Los venezolanos tienen algunas ideas para los opositores de Trump

Image by Venezuelan cartoonist Eduardo Sanabria. Used with permission.

«La receta es universal. Busque una herida que sea común a muchos, alguien a quien culpar por ello y una buena historia que contar. Mezcle todo. Diga a los heridos que sabe cómo se sienten y que ya descubrió quiénes son los villanos». Imagen del caricaturista venezolano Eduardo Sanabria. Utilizada con permiso.

No es la primera vez que se hacen comparaciones entre Trump y Chávez en los medios ciudadanos: la gente ya ha observado cómo ambos líderes se valieron de su personalidad para llevar adelante sus proyectos políticos, pero ahora que la presidencia de Donald J. Trump es una realidad, algunos de los que se oponían al ex presidente venezolano Hugo Chávez y al sistema que ha creado se dirigen abiertamente a aquellos que se oponen a la nueva era Trump.

Caracas Chronicles [Las Crónicas de Caracas], un sitio colectivo dedicado a explicar la compleja situación de Venezuela, ha compartido las experiencias e ideas de dos de sus autores. Ambas publicaciones han tenido su cuota de debates en la sección de comentarios, tanto de las personas que están de acuerdo con ellos como de las que no. En los artículos, los autores explican la forma en que ambos líderes se basaron en el populismo para abrirse camino, donde la figura más fuerte de la retórica es un enemigo fabricado, y sobre la posibilidad de que los Estados Unidos aprendan de los errores que, según ellos, ha cometido Venezuela.

En su artículo «Trump, Chávez y la ideología personal del espectáculo«, Manuel Azuaje Álamo analiza el impacto de Trump y Chávez sobre las inquietudes de los ciudadanos e intelectuales y su uso de estrategias comunicativas nunca antes vistas. Sus personalidades, y los personajes que crearon para sí mismos, han sido su principal activo:

Like Chávez, Trump has built his power on a personal ideology of showmanship, where ideas and facts always take a back-seat to feelings, and to the appearance of ideas. […] The only idea Trump has consistently championed is Trump. Venezuelans see it and can’t help [but] shudder. Chavez also championed himself above everything else, even above the new constitution that he himself had had tailor-made for his initial years in office.

Al igual que Chávez, Trump ha construido su poder sobre la base de una ideología personal del espectáculo, donde las ideas y los hechos pasan a un segundo plano por debajo de los sentimientos, y de la apariencia de ideas. […] La única idea que Trump ha promovido sistemáticamente es la de Trump. Los venezolanos lo ven y no pueden evitar estremecerse. Chávez también se promovía a sí mismo por encima de todo lo demás, aun por encima de la nueva Constitución que él mismo había hecho a su medida para los primeros años de gobierno.

Y continúa:

Chavez and Trump share this obsession for showmanship, spectacle and power —or, more precisely, the arbitrary flaunting of power followed by the equally arbitrary decisions not to follow through their own proposals— which was at the center of their relationship with their followers. Chavez became a reality television star after becoming President, Trump had been a reality television star before becoming President […] We in Venezuela know how terrifyingly plausible it is that, in four years, a Trump voter will look around at his declining quality of life and blame not Trump but an ‘economic war’ with China or Mexico, aided by treacherous elites in Washington and left wing intellectuals, always eager to sell out the National Interest.

Chávez y Trump comparten la obsesión por la exposición, el espectáculo y el poder, o más precisamente, la ostentación arbitraria de poder seguida de decisiones igualmente arbitrarias de no seguir sus propuestas, que eran el centro de su relación con los seguidores. Chávez se volvió una estrella del ‘reality TV’ después de convertirse en presidente; Trump había sido una estrella del ‘reality’ antes de ser presidente […] En Venezuela, sabemos lo aterradoramente plausible que es eso, y que en cuatro años, cuando el votante de Trump mire a su alrededor y vea la decadencia de su calidad de vida, no va a culpar a Trump sino a una ‘guerra económica’ con China o México, apoyada por las élites traicioneras de Washington y los intelectuales de izquierda, siempre dispuestos a vender el interés nacional.

La estrategia de fabricar un enemigo que señala el artículo de Azuaje Álamo es también un punto destacado en el artículo de Andrés Miguel Rondón: «Cómo dar vuelta a un populista en cuatro simples pasos«. Para ambos autores, una de las estrategias más importantes de estos líderes ha sido identificar a un enemigo y elaborar un fuerte discurso político en torno a él:

The recipe is universal. Find a wound common to many, someone to blame for it and a good story to tell. Mix it all together. Tell the wounded you know how they feel. That you found the bad guys. Label them: the minorities, the politicians, the businessmen. Cartoon them. As vermin, evil masterminds, flavourless hipsters, you name it. Then paint yourself as the saviour. Capture their imagination. Forget about policies and plans, just enrapture them with a good story. One that starts in anger and ends in vengeance. A vengeance they can participate in.

