
Arthere, en el distrito Kadiköy de Estambul, es un espacio artístico independiente en Estambul. Turquía, 12 de diciembre del 2016 por Derya Yücel/SyriaUntold.
Este artículo se escribió originalmente para Syria Untold por Nathalie Rosa Bucher. Se publica aquí como parte de un acuerdo de colaboración.
El mercado del arte y la escena artística de Estambul se han ido abriendo gradualmente desde mediados de los 90 y han alcanzado el nivel de otros países. Sin embargo, hasta hace cinco años los intercambios artísticos con Siria eran inexistentes.
Algunas personas y colectivos, formados principalmente por sirios, pero también por turcos, árabes y europeos, han creado estructuras para promover la cultura siria y trabajan con el objetivo de crear puentes con la comunidad local y la escena artística y de proporcionar lugares de encuentro para los refugiados sirios que viven en Estambul, unos 330.000 al 2014. También ayudan a los artistas que acaban de llegar.
A excepción del principio de los 2000, las relaciones entre Turquía y Siria han sido tensas durante décadas y, al no compartir la misma lengua, muy limitadas. Durante los últimos años, el panorama político turco se ha ido polarizando. A pesar de estos antecedentes de que los artistas sirios representan una escena artística que ni el público ni los gestores culturales consideraban familiar ni con la que se sentían conectados, ellos empezaron a establecerse en la metrópolis.
Pages, la primera librería árabe de Estambul, abrió sus puertas para satisfacer las necesidades de los sirios de la ciudad y acercar la comunidad local a la comunidad árabe inmigrante. Fundada por artistas y editores sirios junto a socios turcos y no turcos, la librería también tiene una cafetería, un espacio para niños y para organizar eventos culturales.
En una noche fría de diciembre, una habitación acogedora llena de libros escritos en árabe, turco, inglés y francés da la bienvenida a los visitantes. En la planta de arriba, las voces árabes llenan la cafetería. «Todos los jueves ofrecemos asesoramiento jurídico gratuito [para los refugiados sirios]», explica uno de los voluntarios.

La librería y cafetería Pages es la primera librería árabe de Estambul y se ha convertido en un importante lugar de encuentro tanto para sirios como para turcos, donde se reúnen para disfrutar de eventos culturales. Fotografía hecha en Estambul, Turquía, el 1 de diciembre del 2016 por Nathalie Rosa Bucher/SyriaUntold.
Arthere Istanbul, que abrió sus puertas en el 2014 y tiene un carácter comercial, es un centro artístico y cafetería situado en el barrio de Kadıköy que recientemente ha empezado a ofrecer residencias artísticas. Desde sus inicios ha intentado colaborar con la comunidad artística local y apoyar la experimentación artística.
En la planta baja, detrás de un panel de cristal se encuentran las mesas y una pequeña cocina autoservicio. La primera planta es un estudio de arte y el sótano es una habitación oscura con literas que se utiliza como alojamiento de emergencia.
El cofundador y fotógrafo sirio Omar Berakdar, ha dado la bienvenida a varios artistas sirios. La mayoría de ellos, decidieron irse de Turquía dejando instrumentos, zapatos y una colección de maletas en Arthere. Berakdar también ha creado un archivo para cuidar el arte de los artistas que viven en el extranjero o que viajan con frecuencia para evitar que se dañen.
Estambul, al igual que Beirut, se ha convertido en una parada para los artistas sirios. El propio pintor Hasko Hasko estuvo aquí antes de viajar a Alemania y, Mohammed Zaza, un pintor que vino para visitar a un amigo ha decidido quedarse una temporada.
El artista visual sirio Ali Abdulkerim, conocido como «Ali Omar», afirma que su voluntad le haría quedarse en Estambul pero tiene que lidiar con dificultades económicas. «En ningún lugar del mundo es fácil vivir del arte, pero es todavía más difícil en Turquía y era totalmente consciente de ello cuando decidí ser artista. El mercado en Estambul no es demasiado fuerte, pocas personas compran arte y todavía menos tienen los medios para hacerlo. Esto afecta a los artistas, incluyendo a los turcos», explica.
