Por Samer Frangie
Es posible que usted reciba una invitación a una conferencia sobre las causas del colapso del Medio Oriente. O tal vez simplemente esté interesado en estudiar esta región, el hogar de su gente antes de la destrucción que provocó su exilio y migración. O tal vez simplemente tenga curiosidad acerca de los acontecimientos que tuvieron lugar hace medio siglo. No lo sé, sin embargo en cualquier caso un día volverá a este año crucial para poder entender el momento en el que vive, una actualidad que se ha forjado a partir de este colapso. Visitará una biblioteca y encontrará cientos de libros acerca de las causas del colapso: el ascenso de las identidades étnicas, las recesiones económicas, el colapso del «espejismo» que antes se denominaba el «centro».
La actualidad en que vive puede haberse reconciliado con el gobierno de la extrema derecha y tomar como normal su ideología racista. No lo sé. También es posible que esta ola ya haya pasado, a raíz de las guerras y la destrucción qué causó, y su investigación lo haya llevado a responsabilizar a las generaciones anteriores por el ascenso de dicha ola. No lo sé.
En cualquier caso, sólo podrá volver a visitar este período a través de las estanterías de libros que separan su presente de su pasado, nuestro presente. Encontrará numerosos estudios sobre la «primavera árabe» y muchos otros acerca de la «caída árabe». Puede simplemente ignorarlos. Fueron escritos apresuradamente y estaban destinados exclusivamente a garantizar una cierta fama a los intelectuales cuyo único avance fue el juego entre las nociones de primavera y otoño/caída.
También puede ignorar otra estantería, la que tiene los libros de tapa negra sobre un grupo al que llamábamos el «Daesh», del cual puede que no haya oído hablar. Este grupo fundamentalista constituyó el tejido de todas nuestras obsesiones antes de que nos diéramos cuenta de que las guerras que librábamos contra ellos duraran décadas después de su desaparición, e incluso después de que se hayan borrado de nuestra memoria. En aquel entonces, escribimos un sinfín de libros para asustarnos a nosotros mismos pues estábamos un poco aburridos y nos encontramos con algo que nos podría atemorizar y estimular a la vez.
Por otra parte, no se encontrarán muchos libros sobre Siria, ese país que estaba en las raíces de lo que ahora podría llamarse la «Siria útil». Los pocos libros que se encuentran habla de una revolución que comenzó en el año 2011 antes de que se «desviara» de su curso noble. No encontrará muchos estudios que traten de los años 2011-2016, ya que fue un periodo «complicado» para los intelectuales de nuestro tiempo que no podían entender lo que estaba pasando. Y por consiguiente eligieron permanecer en silencio –la única vez que optaran por detener el molino sin fin del discurso. Después de este período de silencio se encuentra un torrente de estudios acerca de la necesidad del diálogo, la reconciliación y la reconstrucción de Alepo, la ciudad que fue inaugurada luego de su reconstrucción por el hijo del difunto presidente Bashar Al-Assad. Puede que piense que no hay mucho de interés que investigar sobre el tema, que al final solo son las distintas disputas de un país gobernado por un tirano «progresista». Antes, existieron tribus atrasadas que protagonizaron una revuelta rural contra los centros urbanos, cooptando las mezquitas para eliminar el pluralismo, todo a causa de la sequía. Esto es lo que el profesor de lengua árabe en la Universidad de Damasco le dirá cuando visite esta ciudad donde convergen la tradición y la modernidad, un atributo que el cartel en el aeropuerto indica con orgullo. Esto es también lo que su director de tesis confirmará mientras le dirige hacia cuestiones más importantes de investigación, tales como el discurso orientalista en los anuncios de automóviles, o el papel desempeñado por Occidente en las revoluciones árabes. Probablemente, el imperialismo ruso todavía no habrá sido elevado a la categoría de tema de investigación.
Puede que el escenario sea distinto. Es posible que haya oído hablar de Alepo y su destrucción. Tal vez, esta ciudad, o uno de sus barrios, hayan pasado a la historia junto con Guernica, Dresde o Deir Yassin como iconos de destrucción y asesinato, y solamente sirvan como heraldos de los tiempos oscuros que están por venir. Quizás podrá encontrar algunos bocetos al óleo aquí, o algunos poemas allá que hablen de esta ciudad. Podría tropezarse con algunos de eso poemas en la búsqueda de imágenes para usar en la introducción de su disertación. Y la pregunta que nunca ha hecho a sus padres, y que sin embargo sigue persiguiéndole, volverá: «¿Cómo han podido consentir tamaña devastación, matanza y desplazamiento?» En ello radica el consejo de esta carta: Deténgase en esa pregunta, en Alepo y en la revolución siria. Pues aquí es donde empezó la historia. Desde el punto de vista de su presente, es posible que no pueda ver la importancia fundamental de la Revolución Siria, ya que el silencio de lo que he hablado anteriormente podrá haberla malgastado. Quizás pueda encontrar numerosos escritos que acusan a aquellos que utilizan la palabra «revolución» de apelar a una ideología que contradice la realidad, y desde su punto de vista, esta acusación pueda parecer válida. Sin embargo hoy día, 50 años antes de leer esta carta, Alepo se está incendiando. Y el término «revolución» es todo lo que tenemos para que no seamos partícipes en este asesinato. Así que perdónenos el mal uso de estos conceptos.
