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En Irán, de la cárcel al destierro por publicar chistes en Facebook

Categorías: Medio Oriente y Norte de África, Irán, Censura, Derechos humanos, Libertad de expresión, Medios ciudadanos, Periodismo y medios, GV Advox

Imagen de “Celda de Prisión Simbólica” en Irán de Babak Farroki. Imagen tomada de Flickr con licencia CC By 2.0.

Una versión de este artículo se publicó originalmente en la página web de la Campaña Internacional por los Derechos Humanos en Irán. [1]

Después de cumplir una condena de prisión de cinco años en Irán por haber publicado chistes sobre religión en Facebook, Soheil Babadi [2] ha sido obligado al exilio interno. Este ingeniero informático de 39 años, que antes vivía en Teherán, ahora debe pasar los próximos dos años en Beshagard, una comunidad remota de 35,000 habitantes que se encuentra en la provincia costera meridional de Hormozgan. Beshagard está situado en el extremo sur del país, a aproximadamente 20 horas en coche desde la ciudad de residencia de Babadi, en el norte.

“Los documentos judiciales indicaban que la condena de Soheil debería haber concluido en julio de 2015 pero, a pesar de todos nuestros esfuerzos, no fue puesto en libertad”, dijo la fuente. “Al final, el propio Soheil presentó una denuncia contra el juez y entonces lo dejaron marchar (al exilio)”.

En una carta abierta [3] con fecha de 7 de septiembre de 2013, Babadi contó que fue torturado durante un interrogatorio por el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC, por sus siglas en inglés).

“En mayo de 2011, publiqué diez pequeños fragmentos satíricos en una página de Facebook [4] llamada la ‘Campaña para Recordar a los Chiítas del Imán Naghi’ sin emplear ninguna palabra ofensiva”, dijo en la carta. “Un año más tarde fui arrestado por la Organización de Inteligencia del IRGC sin orden judicial y retenido en la Sala 2-A, el centro de detención exclusivo del IRGC, y fui golpeado e interrogado durante 24 horas”.

“Entonces alguien llamado Ghena’atkar (de la Rama 3 del Tribunal de Seguridad) leyó formalmente los cargos que se presentaban contra mí, que incluían ‘insultos al profeta Mahoma’, ‘insultos a lo sagrado’, ‘reunión y connivencia’, ‘insultos al líder supremo’, ‘propaganda contra el Estado’, ‘pertenencia a un grupo que planea derrocar el Estado’ ‘y actos en contra de la seguridad nacional’, todo por escribir diez chistes en Facebook”, agregó.

Babadi continuó: “Fui  interrogado con los ojos vendados en la esquina de una sala”, prosiguió. “El agente quería que confesase los cargos que se habían presentado contra mí, y cuando me negué, me golpeó con brutalidad. Estuve bajo constante presión psicológica mientras los agentes investigaban mi vida privada y trataban de acusarme de haber mantenido relaciones sexuales con amigas y familiares, hasta con mi cuñada, e incluso de relaciones homosexuales con uno de mis amigos, Mostafa. Pero no lo consiguieron y me mantuvieron en régimen de aislamiento durante 225 días”.

Soheil Babadi se reúne con su familia después de abandonar la cárcel de Teherán. Ahora está comenzando su destierro en Beshagard. Foto tomada de la Campaña Internacional por los Derechos Humanos en Irán y utilizada con permiso.

Babadi fue llevado de la cárcel de Rajaee Shahr [5] en Karaj el 28 de enero de 2016 a un centro de detención policial y retenido durante tres días antes de ser trasladado a Beshagard para iniciar el resto de su condena.

Babadi fue arrestado en 2012 después de las publicaciones en Facebook, que ridiculizaban asuntos políticos y religiosos y se centraban en Ali al-Naghi (el décimo Imán según el islam chiíta). La página, que cuenta con 33 000 fans aproximadamente, adquirió popularidad después de que la canción “Naghi [6]” interpretada por el cantante Shahin Najafi se hiciese viral a principios de mayo de 2012 y al menos dos altos teólogos emitieron fatwas [7] en las que exigían la muerte de Najafi por haber insultado a Naghi.

En un primer momento, Babadi fue acusado de “insultar a lo sagrado” y de “insultar al presidente [Mahmoud Ahmadinejad]”, y condenado a cinco años y medio en prisión, 74 latigazos y dos años en el exilio en Beshagard, cerca de la ciudad portuaria meridional de Bandar Abbas.

En un segundo juicio que tuvo lugar en septiembre de 2015, el juez Mohammad Moghisseh de la Rama 28 del Tribunal Revolucionario condenó a Babadi a siete años adicionales en la cárcel por “reunión y connivencia contra la seguridad nacional” e “insultos al líder supremo”. La Rama 26 del Tribunal de Apelación todavía debe emitir un veredicto sobre el recurso contra la condena de Babadi.

Lee aquí [8] el artículo anterior de la Campaña acerca del caso de Babadi.