Sabah Al-Ahmad Al-Jaber Al-Sabah (centro) con el rey de Arabia Saudita, Salman bin Abdulaziz Al Saud (izquierda) y el rey de Bahréin, Hamad bin Isa Al Khalifa. Foto por “Tribes of the World” vía Flickr. (CC BY-SA 2.0).

Un ex-legislador de Kuwait se enfrenta al menos a 42 años y seis meses en prisión por varias condenas entre las que se incluyen la publicación en Twitter de comentarios considerados por las autoridades como insultantes hacia los países vecinos de Arabia Saudita y Bahréin.

El 22 de diciembre, el Tribunal de Apelación condenó en ausencia a Abdulhameed Dashti por ofender a Arabia Saudita y lo sentenció a diez años en prisión, llevándole a una estancia total en la cárcel de 42,5 años. Dashti, que se encuentra actualmente en Reino Unido por razones médicas, fue despojado de su asiento en el parlamento para que las autoridades de Kuwait lo procesaran. Dashti ya había sido condenado previamente por insultos a la religión, al emir de Kuwait (el gobernador del país), y al poder judicial.

En Twitter, Dashti reaccionó a la sentencia:

هل يصدق عاقل أن احكم بالسجن لمدة 42 سنة وستة شهور…
فقط لأنني عبرت عن رأي ، عن أي ديمقراطية تتحدثون وتتشدقون بها واي قضاء !!!؟ pic.twitter.com/gi3x7wTrqU

— د.عبدالحميدعباس دشتي (@adashtimp) December 22, 2016

¿Puede alguien creer que haya sido sentenciado a 42 años y seis meses de prisión simplemente por expresar mi opinión? ¿De qué democracia y poder judicial están hablando?

Dashti es un crítico de Arabia Saudita, particularmente de su guerra en Yemen y su intervención militar del 2011 en Bahréin para aplastar el levantamiento popular. También es conocido por su apoyo controvertido al régimen del dictador sirio Bashar al-Assad, y al régimen iraní. Se enfrenta a más años de prisión por otros casos relacionados con comentarios que hizo.

En Twitter, pese a dejar constancia de que no están de acuerdo con las opiniones de Dashti, un número de activistas kuwaitíes expresaron su apoyo. La activista Sara al-Drees, que fue detenida en setiembre por insultar al emir y está actualmente libre pero pendiente de juicio, tuiteó:

مع كامل الاختلاف مع دشتي
و مع كامل الاحترام للعلاقات مع السعودية
شنو يعني انسان ينسجن 42 سنه على كلام!!
42سنه!
و في الكويت!#لا_لسجن_الكلمة https://t.co/CsaAI32Jny

— سارة الدريس (@saraaldrees) December 22, 2016

A pesar de mi completo desacuerdo con Dashti y con todo mi respeto a las relaciones con Arabia Saudita, ¡¿Qué es eso de encarcelar a alguien 42 años por unas palabras?! ¡y en Kuwait!

تختلف تتفق مع عبدالحميد دشتي حقك .. تحتقره تنبذه سياسياً أيضاً حقك .. لكن أن تدعي أنك مدافع عن حرية الكلمة وتفرح لسجنه بسبب كلمة فأنت كذاب!

— ناصر دشتي (@Na9eR_Dashti) December 22, 2016

Estar en desacuerdo o no con Abdulhameed Dashti, es tu derecho; menospreciarlo y desestimarlo como político, también es tu derecho; pero declarar que apoyas un mundo libre mientras estás contento con encarcelarlo por una palabra, te convierte en un mentiroso.

Igual que otros países miembros del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo (CCEAG), una alianza política y económica de seis países del golfo, Kuwait condena la crítica de otros países. Además, el artículo 4 de la ley sobre delitos de seguridad del Estado penaliza con al menos tres años de cárcel a cualquiera que se vea envuelto en «actos hostiles contra un país extranjero de modo que ponga en peligro de guerra o separación al Estado de Kuwait en relaciones diplomáticas».

En Bahréin, el activista de derechos humanos Nabeel Rajab está actualmente en prisión por varios cargos entre los que se incluyen «ofender a un país extranjero», penado con dos años de cárcel bajo el código penal del reino de la isla, tras publicar tuits críticos con la guerra de Arabia Saudita en Yemen. Mientras, en los EAU, el académico y economista Nasser Bin se enfrenta a diez años de prisión bajo el artículo 166 del código penal por cometer un «acto hostil» contra un país extranjero tras publicar tuits críticos con las muertes de manifestantes por las fuerzas de seguridad egipcias.

El pasado mayo, la Corte Constitucional dictó que expresar una opinión sobre un Estado extranjero no se puede considerar un «acto hostil». Sin embargo, parece que tanto jueces como fiscales continuarán mandando a gente a prisión por criticar países extranjeros, particularmente, los países vecinos.