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¿Será el 2017 un mejor año para los medios turcos?

Categorías: Turquía, Censura, Gobernabilidad, Guerra y conflicto, Medios ciudadanos, Periodismo y medios, Política, GV Advox
Istanbul, Turkey. 28th November 2015 -- Protesters run for cover from tear gas fired by Turkish riot police during a demostration on Istiklal avenue in Istanbul after a top Kurdish lawyer was killed in Diyarbakir on November 28, 2015. Demotix image by Avni Kantan. ID: 9171320.

Estambul, Turquía. 28 de noviembre del 2015: manifestantes buscan refugio para protegerse del gas lacrimógeno lanzado por los antidisturbios turcos durante una manifestación en la avenida Istiklal de Estambul, después que un importante abogado kurdo fuera asesinado en Diyarbakir. Imagen de Demotix de Avni Kantan. ID: 9171320.

A solo dos semanas del final de 2016, Ayşenur Arslan, veterana periodista de televisión, dimitió en directo. Durante la emisión del 16 de diciembre del programa Medya Mahallesi («medio vecinal»), de Halk TV, explicó por qué el programa diario de noticias políticas estaba siendo cancelado:

«A veces el silencio es el mayor grito. Medya Mahallesi se ha terminado», afirmó en palabras recogidas [1] por el portal de noticias en inglés Turkish Minute. «No puedo continuar como si todo fuera normal en Turquía, donde 146 periodistas están en la cárcel. ¡Hablo con mi silencio!».

El 2016 fue sin duda un annus horribilis para el periodismo turco. Poco después de la dimisión de Aslan, Ahmet Şık, uno de los más destacados periodistas de investigación del país, fue arrestado por «hacer propaganda de una organización terrorista» y «denigrar a la República de Turquía y sus instituciones» en sus tuits, artículos y comentarios públicos. Escasos días después, otros seis periodistas fueron arrestados.

El director interino de la ETHA, Derya Okatan, y otros cinco periodistas han sido detenidos durante cuatro días. El periodismo no es un crimen.

Los ataques en los medios han escalado masivamente desde que tuvo lugar lo que el gobierno consideró un golpe de estado el 15 de julio [6], en el que al menos 270 personas fallecieron víctimas de la violencia. Sin embargo, los medios independientes ya se encontraban en problemas antes de esta fecha.

En el informe de Reporteros Sin Fronteras de 2016 sobre el país (basado en información de 2015), la organización de defensa de los medios de comunicación, con base en París, escribió lo siguiente [7]:

La deriva autoritaria del presidente Erdogan se manifiesta con ataques masivos a la libertad de prensa. Cuando no es por “insulto al presidente de la República” es por “terrorismo” que se lleva a los periodistas, por cientos, ante los tribunales. La autocensura aumenta, las autoridades bloquean numerosos sitios informativos y prohíben publicar información sobre ciertos temas. Las metástasis del conflicto sirio y la reanudación de los combates contra los rebeldes kurdos del PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán) acentúan la paranoia de las autoridades frente a los periodistas críticos.

¿Cuánto aguantará la resistencia?

La principal herramienta a disposición del gobierno es acusar a los periodistas de apoyar la causa de la Organización Terrorista Fethullah (FETO por sus siglas en inglés), el nombre que Ankara usa para los seguidores del movimiento Hizmet (inspirado por Fethullah Gulen, un clérigo establecido en EE. UU.), al que acusa de haber organizado el golpe de estado.

El gobierno también ha tomado medidas drásticas contra los periodistas que cubren eventos en el sureste del país, mayoritariamente kurdo, donde las tropas gubernamentales han sido acusadas de abusos sistemáticos de los derechos humanos [8].

Como ejemplo, después de que la policía detuviera [9] a los líderes Selahhatin Demirtas y Figen Yuksekdag, junto a otros nueve legisladores del partido prokurdo HDP, se produjeron redadas en oficinas de periódicos [10] y y hubo órdenes del gobierno para cerrar plataformas de medios. La decisión afectó a aquellos medios que estaban cubriendo este tema políticamente delicado.

Meses antes del chapucero golpe de estado, un discurso del presidente, Recep Tayyip Erdogan, presagió la escalada en la guerra de Ankara contra los medios, al llamar [11] a ampliar la definición de terrorismo para incluir no solo a los terroristas, sino también a «sus simpatizantes». Desde entonces, esta terminología ha sido sujeta a una interpretación excesivamente amplia.

El discurso se produjo en el mismo mes en que un grupo de académicos fue encarcelado bajo cargos de propaganda del terrorismo [12], por solicitar el fin de las operaciones de seguridad por parte del gobierno en el sureste del país.

Antes, en marzo, el gobierno tomó posesión del periódico Zaman, el de más amplia difusión en Turquía, conocido por su afiliación con Gulen, y aliado en el pasado con el gobernante partido AKP (Justicia y Desarrollo), cuyo control encubierto pero ampliamente publicitado de altos jueces, fiscales y policías le ponen en conflicto [13] con Erdogan, el político turco más poderoso en décadas.

La imposición de secretos de sumario a los medios se ha convertido en una práctica habitual del gobierno incluso antes de la violencia de julio. Se instauraron recientemente como consecuencia del ataque de año nuevo en el club de Estambul en el que murieron 39 personas, y el asesinato [14] el 19 de diciembre del embajador ruso en Turquía.

El asalto a la libertad de prensa ha ido de la mano de los ataques a Internet

Según Engelli Web, un página web independiente que hace seguimiento de las páginas bloqueadas en Turquía, más de 115 000 portales de Internet han sido bloqueados en Turquía en 2016, comparado con los 105 958 [15] a finales del año pasado.

En una ocasión reciente, plataformas de redes sociales fueron bloqueadas a raíz de un vídeo en el que supuestos soldados turcos eran asesinados frente a la cámara, publicado por el mismo grupo militante de ISIS que reclamó la responsabilidad de la horrible masacre de año nuevo.

Confirmado: Twitter, Facebook y YouTube han sido bloqueados en Turquía después de que ISIS publicara el vídeo de los soldados.

Turquía restringe el acceso a las redes sociales durante varias horas después del lanzamiento del vídeo del Estado Islámico.

Las autoridades también se han lanzado a bloquear cada vez más las herramientas de anonimato que permiten evadir los bloqueos.

Turquía bloquea el acceso a la red de anonimato Tor.

Como era de esperar, la organización Freedom House, establecida en Washington DC, calificó [25] a Turquía de “No libre” en su informe del 2016 sobre «Libertad en la Red». En el 2015 y el 2014, la misma organización afirmó que el Internet turco era «parcialmente libre».

Sin embargo, Erdogan ha hecho caso omiso de las críticas internacionales, y ha anunciado recientemente que no respeta la «línea roja» de Europa respecto a la libertad de prensa, sugiriendo que todavía se pueden producir más arrestos y represión este año.