Vuelva a Alepo y pregúntenos por qué lo hemos consentido. No pierda su tiempo en busca de una relación entre el precio del petróleo y los asesinatos, o el crecimiento del imperio ruso y la destrucción, o incluso en los análisis metafísicos del discurso y sus complejidades inherentes. No profundice demasiado y simplemente pregúntenos cómo hemos podido consentir. No nos considere responsables, pues usted también podría haber aceptado la destrucción así como lo hicimos nosotros. Sin embargo, tampoco nos perdone. Quédese en la superficie, donde encontrará todo lo que necesita. Si lee en un texto o en un libro que nosotros no lo sabíamos, tenga la seguridad de que es mentira. No sienta que su distancia de los sucesos le impide tener esta certeza. Lo sabíamos. Lo entendíamos. Todos sabíamos los nombres de los muertos. Teníamos fotos de cada niño mártir y videos de todos los heridos que han muerto. Y tenemos cartas de despedida escritas momentos antes de que murieran. Es probable que no los encuentre en su biblioteca, sin embargo nosotros los teníamos. Los habitantes de Alepo trataron de comunicarse con nosotros a través de cartas, fotos, videos, por medio de oraciones, chistes y gritos. Sin embargo, por alguna razón, no respondimos. Lo sabíamos, por lo que no abandone su pregunta: ¿Cómo pudieron dejar que sucediera?
Quédese en la superficie, pues en aquel entonces en Alepo fue cuando el mundo decidió comprimir y liberar todo lo que estaba por debajo de la superficie. Tal vez usted no ha vivido momentos como estos, y siéntase afortunado, pues fueron momentos oscuros. Alepo fue el momento en que el mundo decidió que se había cansado incluso de cumplir con lo mínimo indispensable. Fue el momento en que un payaso fue elegido presidente, un tirano se convirtió en el campeón del mundo libre, y los líderes mundiales competían por apoyar a un criminal. Es posible que no entienda cómo llegamos a tocar fondo. Nosotros tampoco lo comprendemos. Sin embargo, lo sabíamos. Luego de este momento, se perdió toda la vergüenza cuando las instituciones colapsaron y la violencia se convirtió en la norma. Si está interesado en el colapso, no vaya muy lejos ni profundice demasiado, quédese en la superficie devastada de Alepo y entenderá cómo se puede perder todo en un solo momento.
No puedo predecir lo que habrá tenido lugar entre esta carta y su presente. Tal vez el mundo habrá aprendido de Alepo y despertado de esta locura. Tal vez esta locura haya ocasionado guerras que obligaron al mundo a hacer frente a su momento de abandono. Sin embargo, tal vez todo esto no haya sucedido, y usted siga viviendo en un mundo que piensa que los Assad son lo mejor que esta región puede ofrecer. No lo sé. Lo que es cierto, en cualquiera de estos casos, es que esta región se ha hundido. Y si todavía hay una cosa que podemos transmitirle de todos estos escombros, es el siguiente: recuerde Alepo, no como un icono de heroísmos imposibles o el precio necesario de una revolución ideológica, sino como un momento, un momento en el que el mundo ha decidido con plena conciencia y a sangre fría renunciarse a sí mismo.
Samer Frangie es Director del Centro de Estudios de Oriente Medio y árabes (CAMES) y Profesor Asociado en el Departamento de Estudios de Políticas y Administración Pública (PAPS), ambos en la Universidad Americana de Beirut. Su investigación e interés pedagógico incluyen las historias intelectuales y políticas del Oriente Medio moderno y la teoría social contemporánea. Ha publicado una serie de artículos sobre la historia intelectual de la izquierda árabe y actualmente está trabajando en un manuscrito de un libro sobre la memoria de la izquierda. Además de su trabajo académico, ha publicado numerosos artículos en la prensa árabe.
Este artículo fue publicado originalmente en árabe en Al-Hayat y traducido al inglés por Reem Harb, Roa Harb, y Siba Harb. La traducción fue publicada originalmente en ‘AUB Política‘ y publicada en Global Voices con permiso.