Florece el arte en el mítico espacio de «La Marqueta» en Nueva York

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Cuatro artistas puertorriqueñas, Mercedes Molina, Carmen Ayala, Tanya Torres y Yarisa Colón, han inaugurado espacios para crear, exponer y vender su arte en el legendario mercado La Marqueta, en lo que se conoce como El Barrio (Spanish Harlem), en la ciudad de Nueva York.

Esto sucede gracias a su empeño, a la asociación que han logrado con Acacia Network, una organización sin fines de lucro que apoya iniciativas comunitarias, y a los esfuerzos de la puertorriqueña Melissa Mark-Viverito, portavoz del Concejo de la Ciudad de Nueva York, que ha impulsado en el mítico espacio el proyecto La Marqueta Retoña. En el siguiente vídeo, uno de los organizadores de La Marqueta Retoña, José Morales, habla sobre el proyecto:

Global Voices conversó con la artista Tanya Torres sobre el proyecto.

Global Voices (GV): En primer lugar, háblanos sobre La Marqueta… ¿Cuál es su historia?

Tanya Torres (Tanya): La Marqueta es un lugar donde, en los tiempos en que El Barrio era el barrio puertorriqueño de Nueva York, las familias puertorriqueñas iban a comprar los productos esenciales de su cocina típica. Era un enorme mercado que se extendía desde la calle 110 hasta más allá de La Marqueta a 116.

En esos tiempos, La Marqueta fue un lugar próspero y efervescente. «Había de todo», dicen los que de niños visitaban de la mano de la abuela o de la madre, y que con frecuencia semanal viajaban desde algún lugar de Brooklyn o el Bronx a comprar lo necesario para la comida de cada día.

GV: Y hoy, ¿con qué se encuentran esos boricuas cuando llegan a La Marqueta?

Tanya: Cuando estas personas llegan hoy en día, se encuentran entre los recuerdos dulces de la niñez y la decepción del presente. El Barrio se ha transformado, y La Marqueta, que fue el corazón del lugar, dejó de latir. Ya no es lo mismo, aún a pesar de las infusiones millonarias de dinero que políticos y residentes de El Barrio se han esforzado en procurar para revivir el lugar.

GV: Pero recientemente la situación en ese mercado ha ido cambiando, y esto en parte a la presencia y acción de los artistas…

Tanya: En los últimos tres años se ha logrado revivirlo, gracias en buena parte a los esfuerzos de Melissa Mark Viverito y sus colaboradores, y día a día, de los artistas que —literalmente— ocuparon un par de puestos en el edificio que hoy en día lleva el nombre de La Marqueta y ocupa el espacio entre las calles 114 y 115 en el medio de la Avenida Park. Abre todos los días de 9 a 5, y los viernes y sábados hasta las 6.
Tres años atrás, cuando la mayoría de los puestos permanecían vacíos gracias a un proceso de elección de candidatos un tanto misteriosa, y aún inefectiva (quedan puestos vacíos a pesar de que la Marqueta ha estado en operación desde hace muchos años en su corriente encarnación), la artesana de muñecas negras Mercedes Molina y otra artesana llamada Nanette Sánchez Velázquez, puertorriqueñas de Nueva York, a quienes más tarde se les unió la artista plástica Carmen Ayala, llegada de la isla hace años, ocuparon uno de los puestos e incitaron a otros artesanos a hacer lo mismo. Desde entonces dos de los puestos de La Marqueta permanecen ocupados por artistas y artesanos. Recientemente, Mercedes nos invitó a mí y a Yarisa Colón a ocupar el otro puesto. Pero la ocupación es ahora oficial, con Mercedes como curadora y el alquiler manejado por Acacia Network, una organización sin fines de lucro.

GV: Y gracias a la persistencia de habilitar esos espacios para artistas y artesanos y al vínculo logrado con Acacia Network, ¿ese proceso de ocupación en la Marqueta se ha transformado?

Tanya: Recientemente las cuatro artistas y artesanas residentes de La Marqueta hicimos una inauguración oficial de nuestros espacios, donde creamos y exhibimos nuestras obras. Ambos espacios permanecen con las luces encendidas permanentemente pues parte de la meta de este proyecto es el embellecimiento de La Marqueta, que hoy en día huele delicioso todo el día gracias a la incubadora para panaderos y las reposterías que operan en el lugar.

GV: ¿Cuál es el mayor reto que ustedes como artistas y empresarias del arte enfrentan en la Marqueta?

Tanya: Aparte de tener hambre todo el día gracias al pan que se cocina eternamente en los hornos, el lugar no tiene luz natural y cierra demasiado temprano. Además, casi nadie entra a La Marqueta, y cuando llega alguien muchas veces anda buscando ese lugar mítico de los años pasados. Pero en Nueva York, donde un espacio comercial es inaccesible para artistas y artesanos por el costo tan elevado, tener un lugar en La Marqueta donde trabajar y recibir clientes es un verdadero tesoro. Es un buen lugar para dar citas a posibles coleccionistas.

GV: En pocas palabras, ¿cuál es la misión de este proyecto artístico en la Marqueta?

Tanya: La misión es hacer arte, cultivar la creatividad, embellecer el ambiente, y tener un lugar de reunión para puertorriqueños de aquí y de allá y puertorriqueños adoptivos creativos en El Barrio.

GV: ¿Qué planes tienen, como artistas y creativas, para el futuro cercano?

Tanya: Tenemos ideas infinitas para nuestros espacios, entre ellas, unirnos a la ya formada noche de poesía open-mic con Mariposa Fernández con una mini bohemia en español justo antes del open mic donde esperamos tener invitados de todo tipo, desde poetas presentando sus libros hasta expertos en tabaco y café. Además de arte, Yarisa y yo vendemos café de Puerto Rico, por eso de tener algo de la Isla para esas almas que llegan en busca de un pedacito de su niñez y de su tierra.

 

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