Preocupado por su futuro, este pueblo de la antigua Alemania del Este ha acogido a refugiados sirios

Golzow mayor Frank Schütz, left, leans over to whisper a question to Rasha Haimoud during a holiday concert. She and her husband, Ahmad Haimoud, are refugees who settled in the small former East German town after escaping the war in their native Syria. Credit: Shane McMillan

A la izquierda, el alcalde de Golzow Frank Schütz se inclina para hacerle una pregunta a Rasha Haimoud durante un concierto festivo. Su marido, Ahmad Haimoud, y ella son refugiados que se han instalado en un pueblo de la antigua Alemania del Este después de escapar de la guerra en Siria, su tierra natal. Fotografía: Shane McMillan. Usada con permiso.

Este artículo escrito por Matthew Bell se publicó originalmente en PRI.org el 10 de enero del 2017. Se republica aquí como parte de una asociación entre PRI y Global Voices.

Muchos pueblos y ciudades de la antigua Alemania del Este le han comunicado al gobierno federal que preferirían no acoger refugiados, que en Alemania se cuentan por cientos de miles en los dos últimos años.

Pero no Golzow.

La noche en la que visité el pueblo de 800 habitantes, a unos 8 kilómetros de la frontera oriental de Alemania con Polonia, estaban haciendo el concierto anual de Navidad. Cada asiento de la diminuta iglesia luterana del centro de la ciudad estaba ocupado.

Para dos personas del público, esto era algo nuevo. Ahmad y Rasha Haimoud son un matrimonio y tienen cuatro hijos. Como pareja musulmana, original del noroeste de Siria, no es sorprendente que no hubieran pasado tiempo en una iglesia antes.

A member of Golzow's Protestant Church greets Rasha Haimoud following a holiday concert. Haimoud's family is one of three Syrian refugee families that moved to the village in the last year. The town invited the Muslim families to their annual Christmas concert as a sign of welcome to the rural community on the Polish border. Credit: Shane McMillan

Un miembro de la Iglesia Protestante de Golzow saluda a Rasha Haimoud después del concierto navideño. La familia Haimoud es una de las tres familias sirias que viven en el pueblo durante el pasado año. El pueblo invitó a las familias al concierto anual navideño para darles la bienvenida a la comunidad rural en la frontera con Polonia. Fotografía: Shane McMillan. Usada con permiso.

La familia Haimoud se mudó a Golzow en febrero del 2016, así pues estas fueron sus primeras Navidades en su nuevo pueblo. Cuando alguien pregunta, dicen que no tienen árbol de Navidad en casa pero que están planeando darles regalos a sus hijos. Al igual que otros de sus nuevos vecinos.

Después del concierto, Ahmad y Rasha se juntaron con otros vecinos. Hubo un momento extraño cuando Rasha se dio cuenta de que muchos de los aperitivos llevaban cerdo. Me contaron que conducen 2 horas para ir a Berlín dos veces a la semana para comprar carne halal y otros alimentos a los que están acostumbrados para ponerlos en la mesa.

Sin embargo, dicen que se están adaptando bien. Ambos van a clases de alemán. Rasha afirma que le gustaría volver a la universidad y Ahmad planea volver a trabajar como alicatador. Me dijeron que, al fin y al cabo, se sienten muy afortunados.

Ahmad Haimoud speaks with Golzow mayor Frank Schütz following a holiday concert and reception at the village's small Protestant Church. Schütz says he was happy to accept the families into their community as it allowed the city to fill then-empty apartments, avoid converting a nearby sports-facility into a refugee shelter, and help to keep the local school open. Credit: Shane McMillan

Ahmad Haimoud habla con el alcalde de Golzow Frank Schütz después del concierto navideño y de la recepción en la pequeña iglesia Protestante del pueblo. Schütz dice que está contento por aceptar a las familias en su comunidad ya que esto ha permitido que la ciudad llene algunos apartamentos vacíos y que de esa manera han evitado convertir el polideportivo más cercano en un albergue para refugiados y han ayudado a mantener abierto el colegio del pueblo. Fotografía: Shane McMillan. Usada con permiso.

«Le estamos muy agradecidos a Alemania», dice Ahmad en árabe al mismo tiempo que Rasha lo traduce al alemán. «Hemos venido aquí por el futuro de nuestros hijos», añade.