La receta es universal. Busque una herida que sea común a muchos, alguien a quien culpar por ello y una buena historia que contar. Mezcle todo. Diga a los heridos que sabe cómo se sienten y que ya descubrió quiénes son los villanos. Catalóguelos: las minorías, los políticos, los empresarios. Haga caricaturas de ellos. Como alimañas, maestros del mal, hipsters insípidos, lo que prefiera. Después, píntese a sí mismo como el salvador, capture su imaginación. Olvídese de las políticas y los planes, solo embóbelos con una buena historia que empiece con furia y termine en venganza: una venganza en la que ellos pueden participar.

En los cuatro puntos que siguen, Rondón sintetiza los errores que, en su opinión, ha cometido la oposición al chavismo y sus resultados. Argumenta que el tipo de estrategias utilizadas tanto por Chávez como por Trump se alimentan de la polarización.

Rondón afirma que el desprecio alimenta estas divisiones, algo que, según él, no supieron ver muchos de los que conforman la oposición venezolana. Para el autor, los intentos de forzar la salida de Trump del poder podrían resultar catastróficos y analiza el caso venezolano para ilustrar su punto:

Your organizing principle is simple: don’t feed polarization, disarm it. This means leaving the theater of injured decency behind. The Venezuelan Opposition struggled for years to get this. It wouldn’t stop pontificating about how stupid it all is. Not only to their international friends, but also to the Chavista electoral base itself. [If you do this] You’ve just lost the first battle. Instead of fighting polarization, you’ve played into it. In which case, try again, seriously, because by all means […] Don’t try to force him out.

El principio organizativo es sencillo: no alimente la polarización, desármela. Y eso implica dejar de lado el melodrama de la dignidad ofendida. La oposición venezolana ha pasado años haciéndolo. No dejaba de pontificar sobre lo estúpido que era todo. No solo ante sus amigos extranjeros, sino también ante la propia base electoral chavista. [Al hacerlo,] Perdió la primera batalla. En vez de combatir la polarización, cayó en su juego. En ese caso, vuelvan a intentarlo, de verdad, por todos los medios […] No traten de forzarlo a renunciar.

Sigue explicando:

Our Opposition tried every single trick in the book. Coup d’etat? Check. Ruinous oil strike? Check. Inviting international intervention? You guessed it. Want to know how they did that last one, by the way? By removing themselves from the ballot in a parliamentary election. Yes, they just handed Chavismo full congressional power as some sort of ‘diplomatic statement’. Honest to God. […] But we failed. Because we lost sight [of the fact] that a hissy-fit is not a strategy. The people on the other side, and crucially Independents, will rebel against you if you look like you’re losing your mind. Worst of all, you will have proved yourself to be the very thing you’re claiming to be fighting against: an enemy of democracy.

Nuestra oposición probó todas las estrategias del manual: ¿Golpe de estado? Hecho. ¿Desastroso paro petrolero? Hecho. ¿Pedir la intervención internacional? Sí, adivinaron. Por cierto, ¿quieren saber cómo hicieron lo último? Con la abstención durante una elección parlamentaria. Sí, le entregaron al chavismo el poder absoluto sobre el Congreso a modo de ‘declaración diplomática’. Fue sincero para con Dios. […] Pero nos equivocamos. Porque perdimos de vista [el hecho de] que un berrinche no es una estrategia. Los del otro lado, y fundamentalmente, los independientes, se nos rebelan si parece que perdimos la cabeza. Lo peor de todo, usted mismo habrá demostrado ser aquello que dice combatir: un enemigo de la democracia.

Y concluye:

There’s no point sugar coating: the road ahead is tough and the pitfalls are many. […] But if you want to be part of the solution, the road ahead is clear: Recognize you’re the enemy they need; show concern, not contempt, for the wounds of those that brought Trump to power; by all means be patient with democracy and struggle relentlessly to free yourself from the shackles of the caricature the populists have drawn of you.

It’s a tall order. But the alternative is worse. Believe me, I know: I’m from Venezuela.

No tiene sentido azucararlo: el camino por delante es difícil y los obstáculos son muchos. […] Pero si quieren ser parte de la solución, el camino a seguir es claro: Admitan que son el enemigo que ellos necesitan; muestren preocupación, no desprecio, por los problemas de aquellos que llevaron a Trump al poder; por todos los medios, sean pacientes con la democracia y luchen sin cesar para librarse de la caricatura que los populistas han hecho de ustedes.

Es mucho pedir, pero la alternativa es peor. Créanme que lo sé: soy de Venezuela.

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