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Estos dibujos animados clásicos que abordaron a las dictaduras son muy relevantes hoy en día

Categorías: Cine, Humor, Ideas, Libertad de expresión, Medios ciudadanos, Política
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Portadas de historietas “De Smurführer”, versión holandesa de «Rey Pitufo», y «Lucky Luke contra Joss Jamon».

Una dificultad para padres que crían hijos en momentos de convulsión social y política es cómo hablarles acerca de asuntos que afectan a su entorno social y posiblemente sus vidas, sin sobrecargarlos con responsabilidades adultas. Una solución es el aislamiento, como lo propuso Roberto Benigni en su comedia negra La vida es bella [2]. Otra es educarlos usando historias con las que se puedan identificar. Aquí tenemos muchos clásicos animados que pueden ser útiles, especialmente si se acompañan de conversaciones antes y después de verlos.

Ascenso y caída del fascismo: Rey Pitufo

En «Rey Pitufo,» los pitufos discuten quién debería estar a cargo durante la ausencia de Papá Pitufo. Uno de ellos toma el poder, y, usando la adulación y haciendo promesas vacías, establece un régimen autoritario. Como resultado, en lugar de resolver problemas reales (la presa que está goteando, por ejemplo), los pitufos son forzados a construir un gran palacio para su nuevo líder. El régimen ataca la libertad de expresión, encarcela al comediante, Pitufo Bromista. Un pequeño grupo de pitufos disidentes comienza un movimento de resistencia antes de que algunos sean exiliados y la situación se intensifica hasta estallar en un conflicto civil.

Al igual que con otros dibujos animados de Los Pitufos de los años 80, esta es sólo una aproximación a un excelente libro de historietas [3] que se le adelantó por dos décadas. La historieta trata temas adicionales que podrían resultar familiares a los seguidores de ciertas campañas electorales recientes.

A diferencia del dibujo animado, que muestra al Pitufo Filósofo asumiendo el poder, el pitufo que se pone al frente de la historieta es un pitufo sin nombre, astuto y populista, que descubre que puede adquirir el poder diciéndole a los otros lo que quieren escuchar.

El vínculo con el fascismo es mucho más explícito en la versión holandesa titulada De Smurführer [4], o el Pitufo Führer [5].

Desconfianza, paranoia, vigilancia

Es bien sabido que los autócratas se rodean de aduladores; hombres que dicen ‘sí’ a todo y que al mismo tiempo los adulan y engañan haciéndolos pensar que realizan un buen trabajo. Tal «lealtad» tiene prioridad sobre capacidad, y estos líderes en su oportunidad destituyen a los funcionarios que dan noticias desagradables que impactan su autoimagen.

Los autócratas también siembran teorías de conspiración y pánico para seguir en el poder. Ya que su autoridad se basa en gran medida en diferentes tipos de engaño, desconfían de todos a su alrededor y someten a vigilancia [6] tanto a opositores políticos como a quienes le son leales.

Un arquetipo de esta clase de comportamiento es el gloriosamente paranoico e insidioso visir Iznogoud [7], el héroe epónimo de una serie de historietas francesas que después se hicieron dibujos animados para la televisión.

Construir en grande, construir para transformar las mentes

Con el tiempo, los dictadores se alejan tanto de la realidad que comienzan a creer su propia propaganda. La disparidad entre sus deseos y el mundo real ocasionalmente les provoca alterar no sólo el ‘software’ de la sociedad, (controlando el discurso y el pensamiento) sino reconfigurar su ‘hardware’ (implementando políticas que afectan directamente los cuerpos de las personas, o alteran dramáticamente el ambiente físico).

En «Rey Pitufo», después de que el soberano ha construido su gran palacio, construye un muro alrededor del pueblo, con el objeto de mantener a los indeseables afuera y a los otros adentro.

En «Desproporcionado» (1951), el Pato Donald lleva esta obsesión estereotípica con la construcción un paso más allá y construye un nuevo modelo de pueblo en una propiedad que ha adquirido, armando casitas en el pasto y ‘plantando’ árboles falsos en lugar de árboles de verdad.

Como quiere total control del territorio que reclama como suyo, intenta expulsar a las ardillas indígenas, que viven en uno de los árboles de la propiedad. Pero las ardillas resisten firmemente, soportando los experimentos sociológicos de Donald para garantizar un lugar en «su» mundo. Al final, se las arreglan inclusive para recuperar su árbol. ¿La moraleja de la historia? ¡La resistencia enérgica fuerza la negociación!

Libertad de expresión y periodismo

En la era de noticias falsas y profundización de ataques a la libertad de expresión en todo el mundo, es alentador el anticuado compromiso con la verdad del editor y periodista Horace Greeley [8] y «The Daily Star».

Este clásico fue una historieta de Lucky Luke [9] publicada en 1983 antes de convertirse en dibujo animado.

Aunque la historia es ficticia, Greeley está basado en el verdadero fundador del New York Tribune [10] del mismo nombre quien, irónicamente, también jugó un papel clave en establecer el Partido Republicano.

En este episodio combate a una manada de emprendedores destacados que reaccionan furiosamente ante los datos que Greely publica sobre sus dudosas prácticas de negocios.

Cuando el dinero se acaba: impuestos y dictadores 

Las dictaduras son típicamente costosas, ya que los fondos públicos se gastan en despilfarrados proyectos y desviados a través de la corrupción ‘legalizada’.

A menos que estén ligadas a abundantes recursos naturales (por ejemplo, petróleo), tales economías no son sustentables. Cuando comienzan a desmoronarse, recurren a préstamos domésticos, en lugar de bancos extranjeros, e incementan impuestos y otros pagos obligatorios. La fase final es la actividad criminal permitida por el Estado. Eso puede incluir actos de violencia hacia ciudadanos con el objetivo de confiscar sus activos, convertir en chivos expiatorios a las minorías étnicas y religiosas, así como a sus opositores políticos, o comenzar guerras de conquista.

Muchas de estas tácticas se muestran en el clásico dibujo animado de Disney Robin Hood [11] (1973), donde el cobarde, supersticioso y mimado Principe Juan ha tomado el control del gobierno y acosa a la población con impuestos y multas arbitrarias. Esos impuestos se dirigen en su mayoría a los pobres, que son reprimidos por versiones medievales de la policía judicial. Sólo los valientes disidentes Robin Hood y Little John, respaldados por un revoltoso elenco de colaboradores, se rebelan ante este reinado del temor.

Captura del Estado y cómo salir de ahí 

En la historieta de 1958 Lucky Luke contra Joss Jamon [12], un grupo de matones «democráticamente elegidos», capaces de manipular los medios de comunicación, se las arregla para apoderarse de una comunidad y perseguir a los defensores de derechos humanos que viven ahí. En efecto, alcanzan la captura del estado [13], situación en que las instituciones del estado, incluyendo la judicial, se subordinan a la mafia. La historieta ofrece más indicadores sobre cómo esta forma de corrupción política emerge –pero el dibujo animado también logra comunicar los puntos básicos.

Nota del autor: Este artículo es en gran parte sobre dibujos animados, pero por favor alienta a los niños con los que interactúas a leer más, empezando por las historietas que hicieron posible los dibujos animados.