Su reciente trabajo, retratos grandes con una importante riqueza de matices, estuvo entre los dibujos y cuadros que se expusieron en Arthere cuando un grupo de estudiantes de gestión artística turca de la Universidad de Bilgi y su profesor Derya Yücel la visitaron el 1 de diciembre del 2016.
«Conocer Athere fue una experiencia muy interesante para mis estudiantes», apunta Yücel. «Los estudiantes se interesaron por algunas de las obras de arte, incluso me dijeron que volverían a visitar Arthere. Mis estudiantes no conocían a grupos de aristas como este, por eso, estos encuentros son tan emocionantes para ellos».
«Este año queremos trabajar con Arthere en el proyecto que realizaremos durante las clases. A través de este proyecto más estudiantes podrán conocer a artistas sirios. Pondremos anuncios y la gente de la escena artística turca participará como público. Esto provocará una mayor concienciación», subraya Yücel.

Estudiantes de gestión artística turca escuchando una presentación del cofundador de Arthere, Omar Berakdar. Arthere es un centro artístico y cafetería en el barrio de Kadıköy que, recientemente, ha empezado a ofrecer residencias artísticas. Foto realizada en Estambul, Turquía, el 1 de diciembre del 2016 por Derya Yücel/SyriaUntold.
Cuando le preguntamos a Asena Günal, coordinadora de Depo Istambul, sobre la relación que tenían las instituciones artísticas turcas con el arte árabe y, en particular, con el sirio antes del 2011 nos contesta: «pocos de nosotros hablamos árabe, se nos obligó a dejar atrás nuestro pasado otomano (en relación con el legado de Ataturk) y los turcos son muy orientalistas en lo que se refiere a los árabes…»
Depo es una de las pocas instituciones que ha expuesto o colaborado con el arte sirio. La conocida galería SALT Galata ha acogido Apricots from Damascus, una revista y un proyecto de exposición sobre las diásporas pasadas y presentes, organizados por Atıf Akın y Dilek Winchester, apunta Günal. En la primavera, Depo se asoció con Şenay Özden, un miembro de Hamisch, un centro cultural fundado por artistas e intelectuales sirios y turcos, para organizar SaturDox 2016.
«¿Qué pasa con las voces sirias?, pregunta Günal, «¡No las escuchamos! ¡No escuchamos las buenas representaciones de los sirios en los medios de comunicación turcos y occidentales! Por eso organizamos seis proyecciones de documentales sobre Siria (SaturDox) y coloquios posteriores. Fue muy informativo».
Las décadas de libertad de expresión limitada dejan una marca imborrable en los artistas sirios y sus creaciones. «Hemos tenido censura en el cine durante el régimen de Asad y esto suscita interrogantes sobre las restricciones verbales y no verbales y sobre la autocensura. Por ejemplo, teníamos la emisión de la película Silent Cinema de Meyar al-Roumi como parte de nuestra actividad Synema en octubre del 2016. Es importante encontrar una forma de evitar las restricciones y barreras para ofrecer un mensaje sincero; haciendo preguntas no dando respuestas», dice Berakdar.
«Es crucial tener colaboraciones sirias y turcas, teniendo en cuenta también que los reconocidos artistas y directores de cine sirios han tenido que encontrar las formas para evitar las condiciones laborales prohibitivas».
Günal define Depo como «un espacio alternativo, donde las voces disidentes y las voces sirias están al orden del día. Como parte de la exposición de Mohammad Zaza, que, como muchos otros artistas quería compartir su trabajo con el público turco, la utilizamos para debatir sobre arte, opresión y creatividad».
Berakdar, residente en Estambul durante los últimos cuatro años y que domina el turco, dio un consejo a los estudiantes de la Universidad de Bilgi: «el primer reto al que te enfrentas es el dinero, por supuesto. Estudié multimedia, arte y química y hago trabajos secundarios para compañías farmacéuticas que me permiten ganar un poco de dinero […]. Las becas se acaban».