Y resulta que Golzow también les está muy agradecido.

La familia Haimoud es una de las tres familias que se han trasladado a este pueblo en el último año. Todas tienen muchos niños. Y juntos, los refugiados están ayudando al único sitio que hace de este pequeño pueblo alemán un lugar más o menos conocido.

Si le nombras Golzow a cualquier persona de Alemania conocerá el colegio de educación elemental del pueblo. Esto se debe a un programa de televisión.

From 1961 until 2007, the filmmaker Winfried Junge created a series of documentaries called “The Children of Golzow,” in which 18 residents of Golzow were filmed at regular intervals from childhood into adulthood. The school, which last year was in danger of not having enough students in some grades to hold classes, played a big role in the series. Credit: Shane McMillan

De 1961 hasta 2007, el director Winfried Junge creó la serie documental llamada “Los niños de Golzow,” en el que 18 habitantes de este pueblo fueron grabados durante intervalos regulares de su infancia y edad adulta. El colegio, que el año pasado estaba en riesgo de no tener suficientes niños en alguno de los cursos para mantener las clases, juega un papel muy importante en la serie. Fotografía: Shane McMillan. Usada con permiso.

En 1961, un equipo de grabación de Alemania del Este comenzó a seguir a una clase de primer curso. La película documental se ha emitido durante décadas en la televisión alemana, hasta el 2017. Siguió al mismo grupo de niños hasta la edad adulta, empezando en el colegio de Golzow.

Sin embargo, toda esa fama no había podido salvar al colegio de una triste realidad. Gran parte de la antigua Alemania del Este se ha encontrado sumida en un declive económico. Además, la población de Golzow ha disminuido hasta el punto en el que todo parecía indicar que no se podría mantener su colegio.

«El problema se remonta a los días posteriores a la caída del muro de Berlín», apunta Gaby Thomas, la directora del colegio y profesora de inglés.

«La gran comuna local dedicada a la agricultura cerró. La gente perdió sus trabajos. La gente joven se empezó a mudar a las ciudades y, de repente, empezaron a quedarse casa vacías», dice Thomas.

El año pasado, apenas había niños suficientes para completar una clase de primer curso.

Thomas dice que ella y el alcalde de la ciudad, Frank Schütz, tenían claro lo que debían hacer: ir a buscar familias de refugiados con niños en edad escolar para mudarse a Golzow.

Students work on an assignment at the elementary school in Golzow. Credit: Shane McMillan

Los estudiantes hacen sus actividades en la escuela de Golzow. Fotografía: Shane McMillan. Usada con permiso.

Justo antes de las vacaciones, visité la clase de cuarto curso donde Thomas es profesora de inglés. Era una clase viva y llena de niños. Y eso es en parte gracias a las dos niñas sirias.

Thomas dice que sus dos estudiantes sirias son muy buenas en el colegio. Viven aquí menos desde hace menos de un año y ya hablan alemán con facilidad.

Gabriela Thomas, director of the elementary school in Golzow gives a student a hug between classes in the main hallway. Thomas says that the children of the refugee families are already fitting into her school very well. Credit: Shane McMillan

Gabriela Thomas, directora del colegio en Golzow, le da un abrazo a una alumna entre clases en el pasillo principal. Thomas dice que los niños de las familias de refugiados se están adaptando muy bien a la escuela. Fotografía: Shane McMillan. Usada con permiso.

Un total de ocho niños sirios han ayudado a llenar los sitios suficientes para mantener las matriculaciones y el tamaño de las clases. Esto último era especialmente importante ya que las autoridades estatales estaban considerando cerrar el colegio.

Las familias sirias están viviendo en casas que hasta hace poco estaban vacías y, por ahora, no tienen que pagar alquiler. El alcalde apunta que, al principio, algunos habitantes del pueblo estaban en contra de la idea de que se instalaran refugiados musulmanes.

Dice que ahora han cambiado de opinión.

«Le hemos dado una nueva casa a los refugiados», afirma Schütz. «Pero ellos han salvado nuestro colegio. Y han traído las risas de los niños a nuestro pueblo. Así que, de verdad, ellos nos han dado más que nosotros a ellos».

Frank Hessenland ha participado en este artículo. 

 

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