Al día siguiente, Berakdar explicó que la sociedad turca se está familiarizando con los artistas sirios. «Ayer, los estudiantes estaban emocionados, tenemos que ser más cercanos. Aquí en Turquía, la gente va más a conciertos y al teatro que a las galerías de arte», apunta. «No se puede esperar el mismo interés y asistencia en las inauguraciones de exposiciones de arte visual como en El Líbano o Siria».

Arthere se ha abierto con éxito a la comunidad artística y al barrio, permitiendo que se creen nuevas redes y colaboraciones. Foto hecha en Estanbul, Turquía, el 20 de diciembre de. 2016 por Omar Berakdar/SyriaUntold.
Para potenciar a los artistas sirios y aumentar su comprensión de la escena artística local, Arthere ha llevado a cabo varios talleres y ha organizado charlas, proyecciones, actuaciones y conciertos. De hecho, los conciertos son lo que más público ha atraído, incluyendo una mezcla de música experimental y varios conjuntos musicales, o incluso, una orquesta formada por 15 músicos que interpretó canciones tradicionales turcas.
Estambul cuenta con una maravillosa y diversa escena musical, que es uno de los sectores artísticos más importantes. Entre los artistas sirios que se han desplazado a Turquía desde el 2011, los músicos lo han tenido más fácil para establecerse aquí.
En Arthere, el artista sirio Abdulwahed al-Khamrah presentó al público el patrimonio musical de Siria y Saba Barada, junto a un conocido músico de laúd árabe Wassim Mukdad, colaboraron junto a dos músicos turcos. La estrategia y el compromiso de Arthere durante los últimos dos años ha cambiado, el objetivo es ser una agencia artística en vez de una galería.
Gran parte del trabajo de Depo ha dependido de filántropos y financiación europea pero, actualmente, esta última está en riesgo especialmente después de que Turquía abandonara Europa Creativa en octubre del 2016. «Necesitamos aumentar los fondos para las exposiciones y conseguir financiación no turca para los artistas sirios», dice Asena Günal, coordinadora del programa Depo.
«Gezi 2013 ha sido un punto de inflexión, la sociedad se ha polarizado mucho. El cambio ha sido drástico en el cine y en el teatro, al menos para nosotros. Ser independientes económicamente del estado nos permite ser más flexibles en cuanto al contenido ya que no tenemos que enfrentarnos a la censura. […] Recibimos cada vez menos solicitudes del extranjero para realizar colaboraciones. Muchos artistas locales están muy deprimidos, no quieren quedarse aquí».
Cuando le preguntamos sobre la contribución de los artistas sirios, Günal siente que la atención siempre ha estado puesta en Occidente, los artistas sirios les han aportado nuevas perspectivas y les han permitido saber más sobre la producción artística siria.
Para el profesor de la Universidad de Bilgi Yücel, la presencia de artistas sirios se ha manifestado especialmente en los últimos dos años. «Se ha producido una concienciación sobre los artistas inmigrantes en la escena artística contemporánea de Estambul, también gracias a los medios de comunicación. Las formaciones colectivas como Arthere han conseguido más visibilidad. No solo los artistas sirios, sino que todos los artistas independientes deberían tener apoyo en la escena artística de Estambul».
Berakdar cree que Arthere ha tenido un impacto en la escena local y en el barrio. «Fuimos los primeros en organizar un taller abierto al público, en trabajar juntos, lo hicimos más internacional, hemos traído un montón de colaboraciones con la comunidad turca y ha sido beneficioso para nuestros artistas. Rompen con ese sentimiento de alienación, empiezan a sentirse cada vez más como en casa».
Después de siglos de historia compartida y décadas de separación, enfrentándose a problemas, muchos de ellos comunes, los artistas sirios están impregnando la escena artística turca y creando instituciones y relaciones importantes tanto para ellos como para la comunidad local.